Portada / Democracia / Sobre primarias y democracia

Sobre primarias y democracia

M.ª Pau Moriana Bonilla (*)

Quien me haya leído alguna vez sabrá que soy, ante todo, enemiga del sectarismo. También sabrá que a veces soy de gatillo fácil y caigo en la tentación de polemizar con él, de confrontarlo, lo cual puede conllevar el riesgo de darle más eco del que merece.

Sin embargo, en ocasiones hay mentiras que se propagan tanto que duelen, y se hace necesario dar un golpe en la mesa y decir que no todo vale. Por supuesto, esta es una de esas ocasiones.

Hace un par de semanas, entre la tarde del jueves 20 y la mañana del viernes 21 de noviembre, conocíamos una gran noticia; mejor dicho, dos grandes noticias. Tras un mes de incertidumbre y de negociación, Por Andalucía había encontrado al fin un candidato de consenso; y, para nuestra mayor alegría (y sorpresa), ese candidato era nuestro camarada y compañero Antonio Maíllo, al que creo que no cometo imprecisión alguna si digo que todas queremos.

Poco puedo decir yo de Antonio que no sepáis o que aporte algo de valor objetivo a estas líneas; en primer lugar, porque no puedo ser objetiva describiendo a alguien a quien he admirado desde siempre —desde mucho antes de que fuera mi coordinador federal—; y en segundo lugar, porque en Andalucía a Antonio lo conocemos bastante bien y, hasta donde yo sé, en todos los casos para bien.

Iba a escribir un artículo —posiblemente lo haga— sobre el valor político que tiene esta decisión y sobre cómo, gracias a ella, Andalucía podría estar más cerca de seguir los pasos de Extremadura y junto a ella convertirse, como siempre, en ejemplo de unidad para el resto del Estado. Porque sí, el sur siempre ha sido ejemplo, el sur siempre ha abierto el camino.

Iba a hacerlo, pero me he visto interrumpida (y sorprendida) por la capacidad que tienen algunas de inventar historias que jamás han ocurrido, difundirlas y que haya gente que hasta se las crea. Concretamente, parece ser que en el núcleo más sectario de las redes de Podemos —que siempre tengo cuidado de no confundir con el partido ni con su militancia— no ha sentado muy bien la noticia de la elección de Antonio, y han tratado de poner en entredicho la legitimidad del proceso de todas las formas posibles. Si sus mentiras se las creyeran solo ellas bastaría con ignorarlas, pero ya he visto incluso a alguna persona honesta sentirse confundida y preguntar qué ha pasado; y cuando se cruza ese límite, toca decir basta.

Por supuesto, no voy a entrar en su marco ni a darles visibilidad, pues flaco favor haría a la causa. Lo que voy a hacer es, sencillamente, explicar cómo ha sido el proceso; tras esto, enumerar brevemente las tergiversaciones y dar herramientas para combatirlas, sin darles más espacio del que merecen; y finalmente, aprovechar este intento de intoxicación para explicar lo que subyace en el fondo de la cuestión, que es una diferencia en cómo entendemos, en cómo concebimos las primarias y la democracia. Porque sí, lo que ha motivado todo esto, más que una diferencia política real, en la mayoría de los casos es la desesperación de algunas y la pura necesidad de enfangar, y en principio no habría por qué buscarle más lógica que esa; sin embargo, eso no es óbice para que esas diferencias que voy a explicar estén presentes, y de hecho se reflejen en la actitud y en el discurso de las enfangadoras (y de algunas confundidas).

Para explicar cómo ha sido el proceso de elección de candidato, voy a partir desde el escenario de verano-septiembre de este año. Si alguien tiene alguna duda sobre cómo llegamos hasta ese escenario, siempre puede volver a mi anterior artículo.

