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Elogio de las colas

Francisco Garrido. Aparentemente a mi no me gustan, como a todos los hombres y a muchas mujeres, las colas.; eso , al menso, creía yo hasta hace muy poco tiempo. Es cierto que para mi siempre el “hacer colas” ha sido un ejemplo de coordinación cooperativa  socialmente muy saludable . Y también es cierto que soy sevillano y en Sevilla , donde hay colas para todo  aunque no hay tanta gente (la ciudad no llega al millón de habitantes); hay una larga tradición de “cultura de la cola” , como también la hay de “cultura  de la bulla”.  Incluso me atrevería a decir que hay una cierta adicción a la cola; hay gentes que va por la la calle y ven una cola y se  agrega a la fila, luego pregunta para qué. Quizás sea el atractivo de la promesa de acceso pacífico a un bien escaso, todo lo contrario que el tumulto.

Pero retomemos  la cuestión  inicial:  el porqué yo creía que no me gustaban las colas y estaba equivocado. Lo descubrí recientemente cuando he comensado   a frecuentar las ultimas secciones, nocturnas,   de los  cines en días de entre semana. No había  colas, las taquillas estaban vacías y expeditas, ¡que bien¡, pesaba al principio. . Pero poco a poco fui notando una cierta desazón inmotivada que no quedaba compensada con la lógica ventaja que supone el ahorro de tiempo.  Y es así que comprendí que era la “ausencia de colas” el motivo de mi inquietud inconsciente; finalmente tuve que reconocer  que  a mi también me gustaban las colas, era, sin saberlo, un adicto moderado a la “droga social” de las colas. Lo que yo presumía como una practica  social cooperativa era también una pasión racional. Todas las acciones morales, ahora lo sabemos,  son fuente de placer moral (intrinsic motivation) y no lo detectamos hasta que la abstinencia de ese placer provoca desazón y extrañeza.

¿Y por que las coas son una acción moralmente relevante y placenteras en si mismas? Las colas son uno de los ejemplos modestos y cotidianos, de coordinación cooperativa informal  de las interaccione sociales. La cola nos educa en un manejo del tiempo social  radicalmente opuesto, al “consumo de tiempo” de la coordinación competitiva. Nos induce al respeto de normas sociales informales igualitarias, que son reconoce excepciones  en las dotaciones injustamente desiguales que supone la vejes o la discapacidad  física.    Nos enseña a aprender a esperar juntos, nos socializa en el espacio público y en la cooperación; las colas son un lujo evolutivo.

Todos hemos visto el nerviosismo, un tanto violento, de ese hombre que “nunca hace la compra”, en la cola impaciente  del super. En antaño cuando un hombre iba a compra al mercado , las mujeres le cedían la ves, porque “hacer colas era de mujeres”. Y ciertamente “hacer cola era una practica de mujeres y de los de abajo ; todavía en la Bussines class de los aviones uno de los privilegios es no hacer cola. lo es. Ellas han inventado y cultivado    las colas por que ellas  han tejido los lasos comunitarios; una serie de rituales, reglas  y prácticas cooperativas que hacen posible la reproducción social.

Pero las colas no sólo nos enseñan a cooperara sino también a como deben ser las practicas que estimulan dicha cooperación y cuales son sus posibles ineficiencias Hay algunos criterios  que sirven para que las colas funcionen  y que se pueden extrapolar a otras muchas prácticas sociales cooperativas., pero que en las colas se dan de forma muy simple (intuitiva) y repetida  ( cotidiana).  Veamos cuatro de estos criterios:

