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Andalucía, más y mejor industria

Rafa Rodríguez (*)

A) Introducción

  1. El contexto

En el contexto europeo, la actividad industrial está ralentizada. Francia y Alemania, que han sido las locomotoras, son ahora las principales responsables de este deterioro. En conjunto, la actividad de la industria sigue siendo débil en la UE, afectada por incertidumbre política, es especial las políticas erráticas de Trump, menor inversión empresarial y un entorno económico global frágil. España es la única de las grandes economías europeas que muestra datos positivos.

Durante el gobierno de coalición se ha logrado revertir en parte la situación creada en España desde los años ochenta cuando la hegemonía del pensamiento neoliberal condujo a la idea, compartidas por el PP y el PSOE, de que el Estado debía abandonar cualquier tipo de planificación económica.

En su lugar se impuso la lógica del mercado como principio rector, cuya máxima expresión fue la famosa frase de Carlos Solchaga, ministro de industria en aquellos años, según la cual “la mejor política industrial es la que no existe”. Como consecuencia de aquella deriva, España protagonizó uno de los procesos de privatización más intensos de Europa.

Desde 1984 se privatizaron más de cien empresas públicas, muchas de ellas pertenecientes a sectores como la alimentación, el textil, la minería, la automoción o la electrónica. Pero lo más grave fue la venta de activos en sectores estratégicos como la defensa, las telecomunicaciones y, de manera especialmente crítica, la energía.

El gobierno de coalición, sin embargo, ha desarrollado una política de industrialización planificada desde lo público basada en posicionar a España en sectores estratégicos, esenciales para la soberanía tecnológica y la competitividad industrial del futuro, sobre todo a través de los PERTE para reforzar la competitividad, la innovación, la internacionalización, la transición ecológica y la resiliencia del tejido productivo. La Ley de Industria y Autonomía Estratégica, que actualmente está debatiéndose el Congreso, puede proporcionar un marco político y jurídico regulatorio específico en materia industria y una gobernanza en la que los principales agentes sociales del ecosistema industrial jueguen un papel fundamental en el desarrollo y el seguimiento de las políticas industriales.

La asignatura pendiente es la desigualdad territorial. Por una parte, Madrid, Cataluña y País Vasco que concentran las inversiones y los centros de poder financiero con una tasa de paro que se acerca tanto a los mínimos de la serie histórica como a la media comunitaria y, por otra, las Comunidades del sur con importantes déficits industriales cuya tasa de paro se mantiene por encima del 15%, triplicando en algunos casos la media europea.

  1. El déficit industrial andaluz

Andalucía sigue siendo un territorio escasamente industrializado salvo determinados sectores e islas industriales. La industria andaluza ha alcanzado un valor algo menor del 11% sobre el conjunto del VAB español, mientras que en la estrictamente manufacturera la aportación es del 8,5%, lo que contrasta con el 18% que representa Andalucía por superficie y población.

En los últimos diez años la aportación de la industria manufacturera andaluza a la española se ha mantenido estable, con un promedio de participación de ese mismo valor de 8,5%. Entre los sectores que presentan una mayor participación en el VAB se encuentran el agroindustrial, metalúrgico y el químico.

Tenemos problemas estructurales por la elevada intensidad y dependencia energética, la adaptación a las consecuencias del cambio climático y a los retos de la digitalización, el minifundismo empresarial, la escasa financiación y la desigualdad implantación territorial.

  1. Un motor para la transformación del modelo productivo andaluz

El sector industrial es el principal motor de desarrollo tecnológico y los ecosistemas industriales innovadores convierten a los territorios en polos de dinamización económica. La propia Agenda 2030 en su ODS 9 «Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación» reconoce precisamente el papel fundamental del sector industrial para el desarrollo económico.

La creación de empleo cualificado, junto con el desarrollo de centros tecnológicos, universidades y centros de enseñanzas de Formación Profesional, favorece la incorporación de técnicos y el relevo generacional, asegurando su sostenibilidad a futuro, siempre que existan buenas condiciones laborales.

Es el sector en Andalucía con menor tasa de paro, un 7,6%, aunque el empleo femenino solo representa de media el 24% del total. La tasa de temporalidad está en torno al 19,5%, la menor tasa en todos los sectores económicos. Actualmente hay unas 323.400 personas ocupadas en la Industria .

El gran objetivo es lograr que la industria andaluza alcance el 20% del PIB andaluz para reequilibrar al conjunto de los sectores productivos. Necesitamos ampliar la base industrial de Andalucía, elevar la calidad tecnológica y organizativa, con una industria descarbonizada y comprometida con el medio ambiente.