Pues bien, como recordaréis, teníamos que de las seis fuerzas que fundaron Por Andalucía, solo Izquierda Unida, Movimiento Sumar e Iniciativa del Pueblo Andaluz están trabajando activamente por reeditar la coalición. Así era entonces y así es hoy. No me consta que Verdes-Equo haya participado en la mesa de negociación, si bien se ha incluido a la hora de registrar la marca Por Andalucía como partido. Podemos solo ha avanzado en la elección de su candidato (repetirá Juan Antonio Delgado, que fue el único que consiguió avales suficientes y este sábado 29 ha sido ratificado), pero aún no han decidido si irán en coalición o en solitario. Se supone que harán una consulta a la militancia andaluza, aún sin fecha. Y en cuanto a Alianza Verde, es fácil suponer que correrá la suerte que corra Podemos.

Entonces, el proceso de elección de candidato se ha dado entre IU, IdPA y Movimiento Sumar. El sistema en sí es fácil de entender, mucho más fácil de lo que algunas fingen. Sencillamente, cada partido elige en primarias a su persona candidata, luego los tres partidos se sientan en la mesa, cada uno con su propuesta, y entre los tres buscan un nombre de consenso (que puede o no coincidir con una de las propuestas iniciales). De no haberse logrado el consenso, se preveía un mecanismo de primarias abiertas (recogido en un documento presentado por el PCA en mayo y aceptado por las tres fuerzas). Me parece un sistema bastante razonable para una negociación de coalición.

En la primera fase, IdPA eligió candidato a su coportavoz José Antonio Jiménez; y Movimiento Sumar, a su coordinadora andaluza y diputada en el Parlamento, Esperanza Gómez (cero sorpresas). En cuanto a IU, la cosa sí fue un poco distinta de lo esperado. Muchas dentro y fuera de IU teníamos el foco puesto en nuestra diputada y portavoz parlamentaria, la compañera Inma Nieto, por su magnífica labor durante estos años; pero para nuestra sorpresa, no se presentó. El único que dio el paso de presentarse fue el camarada Ernesto Alba, secretario general del PCA, y que también está realizando un gran trabajo en lo que a comunicación se refiere. Así que las primarias fueron simplemente para ratificarlo; yo voté a favor, por supuesto.

Elegidas las personas candidatas de cada partido, tocaba sentarse a negociar para encontrar un nombre de consenso. Salvo que se encontrara a alguna persona independiente, la lógica dictaba que fuera alguien de IU (pues es la organización con mayor fuerza); alguien cuyo perfil, siendo firme en lo ideológico, fuera a su vez transversal en lo partidario y, a ser posible, conocido para la gente de a pie. Alguien como Inma, para que nos entendamos, o alguien como Antonio, que es quien ha acabado siendo elegido. Lo que pasa es que la opción de Antonio a priori no estaba en las quinielas de quienes observábamos esta negociación desde fuera —pues bastante trabajo tenía ya como coordinador federal—, y de ahí la sorpresa. Pero Antonio siempre se pone al servicio de quienes lo necesitan, y estaba claro que lo necesitábamos. Y así ha sido la cosa.

Pues bien, se ve que al núcleo sectario de las redes de Podemos, lógicamente, también le ha sorprendido el nombramiento de Antonio, con la diferencia de que a ellas la sorpresa no les ha sentado tan bien como a nosotras. Ellas estaban muy cómodas en su marco imaginario, controlado por ellas, en el que podrían mantenernos en vilo hasta que Podemos estatal tuviera a bien convocar la consulta a la militancia. De cualquier forma, convocada la consulta, se verían obligadas a decidir entre dos opciones que les beneficiarían de una u otra forma: o ir en solitario (lo que este núcleo y Madrid prefieren, para desgracia de la militancia honesta y sobre todo de la andaluza), o bien ir en la coalición y enfrentarse a unas negociaciones (o en su escenario ideal, primarias abiertas) contra tres partidos disgregados y con tres personas candidatas no muy conocidas, lo que situaría a Podemos y a su candidato en una posición de clara ventaja.