  • Reglas claras, simples e intuitivas. Quien llega primero  tiene preferencia, la igualdad de todos, la excepcionalidad  proigualitaria a favor de los mas débiles. Los que hacen cola no lo  saben  pero se comportan como los actores racionales  en la  posición original, y sometidos al “velo de la ignorancia”  tal que describe Rawls en la Teoría de la Justicia. Por tanto todo lo que sea oscurecer o complicar innecesariamente las reglas  de coordinación favorecer las conductas  delos free riders ( gorrones) y ala larga deteriora la coordinación
  • Diseño Institucional eficiente y con un sistema de señales fácilmente perceptibles. En el caso de las colas el diseño institucional es un diseño espacial que favorece físicamente la formación de las filas y por tanto la visualización de las prelaciones  en los   Una cola mal formada o con ambigüedad en la posición  espacial de los individuos es una fuente potencial  de conflicto. Y aunque los individuos  tengan claro cuales son las reglas ( y esta sean claras simples e intuitivas)   y posean culturalmente  “buenas intenciones cooperativas”; si la ejecución espacial, que cumple  el papel de sistema de señales,  es confusa ( contiene más ruido que información) la coordinación cooperativa se ira deteriorando  por desgaste y no será eficiente y requerirá de una coordinación  no cooperativa externa (la policía por ejemplo).
  • Reciprocidad fuerte. La forma en que la ambigüedad en el diseño espacial de la cola  repercute en el deterioro de la cooperación es  fomentando  las conductas free-riders oportunistas   (que siempre existen en un grado u otro). El éxito de estas conductas no cooperativas  tiene efectos miméticos en los restantes miembros de la cola  que se sienten liberados del compromiso de reciprocidad fuercen el  que se asienta  la cooperación. Los individuos  cooperan si, y solo si, los otros cooperan. Esto es bien conocido en la teoría de juegos evolutivos cooperativos de R.Axelrod; los jugadores  cooperan  en las primeras rondas pero si no son correspondidos por los otros jugadores, dejan de cooperar.
  • Coordinación eficiente. Si la coordinación cooperativa ( la cola)  es mas eficiente  que la coordinación  no cooperativa (la policía) o que la no coordinación ( el tumulto) es el caso de un tipo de diseño espacial que conocemos como “la cola única”. Supongamos el caso de diez cajas de cobro en un suoermercado: ¿qué es mas eficiente una cola única o diez colas?  Pues la respuesta es que la cola única es la más eficiente por que es la más cooperativa: distribuye de manera más igualitaria el acceso ( refuerza  así  la  reciprocidad fuerte)  y emplea menos tiempo en total . Estoi .o sabe muy bien grandes compañías aéreas, bancos o supermercados,  que han instaurados sistemas de acceso por cola única. Ahora bien “la cola única” tiene algunos aspectos  contraintuitivos que pueden dar lugar a situaciones potenciales de descoordinación si el  diseño espacia, el sistema de señales,  no está especialmente  reforzado con vallas, pasillos o señalizaciones muy llamativas.  Estamos ante un caso concreto del juego del dilema del prisionero donde si todos cooperan todos ganan más que sin todos compiten entre si , y al igual que si los individuos cooperan ( hacen cola) son mas eficientes   que si compiten (tumulto); así las colas son mas eficiente si tienen un diseño cooperativo ( cola única)  que si compiten entre si ( colas múltiples). Pero al tratarse de un salto de escala en la complejidad de las reglas requerirá  también de diseños espaciales  más complejos para evitar las ambigüedades que siempre generan los saltos de escala hacia mayor grado de complejidad.

Todos estos criterios pueden y deben ser aplicados  a interacciones sociales  más complejas como son las económicas o las políticas y nos muestran la enorme relevancia que tiene el diseño institucional  a la hora de fomentar la eficiencia de la coordinación. A la par, las colas,   demuestran  de mantra muy simple y directa,  la superioridad que tiene, desde el  prisma de la  eficiencia, la coordinación cooperativa sobre la no cooperativa.   La cultura y la practica  de la cola, dejan claro finalmente,    cuan errónea es la antropología liberal  que  ha querido hacernos  ver  que la base de la reproducción social esta en la coordinación competitiva. Tal  coordinación competitiva  no existe, es un cuento mítico o religioso,   pues es la “mano invisible“, que no es invisible sino oculta; del poder económico y político,  la  que de forma coactiva produce la coordinación. Somos una especie  muy cooperativa y  eso se refleja  en nuestra  vida cotidiana y en las relaciones sociales pero vivimos , bajo un sistema económico, muy poco cooperativo; esa contradicción evolutiva y antropológico forma parte del malestar ; estrés social crónico, que asola nuestras vidas como individuos y como sociedad pero en las colas, como en otra muchas otra practicas sociales informales, esa maestra del animal cooperativo que somos, rebaja la angustia y eso, eso es ya es fuete de satisfacción.  Cierta y felizmente, me gustan las colas.

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