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2. El estado en un actor principal en el sistema económico (Sobre el Euro como moneda incompleta)

36322_i_banner_e_lopez_mencheroRafa Rodríguez

Poder económico oligárquico y poder político democrático

 

El capitalismo es el resultado de una compleja interacción entre los subsistemas de los poderes económicos (grandes empresas) y de los estados, que forman a su vez subsistemas jerarquizados que se relacionan entre si en múltiples niveles mediante relaciones de cooperación y conflictos; voluntarias y mecánica, y generan un sistema global de poder.

La lógica del sistema se basa en la reproducción del capital privado en el contexto de una economía monetaria de lo que resulta una forma especial de producir y distribuir la riqueza social que se caracteriza por su desigualdad social y territorial y por ignorar los límites biofísicos a la producción, y por lo tanto, por el desequilibrio endógeno (interno) del propio sistema.

El actor económico privado, las empresa, se fundamenta, en términos generales, en el principio de desigualdad porque la propiedad privada del capital permite una apropiación ilimitada del beneficio mientras que las personas trabajadoras tienen que vender su fuerza de trabajo como si fuese una mercancía, careciendo de autonomía en sus trayectorias de vida. La jerarquización en este subsistema está ligada a la capacidad de acceso al crédito de tal forma que cuanto más facilidades para acceder a fuentes de financiación más poder tienen en la estructura de poder.

Su mecanismo relacional básico de agregación es el mercado que tiene una naturaleza impersonal y la función de determinar automáticamente los precios y cantidades de bienes y servicios que señalan la existencia de escasez o abundancia a productores y consumidores (Ingham), aunque hay que precisar que ni el mercado es el capitalismo ni el capitalismo es el mercado. El mercado es el mecanismo generalizado de coordinación pero es solo una parte del sistema económico. El verdadero núcleo es la zona del antimercado (capitalismo profundo o alto capitalismo) donde deambulan los grandes predadores e impera la ley de la selva (Braudel). Esta zona de antimercado se ha ido haciendo cada vez más extensa a medida que el capitalismo se expandía, concentraba y finaciarizaba.

Por el contrario el estado democrático se fundamente en el principio de igualdad. El sufragio universal se constituye en el centro del sistema porque es el mecanismo político de agregación de las voluntades individuales que convierte a la voluntad mayoritaria popular en poder público legítimo a través de la confrontación política mediante reglas comunes en espacios de libertad que sustituyen cualquier tipo de violencia por una pugna discursiva que tiene como árbitro inapelable la expresión mayoritaria y libre de los electores.

En el estado democrático existe una tensión permanente entre el principio político igualitario y el poder económico privado que tiene una naturaleza oligárquica. Además esta relación es asimétrica: el estado es un actor directo del sistema económico mientras que el subsistema formado por las grandes empresas privadas es un actor indirecto del sistema político. Por el contrario, las grandes empresas tienen un poder propio mientras que los representantes políticos tienen un poder delegado.

El circuito dinero-capital es la columna vertebral de todo el sistema y donde la interacción pública privada es más estrecha. El sistema financiero (que está formado por los Estados incluido los Bancos Centrales, Organismos monetarios internacionales como el BM, el FMI o el BIP, sistema bancario y mercados financieros regulados y no regulados) genera una secuencia de relaciones monetarias de diferente naturaleza (mercantiles, salariales y financieras), a través de la circulación del dinero, para financiar los flujos económicos que validan socialmente los gastos, los ingresos y los bienes.

