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No a la Toma: no eran moros, eran andaluces.

Para la posmodernidad, la verdad no existe. Se sitúa equidistantemente entre las víctimas y los verdugos. Tampoco tiene memoria, porque en la memoria está la verdad. Los posmodernos están en contra de la memoria histórica que reclama dignidad para las víctimas del Franquismo, se amparan en la ley del 50 por ciento que dice que ·”todos mataron”, aunque fueron los republicanos los que sufrieron 40 años de torturas y asesinatos mientras sus verdugos eran homenajeados con honores de Estado.

Ultraderechistas en los actos de celebración de la Toma de Granada.

A la posmodernidad no le importa la Historia, donde está la verdad y residen las vergüenzas. Por eso se atreven a negar el holocausto nazi o que las mujeres son víctimas del machismo que las mata, sin el menor rubor intelectual. El relativismo moral no se cuestiona lo que hiere la conciencia, nunca hay buenos ni malos y acudir a la Historia es un ejercicio intelectual demasiado anacrónico y antiguo para una ideología que rechaza la memoria por sistema.

Andalucía está enferma de posmodernidad: sin verdad, sin Historia, sin identidad y sin justicia. Los andaluces no conocen su historia, su identidad ha sido moldeada por los conquistadores hasta conseguir que las víctimas aplaudan a sus castigadores con más alborozo que los mismos conquistadores.

España es la madrastra de Andalucía, la que le ha negado el desarrollo, la que expulsó su riqueza cultural y religiosa, la que la insulta y desprecia con todas sus ganas, pero Andalucía regala a España todo su potencial cultural. Lo español no es andaluz, pero todo lo andaluz es español.

Lorca no es un poeta andaluz, es español; el flamenco no es cultura andaluza; es lo que se usa para exportar la cultura española; la copla andaluza es canción española; muchas construcciones andalusíes son puentes romanos; la conquista castellana y católica (son indisolubles) se ha llamado reconquista y los andaluces sólo habitan Andalucía después de que llegaran los Reyes Católicos, antes eran moros o judíos, no andaluces.

La posmodernidad es demencia senil voluntaria, no clínica, y es la causante de que los granadinos celebren cada 2 de enero la Toma de Granada, olvidando que están aplaudiendo la matanza y persecución de los granadinos de hace 500 años. Aquellos moros eran granadinos y forman parte del árbol genealógico de los actuales habitantes de Granada y Andalucía.

Ningún pueblo celebra festivamente su invasión y, mucho menos, la aniquilación de su identidad cultural. En Andalucía le ponen alfombra roja a un genocidio que la posmodernidad se niega a reconocer. Polonia fue invadida por los nazis entre septiembre y octubre de 1939. Tras la invasión vino el exterminio, la persecución de la diferencia y los asesinatos y expulsiones en masa; los polacos no celebran la invasión nazi, conmemoran la efeméride para no amputar la memoria y recordar que hubo víctimas y verdugos.

El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos invadieron Granada y nació el Estado español moderno (curiosa acepción de la modernidad). Tras la conquista católica, los asesinatos, expulsiones y exterminio de las diferencias religiosa y cultural fue idéntico a la represión sufrida por los polacos a manos de los nazis. Los granadinos celebran (con honores institucionales incluidos) la invasión de su cuidad a manos de quienes persiguieron a los granadinos de hace 500 años. Las víctimas vitoreando a sus verdugos. Memoria histórica a la inversa: negación de la verdadera historia para poder moldear la identidad de los conquistados.

Como andaluz, me avergüenza que el sistema democrático, que debiera representarme y exaltar la tolerancia y respeto a la diversidad cultural, permita la exaltación de valores xenófobos, contrarios a la convivencia, y la llegada de organizaciones ultraderechistas que españolizan aniquilando la memoria colectiva de mi pueblo, que es capaz hasta de jalear a sus propios verdugos.

Fueron los granadinos quienes construyeron la Alhambra de Granada, sevillanos quienes levantaron el Alcázar de Sevilla o cordobeses quienes pusieron en pie la Mezquita de Córdoba. Porque, aunque no nos lo hayan explicado nunca en el colegio, no eran moros quienes habitaban Granada en 1492, eran granadinos, andaluces de distintas confesiones religiosas que fueron obligados a huir de un Estado que nació eliminando y persiguiendo la diversidad cultural, territorial y religiosa. Andalucía no fue reconquistada, fue conquistada. No a la Toma. No en mi nombre. 