La política industrial no es solo sectorial, es transversal. Necesita de la implicación activa de los centros de ciencia e investigación y de la activación de una oferta financiera propia. Un factor crucial es la complementariedad con los centros universitarios y de investigación. No hay desarrollo industrial sin capitalización tecnológica, inversión, formación, buena planificación y gestión administrativa, infraestructuras adecuadas, ordenación del territorio y sistema energético electrificado con el objetivo de energías 100% renovables.

  1. La junta de Andalucía tiene amplias competencias en el sector industrial

Según el artículo 58 del estatuto de Autonomía para Andalucía la Comunidad Autónoma de Andalucía asume competencias exclusivas de acuerdo con las bases y la ordenación de la actuación económica general, y en los términos de lo dispuesto en los artículos 38, 131 y 149.1. 11ª y 13.ª de la Constitución, sobre las siguientes materias:

1.º Fomento y planificación de la actividad económica en Andalucía.

2.º Sector público económico de la Comunidad Autónoma, en cuanto no está contemplado por otras normas de este Estatuto.

3.º Industria, salvo las competencias del Estado por razones de seguridad, sanitarias o de interés de la Defensa.

B) Bases para más y mejor industria en Andalucía

  1. Impulsar la autonomía estratégica industrial

Andalucía necesita soberanía económica y una industria fuerte basada en la autonomía estratégica en conexión con el sistema industrial español y europeo.

Proponemos la aprobación de la ley de la industria andaluza para más industria, mejor industria y menos emisiones, avanzando hacia la autonomía estratégica de Andalucía en el marco del Estado español y la UE.

  1. Promover una industria para la sostenibilidad ambiental y social

La nueva industria debe ser una industria verde que contribuya a la transición ecológica general, a los objetivos de descarbonización de la economía, en especial con la sustitución de las energías fósiles por energías renovables, y a la racionalización en la utilización de los recursos (economía circular).

Proponemos un Programa de electrificación con energías renovables 100% para potenciar una nueva industrialización no contaminante adaptada a la era digital, afrontando los retos medioambientales, en especial el cambio climático, como un vector clave de la innovación tecnológica.

  1. La financiación del salto industrial

El acceso a la financiación resulta decisivo para la renovación del sector industrial a la hora de avanzar en la digitalización y la transición energética. Alcanzar una mejor diversificación productiva hacia actividades de mayor valor añadido y lograr integrar la innovación en todas las fases de producción requiere poder acceder a fuentes de financiación de largo plazo.

El tamaño empresarial es un factor determinante en cuanto al acceso a la financiación, por lo que el reducido tamaño medio de las empresas industriales supone una dificultad añadida tanto a la hora de disponer de recursos propios, como para acceder a financiación ajena, por lo que uno de nuestros objetivos es aumentar el tamaño de la pyme industrial.

Para las PYMES industriales proponemos la creación de un Banco de Inversión público industrial, potenciar las sociedades de garantía recíproca , en cuyo capital participe la Junta de Andalucía, entidades de crédito y pequeñas y medianas empresas, para conceder avales a las PYMES para facilitar el acceso al crédito bancario.

También, atraer inversión en sectores con potencial de futuro. Se trata de favorecer la captación de proyectos de inversión industrial, con preferencia en los sectores de alto contenido tecnológico, priorizando aquellos que permitan el desarrollo de las actividades internacionales de I+D+i en nuestro país andaluz, así como impulsar medidas específicas para promocionar Andalucía como plataforma de negocios e inversiones industriales. Para ello es necesario reforzar el marco institucional y mejorar el marco regulatorio en el que se desenvuelven las empresas.

  1. Potenciar una industria andaluza competitiva, productiva y generadora de empleo de calidad

Impulsaremos un Plan integral para una nueva industrialización con una estructura industrial amplia y diversificada construida a partir de la incorporación de nuevas actividades, sobre todo las llamadas industrias en red y los servicios destinados a empresas, y la modernización de los sectores tradicionales y de respuesta prioritaria a la demanda interna, equitativamente distribuidas en todos los territorios.

  1. Conectar la industria con la innovación

El sector industrial, que está protagonizando la transformación digital, ofrece la oportunidad de cambiar el patrón de desarrollo y asegurar un avance estable y sostenible económico, social y ambiental. Es un proceso que está en continuo desarrollo y cambio, que no está predeterminado, sino que dependen de la estrategia y la proactividad de los agentes involucrados.

Las fábricas inteligentes representan un salto cualitativo en materia de productividad, optimización y calidad en la producción industrial. Está revolución está marcada por la tecnología en general y por la Inteligencia Artificial en particular. El paradigma de la Industria 5.0, está transformando de forma transversal el conjunto de la economía. Vamos a potenciar la industria inteligente con capital andaluz y aumentar el nivel tecnológico innovador de las empresas.

Una industria innovadora que incorpore los nuevos procesos de fabricación basados en el internet de las cosas (objetos conectados a la red de forma autónoma), con la filosofía del código abierto, de la apertura de datos y la robótica colaborativa.

La industria 5.0. se apoya en la innovación tecnológica basada en la Inteligencia Artificial avanzada; la realidad aumentada y virtual; los gemelos digitales, la IoT industrial y la ciberseguridad. Destacamos la importancia de las industrias de alta tecnología que producen un beneficio ambiental porque son menos contaminantes que otras industrias como la industria del reciclaje.

Específicamente nos centraremos en el apoyo a las Pymes mediante la formación y promoción de la digitalización, que les permita conocer la dimensión del proceso y las implicaciones de las nuevas tecnologías en el futuro de sus negocios y una cultura corporativa catalizadora del cambio tecnológico, participando en ecosistemas que aseguren estrategias de cooperación interempresarial.

  1. Diversificación territorial mediante industrias tractoras

Las áreas industriales constituyen infraestructuras económicas básicas para el desarrollo de la actividad industrial y son las responsables de aportar importantes recursos económicos a los municipios donde se localizan.

Andalucía cuenta con 2.379 espacios productivos en más de 540 municipios, albergando a 46.500 empresas y 10.000 autónomos, lo que representa un 40% de los polígonos del conjunto del Estado, que son responsables de la generación de una parte muy significativa de nuestro PIB.

Sin embargo, nuestro país presenta un desarrollo desigual de estas zonas. Muchos de estos polígonos demandan mejoras en su conservación o en los servicios de los que disponen. Estas necesidades suponen un factor limitante de la competitividad de aquellas empresas que desarrollan su actividad en los mismos. Es necesario planificar las actuaciones que modernicen las áreas y que éstas sean polos de atracción de nuevas empresas a la vez que contribuyen al crecimiento de las existentes.

Potenciaremos las áreas industriales y su diversificación a través del apoyo a la gestión, del refuerzo de su mantenimiento y conservación, del desarrollo de los servicios proporcionados, del impulso a su integración en los espacios urbanos y de la mejora de las infraestructuras logísticas, de comunicación y de información, con un Plan de reforma de los polígonos industriales.

De forma prioritaria favoreceremos la formación de clústeres como modelos colaborativos entre empresas con proximidad geográfica y afinidad sectorial, así como el apoyo a la cooperación y asociación de las pequeñas empresas.

Para la diversificación comarcal apoyaremos las industrias tractoras en sectores clave que impulsen el crecimiento y desarrollo territorial. Estas industrias son fundamentales para atraer y consolidar otras industrias, respaldadas por actividades de logística y movilidad sostenible en las comarcas menos industrializadas, para reducir disparidades territoriales, migración interna y fomentar empleo local.

Sobre todo, en las zonas rurales, incentivaremos las industrias sostenibles, economía circular, energías renovables y agroindustria, para dinamizar el territorio. Para ello incorporaremos cláusulas de “compra pública” que favorezcan la producción comarcal.

  1. Apoyo a los sectores estratégicos

Los sectores estratégicos constituyen una base sólida para el proceso de reindustrialización verde. Son sectores con alto valor añadido como el aeroespacial, naval, biotecnología o industria digital, y que tienen una especial función como el agroalimentario, energías renovables, industrias verdes, logística, movilidad sostenible o economía circular.

Para incentivarlos se requieren medidas coordinadas que abarcan desde la fiscalidad, la innovación y formación, los clústeres, cadenas de valor, infraestructuras y zonas de fabricación avanzada, hasta los centros de excelencia y laboratorios compartidos.

  1. Artesanía

La artesanía hecha en Andalucía contribuye a la expresión formal y cultural de nuestra propia historia, testimonio de las costumbres y de las tradiciones que conforman el patrimonio etnográfico, por lo que el sector artesano desempeña un papel relevante en la vida económica y cultural de Andalucía.

Vamos a desplegar un apoyo decidido a la artesanía facilitando sus vías de distribución, a través de la marca «Artesanía hecha en Andalucía» como vertebradora de la promoción del sector, con el fomento de las Indicaciones Geográficas para productos Industriales y Artesanales, y la adaptación a las nuevas tecnologías, sin menoscabo de su identidad basada en el trabajo humano.

(*) La imagen corresponde a una pintura de María Helena Vieira da Silva (Lisboa, 13 de junio de 1908 – París, 6 de marzo de 1992)

 

 

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