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Del “que se jodan” al “a por ellos que son unos defraudadores”

Manuela Martínez / Decía Jesús Maraña en un artículo reciente, “La estrategia de la sospecha”,  que el Gobierno ha ido plantando la semilla de la sospecha sobre funcionarios, sindicalistas, médicos, maestros, estudiantes, actores…  y que se venían librando los parados, pero que el pasado viernes les llegó el turno. Fue la vicepresidenta Soraya Sáenz quien, durante la rueda de prensa que sigue al Consejo de Ministros, lanzó el mensaje de que más de medio millón de parados había cobrado fraudulentamente la prestación por desempleo.  Pero la realidad es tozuda y pronto saltaron a la luz pública los datos oficiales del Ministerio de Empleo que reducían esa cifra a 69.456, desde enero de 2012.

Defraudadores

Todavía retumba en mis oídos el “que se jodan” de la señora diputada y ahora, la señora vicepresidenta parece abrir la veda del “a por ellos que son unos defraudadores”.  Así son y así piensan los señores del Partido Popular… ¡Dinero público despilfarrado!, claman los neoliberales, al tiempo que exigen subvenciones o ayudas públicas para sortear la crisis y continuar arañando beneficios de los servicios públicos que explotan gracias a la privatización que los gobernantes le regalaron en su día a cambio de suculentas donaciones al partido o de contratos como asesores en grandes empresas.  Es decir, son liberales, pero aparcan sus principios ideológicos  cuando se trata de hacer negocio con lo que es de todos, lo público.  Eso es dinero bien invertido, dirán, porque crea empleo y riqueza.

Pero, ¿qué tipo de empleo?…  jornadas interminables, horas extras que no se pagan, contratos precarios, salarios de miseria, trabajo indigno, en definitiva. Eso es lo de menos, “mejor eso que ningún trabajo”, suelen añadir sin pestañear.  Y si los desempleados no lo aceptan, se les sanciona sin prestaciones y punto.

Riqueza ¿para quién?… para ellos, claro. Lo importante es amasar y amasar dinero, si hay que defraudar a Hacienda o a la Seguridad Social para mejorar la cuenta de resultados no les tiembla el pulso, tampoco le hacen ascos a la contabilidad B, les da mucho juego, y si es necesario algún que otro viajecito a Suiza o las Islas Caimán, ahí van ellos, a poner su fortuna a buen recaudo, no vaya a ser que la patria que tanto dicen amar, les exija arrimar el hombro para salir de la crisis. Y es que para estos neoliberales de pacotilla, no hay más patria que el dinero, sólo a él le rinden pleitesía y sólo por él son capaces de sacrificarse.

Y son precisamente estos patriotas, los que aplauden al gobierno cuando anuncia una campaña contra el fraude en las prestaciones por desempleo.  Curiosos aplausos cuando la mayoría de las veces son empresarios sin escrúpulos quienes obligan a los perceptores de prestaciones o subsidios de desempleo a trabajar sin contrato. ¿O es que a caso la persona en situación de desempleo tiene la posibilidad de elegir entre trabajar en negro o hacerlo con todas las de la ley?

Pretenden hacernos creer que las personas en desempleo están así por voluntad propia, que en realidad son unos vagos, suelen decir sin rubor alguno, porque prefieren vivir de la sopa boba del desempleo antes que aceptar un trabajo, cualquier trabajo. ¡Menudo privilegio! para sí lo quisieran los 6 millones de parados, según la EPA, o los casi 5 millones que hay registrados en las listas del antiguo INEM. Es el ejército de reserva ¿recuerdan?, ese al que acuden cuando  pretenden que aceptemos sin rechistar sus trabajos indecentes.

¿Cómo se les puede pedir empatía a quienes, como el señor Bárcenas, necesitan 5.000 eurillos de nada para hacer frente a sus gastos mensuales “imprescindibles”?  Es obvio que sería como pedir peras al olmo.

Pero al gobierno sí que debemos exigirle responsabilidad política por desentenderse del problema del paro y dedicar sus esfuerzos en perseguir a quienes viven con 400 euros al mes y no tienen más remedio que buscarse la vida para poder sacar su familia adelante, en lugar de ocuparse de reactivar la economía y crear empleo y, por supuesto, de perseguir el gran fraude, ese que nos roba 80.000 millones de euros desde la impunidad más absoluta.

Responsabilidad política y sensibilidad social es lo que deberíamos exigir a este gobierno sordo, mudo y ciego.

La calle nos espera… y será nuestra.

@Manuela_MJ

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