Los estados, en sus ámbitos de soberanía (si esta fuese efectiva) con gobiernos pro-igualdad pueden llevar a cabo proyectos políticos para disciplinar al mercado insertándolo en un entorno institucional, social y ecológico con el objetivo de que no se desborde más allá de su dimensión económica (coordinar los intercambios de las mercancías); no colonice las relaciones sociales y políticas ni las actividades económicas que no son mercantilizables como el dinero, el trabajo y la tierra (que no son objetos producidos) y para amortiguar la desigualdad económica y social estructural garantizando en última instancia la primacía del poder político sobre el poder económico, mediante:

  1. La intervención en el plano económico ya sea privado (asignando recursos o redistribuyendo rentas) ya sea en el plano fiscal, presupuestario o de planificación.
  2. Estableciendo un marco normativo que tienda a subordinar la actividad privada al interés general (en los que prima la capacidad legislativa y ejecutiva) y en las relaciones laborales (en los que prima la autonomía de las partes).
  3. A través de la política monetaria.

Por el contrario las grandes empresas inciden sobre los estados mediante

  1. El control político de los gobiernos utilizando su potencial económico y excluyendo de forma permanente a las opciones políticas de la izquierda alternativa.
  2. El ocultamiento ideológico del poder determinante que tiene el Estado en la configuración (económica) del sistema cuyos mecanismos básicos necesitan gestionar sin interferencias.
  3. El chantaje para condicionar las decisiones políticas mediante el control de inversiones para que compitan entre si con la finalidad de atraer el flujo de capitales, ofreciendo a los mismos “lugares óptimos” con la complicidad a las élites locales (Hirsch).
  4. La asfixia fiscal en las que los Paraísos Fiscales juegan un rol estratégico.
  5. La especulación sobre la deuda pública con la ayuda de las agencias de calificación.

Así, en la relación entre el subsistema de estados y de empresas es determinante:

  1. El ámbito territorial de la interacción porque éste condiciona la potencia entre las dinámicas públicas y privadas. Los escenarios de esta interacción son tanto el interior de cada estado como los espacios y flujos fuera de los mismos (donde los estados carecen de soberanía) ya que, aunque la mayor parte de la actividad económica tiene una dimensión estatal y local, desde sus orígenes el capitalismo ha sido un sistema global que ha tenido al mercado mundial como referente.
  2. La correlación de fuerzas políticas en el interior de los estados.
  3. La autonomía del estado con respecto a las inversiones, la deuda pública y el equilibrio de la Balanza por cuenta corriente.
  4. La soberanía monetaria efectiva con respecto al dólar.

La globalización ha transformado las relaciones entre los poderes económicos y los estados

Con la globalización, aunque la mayor parte de la actividad económica sigue tiendo una dimensión estatal o local, el poder económico, el que marca los ritmos y orientaciones de la gran inversión y tiene capacidad para influir sobre los mercados, ha adquirido una dimensión global, lo que implica capacidad para funcionar como una unidad en un ámbito que abarca todo el planeta a través de nuevos sistemas de información y redes de transporte. La base de esta unidad es la existencia de un sistema financiero internacional por encima de los estados, gracias a la ofensiva de la ideología neoliberal, cuyas conexiones territoriales se basan en el centralismo y la jerarquía y generan un nuevo circuito de distribución de plusvalías a escala mundial.

Este cambio es cualitativo porque ha transformado las relaciones entre los poderes económicos y los estados: la globalización es una nueva forma de relación entre estados y los poderes económicos con una fuerte simbiosis en el centro del sistema. Aunque se oculta la intervención de EE.UU. (a diferencia del modelo colonial) y se pone en primer plano la presión de los mercados financieros, cuyos requerimientos a los estados aparecen como fruto de una dinámica impersonal, las reglas del juego, las grandes decisiones, están dictadas por el sistema que conforma la conexión entre la FED (la Reserva Federal) y Wall Street.

EE.UU. es el productor y controlador del dólar como moneda reserva mundial y la FED “el auténtico banco central del mundo” que ha asumido el papel estratégico en la diversificación de los riesgos ya que se comporta como el “macroestabilizador global”, (lo que facilita que sus cargas financieras sean compartidas internacionalmente) porque establece los criterios fundamentales para decidir los cambios globales en los tipos de interés y suministra la liquidez gestionando la demanda no solo en EE.UU. sino, en última instancia, en todo el mundo.

 

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