Pero claro, en política sucede que una no puede jugar a controlar los tiempos permanentemente, porque en algún momento deja de controlarlos. Nosotras veníamos avisando desde mayo-junio de que esto estaba en marcha, de que íbamos en serio y no esperábamos a nadie. Dimos hasta el 30 de junio para unirse al proceso antes de que empezara a andar; no nos escucharon. Aclaramos que incluso después de ese día, aun con el proceso ya iniciado, podrían incorporarse siempre que aceptaran las condiciones establecidas; tampoco escucharon. Tuvimos en cada partido nuestro proceso interno ante los ojos de todo el mundo, casi con luz y taquígrafos; nos ignoraron. Y ahora se han encontrado con que hemos movido ficha y tenemos un candidato de consenso, que es Antonio.

Esto les ha roto por completo el marco. El nombramiento de Antonio consolida Por Andalucía como un ente unido. Ahora, cuando quiera que se celebre la consulta, la tan postergada decisión no les traerá más que complicaciones. Si el núcleo sectario consigue imponer su voluntad y la decisión es ir por separado, se aislarán por completo y tendrán como rival a un peso pesado como Antonio (es esto último lo que preocupa al núcleo sectario, más que un aislamiento que ellas mismas pretenden). Por el contrario, si gana la militancia honesta y la decisión es ir en coalición, les tocará enfrentarse a unas negociaciones (o en su escenario ideal, primarias abiertas) ya no contra tres partidos ni tres personas candidatas, sino contra un único bloque unido encabezado por Antonio. Y claro, ahora al núcleo sectario ningún escenario le hace demasiada gracia, porque enfrentarse a Antonio no es cualquier cosa.

Me atrevo a presumir que este es el motivo que ha llevado a estas hordas sectarias a intentar por todos los medios deslegitimar a Antonio y su nombramiento, porque otro motivo no puede haber, salvo que intoxicar sea el fin en sí mismo (lo cual tampoco es descartable cuando hablamos de cierto tipo de perfiles). Sea como fuere, el caso es que se han repetido hasta la saciedad varias mentiras que en las siguientes líneas procederé a desmontar, no porque sienta que debo justificar algo que ni siquiera necesita justificación, sino por un simple ejercicio de honestidad. Mi intención no es otra que dejar las cosas claras. Seré breve, como he prometido.

Como tengo un mínimo aprecio por quien me lee, ni siquiera voy a entrar a valorar hipótesis absurdas como que la condición de coordinador federal de Antonio implica que se ha autoimpuesto o que su nombramiento ha sido un dedazo de Madrid —cree el ladrón que todos son de su condición—. Por el contrario, desmontaré un par de mentiras que sí son peligrosas, y que al desmontarlas harán que esta se caiga por su propio peso.

La primera mentira es que las primarias fueron amañadas por IU federal, lo cual de alguna forma reforzaría la idea del dedazo de Madrid incluso con carácter retroactivo y doblemente grave (Madrid amaña las primarias y encima luego pone a otro que no es ni el que ha salido de ellas). No le busquéis la lógica, yo tampoco se la veo. Pero lo que hace que esta mentira sea especialmente peligrosa es que está supuestamente basada en una noticia. En realidad, se basa en una interpretación convenientemente tergiversada de un titular de elDiario.es. Dice el titular: «IU elige al líder del Partido Comunista candidato a presidir Andalucía en unas primarias corregidas por la cúpula federal». Es cierto que eso de corregidas no ayuda, pero ¿qué quiere decir? Ciertamente, nada que ver con lo que pretenden dar a entender las hordas sectarias.

El reglamento de primarias que había aprobado originalmente IU Andalucía contemplaba la elección de una candidatura formada por tres personas (la principal y dos más). Esto fue impugnado por una cuestión formal ante IU federal, quien aceptó la impugnación y determinó que se debía elegir una candidatura unipersonal. Y ya está, esa es toda la corrección (en cualquier caso anterior a la elección de Ernesto, no posterior). Increíble el amaño, ¿verdad? Increíble la tergiversación, diría yo. Pero en fin, que la noticia no les estropee el titular ni su interpretación de este.

