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Bienvenida la democracia como espectáculo

Mario Ortega / “El debate decisivo” de La Sexta TV, junto con el anterior de El País, han señalado una ruptura formal y simbólica con la herencia partidista de la transición constitucional del 78 en el plano de los medios de comunicación de masas. Un punto de no retorno.

Desde la aparición de los liderazgos mediáticos de Podemos las audiencias han señalado el fuerte interés por la política. Un pueblo que muestra interés por la política es un pueblo que vuelve a demandar democracia como única forma posible de convivencia pacífica. Y aquí, en ese punto, se presenta el carácter revolucionario del proceso que estamos viviendo.

Nueve millones doscientos mil personas se pegaron a las pantallas de Atresmedia durante más de dos horas. Una cifra sólo superada por la final del mundial de fútbol España-Holanda del 2010. “El debate decisivo” ha sido un acontecimiento de masas.

La política se ha convertido en un acontecimiento de masas cuando dos partidos nuevos en la escena española son ya de hecho partidos de masas.

En estos dos debates masivos vividos hasta ahora no han impuesto las formas, temas y formatos los partidos del bipartidismo y sus equipos asesores, han mandado los parámetros de interés publico y de profesionalidad periodística, y sobre todo de audiencia. Impensable hasta que lo hemos visto.

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Los poderes financieros que sustentan los grandes medios de comunicación, se ven forzados por las encuestas, que comenzaron a reflejar el efecto en superficie de la convulsión tectónica que incubó el 15M y que afloró en las elecciones europeas de mayo de 2014, a integrar convirtiendo en espectáculo las nuevas realidades políticas y sociales.

No es casual que sean los grandes grupos de comunicación privados los que apuesten fuerte por la democracia como espectáculo. La audiencia pasa de ser pasiva a activa, hay demanda de política acción. Los y las demócratas deberíamos alegrarnos por eso ahora que está ocurriendo, en lugar de hacer críticas desde los púlpitos de las esencias.

Deberíamos ser conscientes de la importancia que tuvo el debate de Atresmedia para la defensa de lo que ahora más está en riesgo, la propia democracia. El capital ha preferido que las nuevas emergencias políticas se canalicen a través de sus poderosos medios a que continúen “haciendo de las suyas” en las calles y las redes sociales. El capital hace lo que hace siempre, convertir en mercancía lo que alberga ya capacidad de demanda.

¿Acaso deberíamos negarnos a participar en la democracia espectáculo por razones de purismo ideológico condenando así las ideas más transformadoras a los distintos claustros minoritarios del saber? No, esto es lo que entendió desde el principio el neoliberalismo, no se toma el poder sin armas si no somos capaces de tomar las almas de la gente.

Hoy, las ventanas de oportunidad están abiertas en los debates de los grandes medios de comunicación. Sí, tal vez las abren para laminar el cambio, a la vista del peso que ya tiene esa posibilidad, porque existe Ciudadanos. Sí, sin Ciudadanos como posibilidad real no habría debates decisivos con Podemos.

Una de las fuerzas originales de Podemos se fragua en el pin pan pun de la caverna. Ahora puede que de verdad estos debates sean decisivos por los mismos motivos que la aparición de Pablos Iglesias, Iñigo Errejón o Juan Carlos Monedero en cualquier programa televisivo eleva las audiencias por las nubes. Lo dijo alguna folclórica de fama, que hablen de nosotras aunque sea mal.

Cuatro años y medio después del mayor acontecimiento socio político español del siglo XXI, el 15M, aquella emergencia que nadie vio venir y que banalizó todo el estatus quo procedente de la transición, ha consolidado, primero la transubstanciación política que anunció con su demanda de democracia en Podemos, y después, por pura necesidad de los poderes fácticos económicos, la transmutación de la derecha española en Ciudadanos. Lo católico queda para el PP, dejando al PSOE sin espacio propio ni en lo económico, ni en lo relativo a derechos civiles ni, como se ha demostrado en Cataluña, en lo territorial. Andalucía es la única clave que aún sustenta al PSOE.

Que las críticas al debate con baño de masas de la noche del 7 de diciembre se centren en las ausencias y en lo que no se dijo sobre tal cosa o tal otra no muestra más que la ceguera, una vez más, ante el cambio que se viene encima.

@marioortega

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