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La sustancia secreta del dinero (I)

humildada y paciencia

No se si recuerdan el chiste sobre aquel niño que pidió de regalo de reyes una caja de tampones. Los padres intrigados le preguntaron que para que quería una caja de tampones. El niño respondió muy seguro: “son muy útiles”, aumentando así la sorpresa de unos padres que ya se temían lo peor en cuanto a identidad sexual se refería. Siguieron con suavidad el interrogatorio y volvieron a preguntar:”¿Útil? ¿Qué vas a hacer con los tampones?”. El niño respondió, ya un poco molesto con la torpeza y la curiosidad de los padres:” ¿Qué voy a hacer? ¡Todo¡ montar en bici, nadar en la piscina, jugar al tenis, ir al cine, todo, ¿no habéis visto el anuncio de la tele?”. Los anuncios de compresas y de tampones de la época eludían la referencia directa a la menstruación y   se concentraban en los supuestos efectos positivos universales de evitar los efectos negativos de la misma , y todo eso ocultando siempre de lo que se habla. Algo de esto ocurre con el dinero nos permite jugar al tenis, montar en bici, ir al cine como si todo eso fuera un efecto directo del dinero y ocultando la substancia de lo que realmente hay detrás del dinero.

En una reciente encuesta realizada en Suiza la mayoría de los encuestados no saben como se produce el dinero , en realidad no saben siquiera lo que es. El dinero es una cosa misteriosa por que en es una “cosa” que es “todas las cosas” porque en realidad, y de forma oculta, no es ninguna cosa. Creemos, como con el lenguaje natural, que es un medio de intercambio o un sistema de información como también creemos que el lenguaje es un medio de intercambio de información pero no, no es sólo eso, porque nos atrapa en sus reglas internas, la universalidad vacua. Y es esa misma universalidad vacía (la cosa que es todas la cosas porque no es un cosa) que le dota de una enorme utilidad, la que también le dota de una irresistible atracción que nos atrapa.

La genealogía de la forma dinero que opera el monetarismo neoliberal debemos acudir a los orígenes teológicos de la monetarismo. Hay un concepto que ha anticipado esta paradoja de la forma particular que sólo puede ser universal porque no es particular; es decir esta desconexión ontológica entre forma y materia; ese concepto es de transustanciación que es el “milagro” (milagro significa hecho sin causa, incausado) por el cual las formas externas, objetivas, de pan y vino, al efectuarse “la consagración” se convierten en la sangre y el cuerpo de cristo. Una vez operada la consagración   de unas formas (cosas), harto particulares y vulgares, del pan y del vino esconde a la “maravilla ontológica” (como o llamo Juan David García-.Baca), o sea: todo, dios. Pero la “consagración”, la intervención del institucional del poder político (la iglesia) que es la   produce la conversión de la insignificancia ontológica del pan y del vino en “la maravilla ontológica” de las formas consagradas. Al igual el dinero pasa de la insignificancia ontológica del metal, el papel, leo o la anotación contable a la “maravilla ontológica del dinero y la moneda, “consagrada” por el Estado.

El gran comercio atlántico que abre la conquista y colonización de América desató al monstruo   y se inició así una “tempestad“, como Shakespeare le llamó al capitalismo, cuyo ultimo tsunami conocemos como monetarismo neoliberal. No es casualidad que los inventores de la actual teoría dominante del dinero fueran teólogos españoles de la Escuela de Salamanca como Martin de Azpilicueta creador de la teoría cuantitativista del dinero que ha desarrollado la escuela austriaca ( Hayeck) de economía o las escuela de Chicago (Friedman).

Los científicos y filósofos del Circulo de Viena creían que el lenguaje natural nos engañaba, Wittgenstein decía que nos embruja. Por eso optaron por los lenguajes artificiales de las ciencias naturales y la matemáticas, creyendo que así quedaban vacunados de la enigmática fuerza de las palabras. El socialismo también creyó que recluyendo al dinero en las cancelas de de hierro del Estado, quedarían exentos de los peligros de “ese excremento del diablo” como llamaba Lutero al dinero. El lenguaje natural y el dinero sobrevivieron al confinamiento positivista ( enguaje artificial) y socialista (Estado) y resurgieron bajo las formas monstruosas del irracionalismo posmoderno y del monetarismo neoliberal. Ninguno había entendido que la esencia oculta del lenguaje y del dinero, no reside en la perturbación de su función instrumental aunque los acertaron en detectar los peligros que comportan.

La asimetría entre palabras y cosas o entre moneda y bienes no es ningún error, ni una disfuncionalidad corregible sino que es constitutiva de la esencia oculta del lenguaje y del dinero. El total de moneda circulante en la actualidad es diez veces superior al PIB mundial. El conjunto que conforma el total de cosas que hay en el planeta tierra es un conjunto finito. Pero el total de palabras ( o signos) que según la ilusión univocista del positivismo representan a esas cosas, es un conjunto infinito. Lo vio Cantor cuando describió que la paradoja que se deduce del hecho operativamente comprobable que para el conjunto mayor de todos los conjuntos que podamos describir siempre hallaremos un conjunto que sea la suma de sus subconjuntos de se conjunto mayor de todos los conjuntos que será mayor. Igualmente lo describió Gödel en su teoría de la imcompletud de los números naturales . El mismo Wittgenstein modifico la teoría del lenguaje del Tractatus y en su texto sobre las Investigaciones Filosóficas planteo otra teoría pragmática del significado basada en el uso y en la pluralidad de los juegos de lenguaje.

Algo similar ha ocurrido en la teoría monetaria que buscaba paridades y equivalencia generales por medio de los patrones : primero el oro, luego el dólar para finalmente sucumbir actual asimetría brutal entre moneda fiduciaria y bienes materiales. De este problema da cuenta un amigo íntimo de Grasmci y de Wittgestein; Piero Sraffa, discípulo de Keynes y colaborador de Joan Robinson en su trabajo Producción de mercancías por medio de mercancías.

La sustancia oculta del dinero, es pues, como la del lenguaje, doble: ; el equívoco (la ocultación) y el “poder político”. Amas sustancias son el resultado de los efectos del incremento de la complejidad (densidad conectiva) y entropía        (densidad de rosamientos) sobre una especie de homínidos  cuyo dispositivos evolutivos no están diseñados para tal incremento y grados de complejidad y entropía. Todo comienza con la aparición de los excedentes materiales y el consiguiente incremento demográfico. Pero de eso hablaremos en otro post, solo decir, para los que esperan una jeremiada anticapìtalista al uso: que no concibo un mundo sin dinero, al igual que no lo concibo sin lenguaje, continuará…

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