7 Comentarios

  1. Sí, «Yosu», siempre la misma engañifa pseudohistoricista del «hemos sío de tó» para recluírnos perennemente en el «no somos nadie». El hecho de que por aquí hayan pasado con sus bases comerciales o cuarteles, fenicios, griegos, cartagineses o romanos, como ahora pueda haber bases en Rota y Morón, no oculta el hecho más relevante: el sustrato poblacional autóctono ibero permanece como puede verse por el mismo nombre de esta casi isla: Península Ibérica. Todo lo demás es querer marear la perdiz para a río revuelto ganancia de pescadores (centralistas). Lo que sí no ofrece ninguna duda, salvo para demagogos baratos, es el hecho de que en dos ocasiones hemos sido dueños y señores de nuestro destino: Tartessos y Al-Andalus.
    Lo que resulta increíble y vergonzoso es el dogma de fe que nos quiere vender cierta protohistoria, en gran medida racialista, oficial. El homo sapiens, eclosionando desde Africa, ya llevaba cincuenta mil años poblando hasta islas de Extremo Oriente y resulta que para llegar a la Península, a un tiro de piedra Gibraltar de Ceuta, hubo de dar la vuelta al Mediterráneo y entrar por los Pirineos, por «el norte».
    Lo que sí debiéramos preguntarnos, ante tanto trasnochado «ario» que vomita sus sandeces incluso desde algunas cátedras es el por qué la procedencia de la antigua escritura germánica, rúnica, se deriva de la tamasij o «bereber» africana, como se constata en el estudio de la epigrafía rupestre existente en los macizos del Sahara central y en la Islas Canarias. Los contactos durante miles de años, de toda índole, entre el sur y el norte, el este y el oeste mediterráneos han conformado lo que somos hoy, por no hablar de los millares de migraciones desde Africa, en tiempos ancestrales o en nuestros días…
    ¿Hace falta seguir?

  2. Y si eran ANDALUCES MOROS ¿hay algún problema…?

  3. andalú kabreao

    REVELACION FIN DE FIESTA NACIONALCATOLICISTA A TODA LA CARCUNDIA DE GRANADA (CADA AÑO MAS ACHACOSA Y FLATULENTA):

    http://www.youtube.com/watch?v=oIJ3Yzdz4Fk

  4. Paco Albadulí

    muy bueno. Solo una cosita, con los reyes católicos no nació el Estado español. Esa es una de las tantas manipulaciones del nacionalismo español. Solo nació una unión personal de dos reinos, el de Castilla y el de Aragón.

  5. Juan Fernández

    Parece que a algunos le ha escocido bien el articulo, je,je, je, se les ha caido la careta y todo el mundo lo ha visto. Bueno y contundente. Se han enfadado los monaguillos. Queda fechado y dicho.

  6. Matizando jóven…
    Lo de la «modernidad» no es más que un tecnicismo histórico para hablar de un periodo concreto. Allá por aquellos siglos lo «moderno» eran ellos por contraste con la etapa oscura o «del medio» tras la época presuntamente dorada de la Antigüedad cláscica.
    Por lod emás, la idea de España ha sido tan interesadamente acaparada, adaptada a los intereses propios, usada como arma arrojadiza contra el de enfrente que ya no sabe uno de qué porras se está hablando cuando se invoca su nombre.
    Lo de la exaltación de la toma de Granada por los Reyes Católicos con representación del ejército en pleno y glosas a la cristiendad es como para hacérselo mirar.
    Después de 800 años por aquí, aunque supusiéramos que todos/as los granadinos nazaríes eran descendientes de los desembarcados con Tariq y Muza en el año 711, ¿serían menos españoles que los RRCC?
    Primero porque hablar de «españoles» es un poco anacrónico.
    Segundo porque las casas reales castellana y aragonesa se nutrieron de «patrimonio genético foráneo» (ingleses, franceses, flamencos, alemanes, alguna italiana…) y si nos ponemos puristas con el «producto nacional»…
    Tercero: porque la Historia de lo que hoy es España demuestra que no hay nada más absurdo que un español xenófobo.
    A saber, por aquí han pasado con difentes intensidades y número fenicios (libaneses), griegos (griegos, turcos, italianos del sur…), cartagineses (tunecinos), romanos (italianos), visigodos (germanos después de recorrer zonas de Hungría, Alemania, Chequia, Italia y Francia donde se irían mezclando en todo o en parte), alanos (tres cuartos de lo mismo), suevos (idem de lienzo), borgoñones (franceses), francos (más franceses vía Camino de Santiago), flamencos, austriacos y genoveses (comerciantes al calor del Imperio), más franceses-alemanes-polacos para repoblar Sierra Morena en pleno siglo XVIII…
    ¿Hace falta seguir?

  7. hola,
    todo que lo has dicho, es verdad sobre verdad,no hay nada a decir mas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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