Portada / Está Pasando / 1984-2009

1984-2009

orwell_backEn 1984 yo llevaba 16 años vivo y Orwell 34 muerto. Ha pasado el tiempo. Un cuarto de siglo desde entonces. Y me temo que se ha invertido la ecuación vital en mi contra: ahora soy yo quien llevo 25 años muerto y Orwell otros tantos rigurosamente vivo. En verdad, él siempre estuvo vivo. Sin blanca en Paris y Londres. Luchando por la libertad durante nuestra guerra civil y la segunda guerra mundial. Antes y después de la tuberculosis que enterró su cuerpo pero no su espíritu. En cambio, yo me siento muerto por inútil. Políticamente hablando, quiero decir. Consciente de mi absoluta incapacidad personal para transformar lo que me rodea con la palabra. Sólo (solo) con la palabra.

Tenía 16 años cuando leí por primera vez 1984. A siestas de verano. En el desván de mi abuelo. Junto a una pequeña chimenea en desuso y una pila de Intervius. Mi abuelo las coleccionaba por los reportajes y artículos políticos. Yo, a esas alturas de mi vida, apenas si podía despegar la mirada de la chica en top less de la portada y, a solas, de los desplegables eróticos del interior. A pesar de los males adolescentes, me gustó 1984: la dictadura del Partido, el Gran Hermano, los Dos minutos de odio, la discriminación social de los “proles”, la negación de la historia para justificar el presente, la invisibilidad de la disidencia, la Policía del Pensamiento, los falsos Ministerios de la Paz, del Amor, de la Verdad… Pero no me impactó. La tomé como una novela fallida de ciencia ficción y a Orwell como a un profeta equivocado a lo Kubrick en 2001 Odisea del Espacio. Qué imbécil. 1984 marcó el inicio virtual de lo que he vivido ignorantemente hasta ahora.

1984. Sinopsis: Winston Smith se rebela intruso contra un sistema totalitario que controla incluso a quienes delinquen con el pensamiento. Fracasa. Durante la novela, Orwell dibuja a la perfección una sociedad espejo de la que vivimos. Al protagonista, por ejemplo, no le sorprende “que lo más característico de la vida moderna no fuera su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido”. La rebelión consistía en defender lo evidente. La libertad, en poder decir que dos y dos son cuatro. Exactamente igual que ahora.

2009. Sinopsis: Aquella chimenea se bastaba sola para calentar el café, la leche, las tostadas y a nosotros. Hoy necesitamos una cafetera, el microondas, un tostador, un calefactor y la tele puesta mientras desayunamos. Cinco electrodomésticos y cinco veces más energía para la misma función. En consecuencia, la huella ecológica es también cinco veces superior. Eso es lo evidente que no vemos. Estoy leyendo los dominicales de unos periódicos de la competencia. Ética y estéticamente en las antípodas de aquellos Intervius. Los contenidos son pretendidamente intelectualizantes. A medida de sus compradores, imagino. Uno habla en su portada del sexo en tiempo de crisis. Y en el interior de las contras, se anuncian líneas eróticas y videos calientes por sms. Eso es lo evidente que no vemos. A medida de sus compradores, imagino.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *