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Las bases del concepto de hegemonía (segunda parte)

Rafa Rodríguez

1. Las bases del concepto de hegemonía

La centralidad del concepto de hegemonía pertenece a la izquierda que ha impugnado tanto el economicismo como la desmaterialización de la política.

Las bases del concepto de hegemonía son de forma resumida las siguientes:

Naturaleza del capitalismo. El capitalismo es un sistema contingente que a pesar de su dinamismo es incompatible con los intereses del conjunto de la humanidad por su desigualdad estructural y su dinámica destructiva del medio ambiente.

Desigualdad. La desigualdad no puede reducirse a dos clases (trabajadores y empresarios) dentro del sistema productivo privado sino que es producto de una complejo entrado de posiciones objetivas en el conjunto de la sociedad capitalista donde la desigualdad de superponen y se manifiestan en múltiples dimensiones entre las que destacan, la social, territorial, de género y generacional.

Estado. El sistema capitalista necesita un sistema de Estados que detenten el monopolio de la coacción, construido sobre el principio de igualdad incluso cuando se trataba del Estado liberal. La lucha de los sectores excluidos del Estado liberal consiguió la transformación, en términos históricos del Estado liberal, en Estado democrático. El Estado democrático no es un epifenómeno ni expresión superestructural de la estructura económica sino un espacio autónomo de poder que permite la confrontación política pacífica.

Conflicto. La naturaleza del capitalismo es especial su desigualdad intrínseca genera un conflicto estructural entre intereses contrapuestos. El conflicto se dirime en el campo de la subjetividad, de la voluntariedad, porque la complejidad de las posiciones objetivas de desigualdad, a veces superpuestas en los mismos sujetos, no puede tener una expresión directa y mecánica. Es decir, el conflicto se dirime en el campo de la subjetividad pero en conexión con las posiciones objetivas materiales de las personas.

Hegemonía. La estructura autónoma de poder de la economía privada capitalista que es informal, descentralizada y oligárquica, ejerce el dominio sobre el conjunto de la sociedad capitalista no mediante la coacción (es monopolio de los Estados) sino mediante la hegemonía política, cultural y moral.

La política. La autonomía del poder político y la subjetividad política es lo que permite que el conflicto estructural del capitalismo se dirima en base a los principios democráticos, en una pugna entre hegemonía (valores de las élites económicas) y contra hegemonía (valores de las posiciones netas de las clases subalternas), que constituye el marco de la competencia política de partidos, en una lucha legítima por el poder transitorio del gobierno de los Estados.

2. Marx se centró en la crítica a la economía política

Marx se centró sobre todo en la crítica a la economía política, “una crítica de aquella ciencia que articulaba la autocomprensión de la sociedad civil” (Michael Heinrich). El desvelamiento por Marx del materialismo histórico, es decir, de la importancia de las relaciones económicas de producción en cada época histórica para explicar el conjunto de la producción social de esa época, fue de tal trascendencia que provocó que, en gran parte, el desarrollo marxista se basara en una interpretación mecanicista de esta tesis, dando lugar al economicismo.

3. El economicismo

El economicismo no solo ponía de relieve la importancia de las relaciones económicas de producción en cada época sino que las elevaba a categoría de causa absoluta haciendo depender de ellas tanto las distintas manifestaciones de la producción social, como las relaciones de poder, la política, las relaciones de género, la cultura o las relaciones con la naturaleza.

Esta metonimia, considerar una parte como el todo, ha sido un factor decisivo en la división de la izquierda.

4. La desmaterialización de la política

La reacción al el economicismo fue la desmaterialización de la política, es decir ocultar o despreciar la importancia que tiene la desigualdad económica como clave del conflicto social que estructura la acción política.

5. La polarización de la izquierda

Esta polarización ha sido un factor clave para explicar la división histórica de la izquierda entre comunismo y socialdemocracia. El economicismo ha derivado en muchos casos en autoritarismo, identificación de democracia con capitalismo, dogmatismo e incluso en la estrategia de la violencia. Por otra parte la desmaterialización de la política ha derivado en gestión del poder sin cuestionar la existencia del capitalismo y en la aceptación tácita de los valores de la derecha política abandonando cualquier horizonte de cambio.

El viejo izquierdismo sigue con sus connotaciones de sectarismo y de ausencia de alianzas porque mantienen un elitismo sin contenido justificativo (alguno si alguna vez lo tuvo). Mantienen la superioridad moral del sectario y han sustituido la fe mesiánica por la fe en un innombrable milagro de conversión masiva en su verdad construida como un parque temático de la revolución. Por el contrario, las élites socialiberales siguen con un proyecto de gestión sin perspectiva de transformación que solo sirve en muchos casos para enriquecerse personalmente.

6.Movimientos y autores para la superación de esta polaridad

Los nuevos movimientos sociales (ecologismo, feminismo, nacionalismo democrático, republicanismo, federalismo) han puesto sobre el tablero político dimensiones de la desigualdad, lucha cultural e impugnaciones estructurales del capitalismo, en un contexto de valores democráticos, que han hecho obsoletas tanto el economicismo como el socialiberalismo.

Autores del siglo XX, claramente posicionados en algunas de las corrientes clásicas de la izquierda también han basado su obra, de forma más o menos explícita, en aportar elementos que conducían a superar la polaridad entre economicismo y desmaterialización.

Un autor especialmente influyente en esta innovación teórica ha sido Gramsci, sobre todo por su aportación en el eje de la cultura frente al reduccionismo economicista. Gramsci señaló explícitamente al economicismo como el gran obstáculo obstáculo para la izquierda a la hora de interpretar correctamente el mundo y criticó con dureza la concepción del marxismo que considera al materialismo histórico como una ciencia (ver su artículo “contra El capital”).

7. Por una política democrática emancipadora

Hoy más que nunca necesitamos una política emancipadora que, interviniendo desde dentro de la realidad subjetiva, traslade el pensamiento a la acción (catarsis) para cambiar la realidad objetiva del capitalismo (poder no democrático de las élites económicas capitalistas, desigualdad y destrucción ambiental), profundizando y extendiendo los mecanismos democráticos al conjunto de la sociedad, mediante una contra hegemonía que permita el liderazgo la sociedad y la dirección del poder político por parte de las clases subalternas para la defensa de los intereses universales de la humanidad.

 

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