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Más allá de las personas: la crisis tragicómica de la socialdemocracia

 

Francisco Garrido. Es verdad que las maneras de Susana Díaz son repelentes y que el señor X tiene secuestrado al PSOE o que han hecho falta muchos ataques y felonías contra Pedro Sánchez para que este pareciera un poco creíble como líder socialista y no un encargado de planta de El Corte Ingles, todo eso es cierto pero eso no explica más que en una mínima parte lo que esta ocurriendo en el PSOE. La crisis de esta semana, en una versión tragicómica, es la expresión de la crisis de la socialdemocracia.

La socialdemocracia tuvo sentido y motivo cuando representaba políticamente al pacto entre trabajo y capital dentro de los Estados desarrollados, en el mundo pobre y postcolonial no ha habido socialdemocracia, aunque algunos oportunistamente usaran sus símbolos. Este pacto entre trabajo y capital se ha sustentado , después de la segunda guerra mundial, sobre dos renuncias y dos miedos compartidos por izquierda y derecha. La izquierda renunciaba al socialismo soviético y la derecha al capitalismo manchesteriano, motivados por el miedo de la izquierda al fascismo y de la derecha al estalinismo.

La base material de ese pacto era, por el lado del capital, el amplio margen de plusvalía del capital, basado en el desarrollo tecnológico ( que permitió una energía abundante)   y la explotación postcolonial de los recursos naturales y humanos. Y por el lado del trabajo, el incremento de las rentas y del consumo facilitado por el Estado del Bienestar. De esta forma,no sin múltiples tensiones y conflictos,   ambos, trabajo y capital,  consideraban  al Estado de bienestar como  una especie de optimo  partisano. En ese mundo  es en el que se conforma lo que hoy conocemos como la socialdemocracia

Avances como la educación y la sanidad universal eran factibles pues suponían una liberalización de rentas de la inmensa mayoría de la población, hasta el momento destinados a estos dos servicios, y que como resultas de este ,  quedaban en disposición para el consumo de bienes domésticos, ocio, etc. El capitalismo fordista no producía maestros , ni hospitales pero si coches, lavadoras, televisores, turismo, casas, etc. Por supuesto este pacto era no sólo el producto de estas condiciones objetivas del capital sino también de luchas y éxitos de los movimientos sociales y sindicales de la izquierda que fueron capaces de ir mucho más allá de lo que en principio el capital esperaba de este pacto.

Bien todo eso que hemos descrito hasta este momento, y sobre lo que  se sustentaba la socialdemocracia, se ha acabado. El pacto entre trabajo y capital ha saltado por los aires dinamitado por el capital. Los miedos de la derecha al socialismo, cayeron con la URSS; mientras que el fantasma del fascismo siguen ahi al acecho como tigres de papel para disciplinar los deseos y demandas de la izquierda. El amplio margen de plusvalía que el pacto otorgaba al capital fue cayendo producto de diversos factores algunos generados por la dinámica interna capitalista (tasa de decreciente de beneficio), y otras  provocados por causas externas como la globalización,   el agotamiento de los recursos naturales y las luchas y éxitos de los movimientos   populares. De esta manera a la socialdemocracia le  acabo ocurriendo , en estos momentos , como a un esquiador que se quedara sin nieve, ya no tienen terreno de juego.

Por eso se ha refugiado en los últimos años, en una especie de estrategia posmoderna,   en la defensa de los derechos civiles (igualdad formal de género, minorías sexuales etc),   aunque luego las políticas sociales y económicas que hacen se cargan lo que las leyes proclaman.( véase ZP).En medio de este desconcierto ideológico, y de este vacío social y político prosperan este tipo de personajes cono los que que han montado el golpe de estado, versión sainete, , de Ferraz este fin de semana,. Mucho me temo que el espectáculo va a continuar hasta los estertores finales o un cambio de paradigma que en España hasta el momento no se vislumbra en el horizonte.

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