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Las decisiones que no son compartidas no suelen ser entendidas.

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(Por Javier Caso Iglesias, Portavoz de Iniciativa Socialista de Extremadura.)

El científico británico Stephen Hawking afirma en un nuevo libro que la física moderna excluye la posibilidad de que Dios crease el universo. Yo siempre he sido ateo, pero últimamente tengo mis dudas; si de verdad nos creó un Dios el tío fue muy inteligente, se dijo, voy a probar la capacidad de aguante del ser humano, voy a probar el nivel supremo al que se puede llegar aguantando lo inaguantable. Para ello voy a abstenerme de intervenir, me voy a dedicar a mirar para ver cómo solucionan los seres humanos sus problemas; pues de intervenir estaría creando una panda de lacayos. Pues si como Dios les garantizo el buche lleno, estos no adquieren personalidad en su vida; se me hacen palmeros para el resto. Así que voy a ver si espabilan. Sólo voy a crear algo adicional, unos tipos de hombres que harán todo lo contrario a lo que digan; y si el ser humano es una especie digna de mi sabrá poner a esos engañabobos en el lugar que les corresponde. De no ser así el ser humano será definitivamente bobo y merecerá extinguirse como especie. Luego creó ese algo adicional y distribuyó seres humanos que decían una cosa y hacían la contraria por toda la tierra y en todas las profesiones, incluso entre los adoradores de Dios.

 

Al final volvió a repetir aquello que se dijo, lo reiteró para que quedara claro y nadie se llevara a engaño: «Si estos superan esta prueba habrán demostrado que carezco de importancia y ellos serán como soy yo; llegarán a ser dioses. De no ser así seguirán siendo eternamente lo que ahora son, una panda de bobos que se dejan de engañar por engañabobos».

 

Le decía a Don Enric en su bitácora lo que acabo de relatar, así como que he descubierto, siguiendo las recomendaciones que nos hace Dios, que Ratzinger, ZP y Rajoy pertenecen a ese grupo de infiltrados engañabobos que el mismo Dios puso sobre la tierra para que espabiláramos; eso sí, con el mandato, al tiempo, de que depositáramos a los engañabobos en el cubo de basura de la historia en el momento en que fueran descubiertos.

 

El problema para hacer esto último es que una parte de la población parece consentir que aún los engañabobos los mangoneen. Hemos de buscar rápido una estrategia que nos libre de estos engañabobos y haga despertar al pueblo soberano.

 

Hay otro tema que también tiene mucho que ver con fantasmagorías divinas, esto es, el de los modelos de los partidos amortizados por el tiempo dada su falta de adaptación a las condiciones reales de existencia. De esta cuestión también les dejo aquí lo que le trasladaba a mi amigo Don Enric en su bitácora.

 

Lo que quiero decir, en relación al modelo al que me refiero como opción amortizada, es el actualmente hegemónico en el PCE; no creo que los tiempos por los que debemos de empezar a caminar sean otra vez los del silbato y el ordeno y mando. No creo que sean los de imponer hegemonías.

 

Pienso que ahora de lo que se trata es de otra cosa, de ser más críticos, de dar posibilidades a los demás. No entiendo esos aferramientos al poder, a las siglas. Esas permanentes luchas internas ahora consigo mismo del PCE, pues resulta que de la federación de partidos de IU sólo queda el PCE y el mismo PCE dice que el sitio de discusión no es IU, sino el PCE que debe de imponer su hegemonía en IU.

 

Creo que los nuevos tiempos son los relativos a emplazar a otros para que demuestren si pueden o no pueden, este es un momento por el que hay que pasar y no evitar. A nivel de Estado está emergiendo una opción similar a lo que representa ICV en Catalunya y esa realidad no se puede intentar taponar; seguro que muchos podamos coincidir que ese proyecto, que ese espacio tenga sus carencias como así se evidencian también en Catalunya; pero es necesario darle vida para que sea la praxis la que se encargue de evidenciar claramente sus deficiencias y corregirlas.

 

Lo mismo debió de ocurrir con IU cuando aún era posible. Las cosas hay que desmentirlas de una forma práctica no mediante su linchamiento, sino mediante su posibilidad; como ahora le está ocurriendo al PSOE.

 

Si a una opción no le damos posibilidades aún quedaría la duda de lo que pudo ser, es la realidad práctica la que se debe de encargar de eliminar todo tipo de dudas. Luego, tras posibilitar, se opta por apoyar activamente o no apoyar dependiendo de que lo surgido nos represente o no nos represente.

 

Por ejemplo, si el PCE tiene claro que IU no es su proyecto debería haber abandonado IU desde hace tiempo y no estar constantemente perdiendo tiempo y energías en torpedearla. Más cuando esto ni siquiera es entendible para el común de los ciudadanos que aprecian en IU simplemente la marca electoral del PCE y por la que no sienten una excesiva simpatía en implicarse en ella, pues sus opiniones no serán ni siquiera tenidas en cuenta, pues el PCE, fuerza mayoritaria, trata de imponer, como así lo expresa de una forma nítida (Los últimos titulares sobre el acontecer interno en IU son muy elocuentes y hablan por sí mismos), las suyas.

 

Quiero subrayar que lo que considero amortizado, más que unas siglas, son las prácticas de exclusión. Así como el PSOE es cada día más un partido amortizado para muchos y que únicamente subsiste por los elevados índices de abstención de la izquierda, lo mismo le digo de las prácticas por las que se orienta el PCE. Ahora son tiempos en los que no hemos de tratar de vencer, sino de convencer.

 

Sigo opinando sobre este tema tan interesante, el relativo a la función de los partidos políticos. Mi pensamiento es en estas cuestiones muy claro, creo sinceramente que los partidos políticos han de ser una especie de estimuladores, de catalizadores, de fermento para que las ideas florezcan; no admito como conveniente ni positivo para el ser humano unas opciones políticas, como las actuales, más preocupadas en extinguir todo tipo de pensamiento divergente.

 

Cada día vemos de una forma más clara y evidente que la decadencia de los modelos de sistema, de las opciones políticas, no viene dada por las orientaciones que toman en lo económico o en lo social; sino por su mayor tolerancia a que otras ideas sean posibles. En el momento en que esto último es cercenado todo lo demás se viene abajo. Ninguna otra propuesta es apoyada. El PSOE por ejemplo.

 

En otros tiempos el PSOE (el de Felipe González y Alfonso Guerra) fue capaz incluso de convencer a la mayoría de la ciudadanía que los sacrificios, las reconversiones, las claudicaciones incluso a la gran patronal y a la banca eran necesarias. Ahora ese convencimiento no existe y no existe por haber fagocitado el PSOE la base de toda credibilidad que es la de la pluralidad de las opiniones, incluso de las discrepantes.

 

En los años 80 y principios de los 90 en el PSOE aún había vida interna y debate apasionado, hoy lo único que existe es el silencio de los cementerios. Por ello el PSOE ha perdido su capacidad de convencer. Lo mismo ha acontecido en IU.

 

Siempre suele ocurrir que las decisiones que no son compartidas no suelen ser entendidas. Es por ello que digo que tanto el PSOE como IU son dos opciones a día de hoy amortizadas por el tiempo.

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