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Por qué soy una mujer andalucista

Rocío Cruz

Ser andalucista no es solo una idea política. Es una forma de mirarme en el espejo y reconocer de dónde vengo y hacia dónde voy. Es honrar a las mujeres que me precedieron, devolverles la voz que les fue negada y abrir camino para quienes vienen detrás.

Cuando miro al pasado, pienso en mi abuela. Ella no hablaba de política ni de autonomía; tenía miedo. Crió a diez hijos en silencio, en un tiempo en que hablar podía costarte caro. Pero en su silencio había fuerza: cada día que salía adelante, cada plato que ponía en la mesa, era un acto de resistencia.

Pienso también en mi madre. Ella fue la que rompió cadenas, la que me enseñó que callarse no vale y que el futuro de una mujer solo lo puede elegir ella. Fuerte como pocas, me mostró que ser mujer en Andalucía no es sinónimo de resignación, sino de lucha y de orgullo. En su ejemplo aprendí que no basta con sobrevivir: hay que vivir con dignidad.

Hoy, en el presente, ser andalucista es continuar ese legado. Es negarme a aceptar que mi tierra sea tratada como un lugar de segunda. Es reivindicar que Andalucía tiene talento, creatividad y fuerza para construir su propio destino. Es alzar la voz por mi abuela que no pudo, y caminar de la mano de mi madre que me enseñó a no bajar la cabeza.

Y cuando pienso en el futuro, lo imagino lleno de mujeres y hombres libres. Sueño con caminar de la mano de mi hija y de mis hijos, que puedan sentirse orgullosos del camino que he recorrido y de la lucha que he dado por su futuro. Quiero que hereden una Andalucía donde no haya miedo, donde quedarse sea una opción digna y donde puedan elegir su vida sin pedir permiso.

Soy mujer andalucista porque creo en la fuerza de mi gente, en la memoria de las que callaron, en la rebeldía de las que hablaron y en la esperanza de las que están por venir. Porque cuando digo “Andalucía”, digo también “mi abuela”, “mi madre” y “mis hijos”. Digo que nuestra historia no termina en silencio: empieza en voz alta, para que las generaciones que vienen puedan seguir escribiéndola con orgullo.

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