La segunda mentira (y la más repetida) es que IU no ha respetado sus primarias ni a su candidato, al que ha humillado y dejado tirado para aceptar, cómo no, el dedazo de Madrid. De esta forma, las hordas sectarias pretenden colocar al bueno de Ernesto en una posición de mártir que él ni ha pedido ni ha querido tener, y erigirse en sus máximas defensoras (y por extensión, en las máximas defensoras de la militancia de IU). Al margen de lo ridículo que resulta que quienes siempre nos han odiado ahora digan defenderle y defendernos de un supuesto agravio del que nadie les ha pedido que nos defiendan (porque no ha existido), esta mentira nace ya desmontada por los hechos. Basta con haber entendido cómo funcionaba el proceso para darse cuenta de por qué esto es absurdo: las primarias no eran un todo o nada, eran una primera fase (la fase interna de cada organización) a la que seguía la fase de consenso. Por tanto, no es que IU vote a un candidato y luego acabe nombrando a otro, sino que los dos son candidatos en fases distintas: el primero nacía desde IU y era el candidato de IU; el segundo, por mucho que forme parte de IU, no nace desde IU, sino desde el consenso.

Como ya anunciaba en mis primeras líneas, esta tergiversación del proceso, que en el mejor de los casos viene de una mera incomprensión del mismo, pone de manifiesto una gran diferencia entre dos culturas políticas distintas, con concepciones distintas sobre la democracia en general y sobre las primarias en particular.

Quienes no comprenden nuestro proceso (y quienes directamente lo atacan) vienen de una cultura política muy concreta. Esta cultura entiende las primarias como la máxima expresión de la democracia, al menos allá donde se aplican (luego volveremos sobre esto). Esta idea a priori suena muy bien; al fin y al cabo, ¿qué puede haber más democrático que la gente votando en unas primarias?  Sin embargo, en la realidad de la política cotidiana no todo es tan sencillo, y es ahí donde su teoría empieza a descarrilar.

Está claro que, por definición, para que un espacio sea democrático es imprescindible la participación de las bases, concepto este bastante amplio. Y podemos convenir en que, en el ámbito interno de un partido u organización, esa participación de las bases bien puede concretarse en primarias (y así lo hemos hecho). El problema viene cuando nos encontramos ante un contexto de coalición entre varias fuerzas, pues aquí la cosa ya no es siempre tan sencilla como apretar el botón de las primarias. Ante esta complejidad hay tres posibles soluciones: dos de ellas son mecánicas; la tercera es más compleja, pero más útil y, a mi parecer, más democrática.

En esta cultura de la que os hablo, solo conocen las dos soluciones mecánicas. La primera de ellas (y la peor de todas) es la de la imposición, así sin más. Las distintas fuerzas se sientan y negocian (o más bien se pelean) para ver cuál de ellas impone a su persona candidata. En estas negociaciones a cara de perro vale absolutamente todo, desde bloquear las negociaciones y amenazar con romper todos los puentes hasta usar el tiempo como medida de presión. Fue esto lo que las llevó en 2022 a firmar fuera de plazo y no poder registrarse en Por Andalucía.

Se da así la paradoja de que quienes se pasan el día dándonos lecciones de democracia y de primarias son quienes acaban adoptando las actitudes más antidemocráticas. Y lo peor es que pretenden imponernos al resto su modelo de democracia a base de guantazos. No sé a ustedes, pero a mí esa actitud, más que a la de una izquierda democrática y transformadora, me recuerda al puro estilo neocon (y ojo, que hay neocons que empezaron siendo trotskistas).

Bromas aparte, me parece bastante deshonesto que esta gente critique un proceso del que no ha querido formar parte ni se sabe si lo hará en el futuro, y pretenda hacerlo encajar en su modelo.

Volviendo a esta primera solución, a este primer modelo en sí, ya hemos visto que es profundamente antidemocrático, pues se trata de una imposición en toda regla. Eso sí, esta gente dirá que esa imposición es legítima y democrática porque respeta el resultado de las sacrosantas primarias. Me parece a mí que algunas confunden democracia con demagogia.

