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En defensa de la recuperación ecológica de la vega de Granada

Manuel Cala | “… El grado de insustentabilidad es tal que, si no se toman medidas drásticas que frenen la dinámica de destrucción del agroecosistema, el provechamiento agrario de la Vega puede desaparecer mayoritariamente en los próximos años. Por ello, es importante generar un contexto más favorable para la permanencia de la agricultura de la Vega. En este sentido, un plan específico que impulse el desarrollo de la agricultura ecológica en la comarca puede tener un papel central…” (Plan Estratégico de Agricultura Ecológica de la Vega de Granada 2007-2013)i.

Vega de Granada_Francisco Carreño
Ilustración, pintura de Francisco Carreño

Aunque en las últimas décadas los impactos urbanísticos e industrializadores de extensas zonas agrarias cercanas a núcleos de población han contribuido decididamente en la degradación de los recursos vegueros;sin embargo, muy influenciados por el modelo de agricultura impuesto, desde entrado el siglo pasado se han ido originando una merma de su estabilidad. Así, la sustitución de la materia orgánica por fertilizante químico, modificó y alteró su estructura y funcionamiento, lo que solo ha sido compensado añadiendo cantidades crecientes de energía exógena. Según Gloria, G.I. y González de Molina, M. (2006)s 10, si a principios de siglo XX solo un 4% de la energía que la agricultura necesitaba para funcionar venía de exterior de la Vega, actualmente la introducida supera el 95%.

Con ello se han ido engendrando problemas ambientales. En cuanto a que un modelo agrario basado en energías renovables se ha ido reemplazando por otro, basado íntegramente en otras no renovables y contaminantes. Pero además, también ha significado una privación completa de autonomía para las personas agricultoras y una fuente continua de caída de su rentabilidad. Con el tiempo se ha ido agravando el intercambio desigual existente entre los precios de la energía que produce la agricultura, principalmente como alimentos, con respecto a la que deben adquirir en el mercado.

En este sentido, es bastante clarificador como la renta generada por la actividad agraria ha ido descendiendo, llegando a mínimos en los últimos años. Si una parte de la pérdida de la rentabilidad es atribuible a esta necesidad creciente de inputs externos industriales, la otra se ha originado del desmantelamiento de los mecanismos (vía precios en el pasado, o subvenciones en el presente) que posibilitaban un nivel de ingresos “más o menos garantizados”. En esta coyuntura, las estrategias de supervivencia seguidas parecen insuficientes.

Esta progresiva decadencia en el sector ha ido provocando un acceso más arduo a los insumos, lo que está obstaculizando el relevo generacional. Las dificultades de acceso a la tierra de cultivo en propiedad, no solo son debidas a la rigurosa pérdida de rentabilidad económica agraria si no que también está influyendo decididamente la pérdida de sustentabilidad. Esta viene causada por los cambios intrínsecos del modelo agrario que se añaden a los efectos asoladores del incremento urbanístico desproporcionado en sus tres versiones más negativamente impactantes: residencial, industrial y viario.

Pero quizás convenga recodar que la Vega de Granada, cuanto menos, se ha caracterizado por su alto potencial agrario, basado en la gran calidad de sus suelos fértiles y en el acceso relativamente fácil y progresivo al agua de riego, por situarse en la cabecera de una de las mayores cuencas hidrográficas ibéricas y sobre un potente acuífero. También por su rica y singular biodiversidad, así como por el magistral manejo de sus excelente recursos naturales por parte de muchas generaciones de personas artesanas cultivadoras.

A pesar de las muchas adversidades económico-políticas, durante años el Movimiento Socio-ambiental, Educativo y Artístico (protagonizado por la decana “Plataforma Salvemos la Vega”, los numerosos educadores de “Vega Educa”) y en la actualidad también muchos afamados músicos muy sensibles con estos temas como Miguel Ríos, Lagartija Nick, Niños Mutantes, Jota de los Evangelistas, Napoleón Solo, Lapido, Estrella, Soleá y José Enrique Morente, Paco Ibáñez, Laura Bello, Joaquín Sabina, así como poetas como Luis García Montero), venimos multiplicando nuestros esfuerzos en la defensa de la Vega e intentando que se haga realidad el mencionado Plan de Agricultura Ecológica.

Cada vez son más numerosas las personas productoras que, queriendo vivir en y de la Vega, comparten estos planteamientos y se suman a ofrecer mayor calidad y seguridad agroalimentaria a las consumidoras, que quieren vivir el sabor de la Vega). Sobretodo por:

  • Generar rotaciones de alimentos de más calidad, sanos y seguros;

  • Estar ausentes de agrotóxicos;

  • Estar controlada su producción;

  • Minimizar contaminaciones;

  • Respetar el medio ambiente;

  • Recuperar equilibrios naturales;

  • Mantener, mejorar e incrementar la fertilidad y actividad biológica del suelo;

  • Utilizar recursos renovables;

  • Potenciar los ciclos biológicos;

  • No emplear variedades modificadas genéticamente;

  • Proporcionar mayor bienestar y condiciones de vida más sanas, higiénicas y adecuadas al ganado;

  • Facilitar un mejor nivel de vida a las personas productoras;

  • Permitirles realizar labores gratas que mejora su salud, al devolverle un entorno laboral más saludable;

  • Promover el arraigo de la cultura, artesanía, tradiciones y costumbres vegueras;

  • Enriquecer y embellecer el paisaje rural, atrayendo con ello al turismo;

  • Mitigar el cambio climático;

  • Progresar a una agricultura económicamente viable, socialmente más justa, culturalmente adoptable y ecológicamente más sostenible;…

  • En definitiva, por generar productos ecológicos.

Consecuentemente, y como lo está confirmando el recién creado “Ecomercado”, cuanto menos, su papel es básico para:

  1. Incrementar la rentabilidad cada vez más mermada de las personas productoras e implicar a las consumidoras;

  2. Involucrarlas en sistemas basados en la confianza mutua que garanticen la instauración y consolidación de canales cortos de comercialización (con cabida también para los sistemas participativos de garantía);

  3. Recuperar la huerta tradicional y con ello productos de proximidad y de temporada;

  4. Asegurar la seguridad y soberanía alimentaria ante la previsible amenaza de “lang grabbing”s 10;

  5. Dinamizar y fomentar mercados de productos más naturales;

  6. Reducir gastos energéticos;

  7. Optimizar el consumo de recursos;

  8. Localizar riesgos ambientales asociados a la actividad;

  9. Incrementar la calidad y servicios generales una mayor eficacia en la gestión y reducir costes;

  10. Conocer de primera mano la forma de cultivo y elaboración de los alimentos que se adquieren, …

  11. Sin olvidar el reconocimiento socio-ambiental de un medio rural más racional.

Parece llegado el momento de conocer la Vega y entender su gestión no solo como un problema económico, sino también agronómico, social, cultural y ecológico, pues el uso que de ella se hace determina, además de las condiciones de vida, trabajo y rentabilidad de las explotaciones, la calidad ambiental y el mantenimiento del manejo tradicional de este rico y singular territorio. Por tanto, es hora de reivindicar cierta armonización entre equilibrio productivo, estabilidad a largo plazo y comportamientos ambientales; es decir, intentar alcanzar su sostenibilidad integral, buscando una mayor salud para los seres vivos (incluido el humano), aceptando su rol de impulsor del desarrollo sustentable, aprovechando su compromiso ético de intervención con la sociedad y recuperando su valor ecológico, con responsabilidad y acciones menos agresivas e impactantes.

Quizás también debemos recordar que la Vega de Granada está habitada por unas 500.000 personas que comemos a diario, y que además son numerosas las que nos visitan y piden productos de esta tierra, singulares y de alta calidad. Si además se lo ofrecemos ecológicos, posiblemente la fuente de riqueza y de trabajo mane con más caudal de su mágico acuífero, al mismo tiempo que se recupere mucho de su rico y variado patrimonio aletargado. Sin olvidar que los reflejos blancos de Sierra Nevada y ocres de la Alhambra volverían a recuperar parte de su olvidada armonía cromática con el verdor natural de la Vega de Granada… y todo el acervo de siglos que esta irisada metáfora encierra.

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i PEAEVG (2007), Plan Estratégico de Agricultura Ecológica de la Vega de Granada 2007-2013. Dirección General de Agricultura Ecológica de la Junta de Andalucía. Disponible en:

http://www.otragranada.org/IMG/pdf/
Plan_Estrategicode_Agricultura_Ecologica_de_LA_Vega_Granada.pdf
 
GUZMÁN, G.I. y GONZALEZ DE MOLINA (2006). “Tras los Pasos de la Insustentabilidad. Agricultura y Medioambiente en Perspectiva Histórica (s. XVII-XX)”. Icaria Editorial, Barcelona. s 10 LAND GRABBING. Disponible en: 

http://translate.google.es/translate?hl=es&sl=en&u=http://en.wikipedia.org/wiki/Land_grabbing&prev=/search?q%3Dland%2Bgrabbing%26biw%3D1024%26bih%3D567

Marzo de 2014

Manuel Cala Rodríguez

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