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EL SISTEMA POLÍTICO (DEMOCRACIA PARA DERROTAR AL FASCISMO. TERCERA PARTE)

Rafa Rodríguez (*)

La lucha política en la democracia se desarrolla a través de la confrontación en un marco político institucional plasmado en una Constitución, que determina los medios a utilizar y las reglas a cumplir por los partidos que tratan de obtener el apoyo de la mayoría social. Esta organización, basada en la confrontación sobre la base de un consenso mínimo en el seno de un Estado, constituye el sistema político.

Un partido político, en un Estado democrático, tiene el objetivo de convertir las demandas del grupo social al que quiere representar en realidades, para lo que debe realizar un doble proceso, por una parte, organizar las demandas en un modelo social que las integre de forma coherente y de otro recabar los apoyos sociales suficientes para tener la representatividad que le permita obtener y ejercer el poder de forma eficaz para poder hacer efectivas las demandas.

Este es el proceso político, la actividad que permite transformar a los partidos las demandas en normas institucionales socialmente aceptadas, y es lo que distingue a los partidos de cualquier otra organización social.

El consenso no se establece en relación a los modelos sociales que defiende cada partido, sino sobre los derechos y libertades y los procedimientos para legitimar el poder político de los gobiernos (participación efectiva, pluralismo político), con capacidad para imponer las decisiones que determinan temporalmente el modelo social. Las normas que determinan los procedimientos aceptados por todos los agentes para que los partidos puedan transformar las demandas sociales en normas de obligado cumplimiento para toda la ciudadanía constituye el sistema de poder político y el consenso sobre ellas es una condición obligada para el funcionamiento democrático.

La izquierda logró organizar partidos de masas durante el siglo XX con los que interaccionaba con gran parte de los sectores populares y en los años posteriores a la II guerra mundial consiguió que, en el contexto de la guerra fría, al menos en los Estados occidentales, se llegara a un consenso en torno al sistema de poder político democrático.

La oligarquía tubo que reformular su estrategia de control directo del Estado a través de la limitación del derecho de voto, por fórmulas para controlar indirectamente al Estado utilizando su poder económico, a través del dominio de los medios de comunicación y del Estado profundo (redes de grupos de poder en los cuerpos de seguridad, jueces y altos funcionarios, que actúan de forma encubierta contra los gobiernos progresistas elegidos democráticamente).

(*) La imagen representa una obra del pintor Xesús Vázquez, (Pentes, Ourense,1946), una figura clave en el desarrollo de la pintura española desde la década de 1980.

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