La segunda solución mecánica, también muy repetida por esta gente, es ciertamente más democrática que la primera: se trata de las archiconocidas primarias abiertas. El problema de esta solución no es que sea mala en sí misma (todo lo contrario), sino que solo es aplicable en ciertos contextos. Me explico: para nosotras, tan importante y democrático como las primarias es el consenso. Entonces, donde hay consenso, ¿para qué hacer primarias y con quién hacerlas? Esa apelación vacía a las primarias cuando ya hay consenso también es demagogia.

Nuestra solución, como decía antes, no es mecánica, sino que va por fases. Primero viene la fase interna de cada organización (hasta aquí, todo bien). Luego, en la primera fase de negociación se busca una opción de consenso. En principio se procura que sea una de las propuestas, pero si no es ninguna de ellas, se exploran otras opciones en aras de ese consenso. Es aquí donde en este caso ha emergido la figura de Antonio, y es precisamente esta parte la que no entienden quienes solo conocen la primera solución, (la de la imposición de una de las opciones propuestas, sin lugar para que surjan opciones de consenso). Esta gente esperaba que desde IU impusiéramos a Ernesto, y como no lo hemos hecho, en vez de pensar en un consenso que son incapaces de comprender, se tienen que imaginar una inexistente traición interna en IU que haya acabado imponiendo a Antonio.

Cuando no hay consenso, entonces sí, se hacen primarias abiertas. Lo que no tiene sentido es forzarlas cuando ya hay consenso. Esto es lo que siempre ha defendido Antonio: si no hay consenso, primarias abiertas. Y ahora, desde el fetichismo de las primarias, lo acusan de hipócrita por no haber sido elegido en unas, ignorando que aquí sí hay consenso.

Este fetichismo de las primarias tiene dos problemas: uno de análisis, y otro de coherencia entre teoría y práctica. El primero es que peca de un excesivo formalismo, centrándose únicamente en las primarias (forma), olvidando que estas no son el fin en sí mismo, sino que el fin es la participación, la democracia, y esta se puede dar de diversas formas.

El segundo problema es que la realidad misma contradice su tesis: jamás hubo primarias abiertas en Unidas Podemos (que bien podría haberlas habido, pero se acabó decidiendo todo en pactos de despacho), y ahí no pasaba nada porque la correlación de fuerzas jugaba a favor de Podemos. Es irónico que luego criticaran a Yolanda por no hacer primarias en la coalición SUMAR. Yolanda (designada por Pablo, por cierto) solo replicaba el antidemocrático modelo de los pactos de despacho heredado de la experiencia de UP. De una forma más descarada y grave, si se quiere, por aquello de los vetos a Irene y a otras figuras clave de Podemos (vetos que algunas siempre hemos condenado, por cierto), pero las bases del modelo ya estaban construidas de antes. Un apunte: desde IU, con Antonio al frente, seguimos luchando por más democracia en el espacio y por primarias abiertas si no hay consenso en este; una pena que Podemos lo haya abandonado.

Tampoco ha habido primarias en Unidas por Extremadura (único heredero vivo de UP y gran ejemplo de unidad), donde la candidata también es la de Podemos, y tampoco nadie se ha quejado. ¿Por qué? Pues en este último caso, sencillamente porque hay consenso. Lo que pasa es que a algunas no les importa el consenso si les beneficia, pero cuando no, exigen primarias abiertas. Curiosa democracia la suya.

Ahora bien, la elección del candidato no es sino el primer paso del camino; si en eso terminara todo, nuestro método no se distinguiría demasiado de los tradicionales pactos de despacho. Nos queda todavía mucho por hacer —pienso, por ejemplo, en la elaboración programática—, y en todo el proceso será imprescindible la participación no solo de las bases, sino de toda la ciudadanía. Precisamente por eso es también una buena noticia que contemos con Antonio, que siempre ha creído en ella.

En fin, espero que todo esto no sea sino un episodio anecdótico, y que la militancia andaluza de Podemos sea capaz de torcer el brazo a una cúpula estatal y a un núcleo sectario cada vez más bunkerizados e indistinguibles entre sí. De aquí puede surgir algo muy grande si estamos todas juntas. De hecho, ya está surgiendo.

 

(*) La imagen que acompaña a este artículo es una obra del pintor George Grosz

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *