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Emergencia democrática

Rafa Rodríguez (*)

Mañana, 8 de junio de 2025, el PP ha convocado en Madrid una manifestación contra el Gobierno, al que difama con bulos y mentiras, para pedir elecciones adelantadas, como viene haciendo desde que Mariano Rajoy perdió la moción de censura hace ahora justamente 7 años (junio de 2018).

No ha dudado el PP en boicotear la Conferencia de Presidentes, celebrada en Barcelona el pasado 6 de junio, para “calentar el ambiente”. Díaz Ayuso ha aprovechado esta estrategia para llevarla al extremo, ganar protagonismo y demostrar que ella es la líder en la guerra sucia contra el gobierno y no Feijoo.

Ha reventado la ilusión de este de conseguir los votos de Junt para una moción de censura, haciendo un espectáculo del nacionalismo españolista más cerril, intolerante y excluyente, porque ella quiere liderar la alternativa de la extrema derecha española cuando el gobierno convoque elecciones, aprovechando la ola reaccionaria que sacude nuestro mundo, financiada por la nueva tecnoligarquía global.

Mientras Trump muestra la verdadera cara de quién lidera este neofascismo, como un nuevo tirano caprichoso y destructivo, que espolea al genocida Netanyahu para que siga asesinando y mate de hambre al pueblo palestino; mientras la ultraderecha racista, xenófoba y negacionista avanza en Europa, el gobierno de coalición de España, el único gobierno de izquierda de los 27 miembros de la UE, resiste y es capaz de mostrar  los mejores resultados económicos y sociales de la UE, la normalización de Cataluña con la constitucional ley de amnistía, y liderar una agenda internacional por la paz y el multilateralismo.

La internacional fascista y su capo en España, el expresidente Aznar, le han encargado a Isabel Díaz Ayuso, y no a Santiago Abascal, que lidere a la extrema derecha española, esa que, como Esperanza Aguirre, su mentora, no tiene reparos en reivindicar públicamente la dictadura franquista como su verdadero referente político. La vinculación del PP con Vox va más allá de los pactos, es una vinculación de marco político.

En España el PP, la derecha que se supone que es democrática, ha asumido por acción (Ayuso) y por omisión (Feijoo o Moreno Bonilla), la estrategia de convertirse en el referente de la ultraderecha internacional y que, por lo tanto, no haya a nivel del Estado una derecha democrática que acepte los límites constitucionales, nos pone en una situación de emergencia democrática.

Hoy la coalición de esa extrema derecha, según el último CIS, está en un empate técnico con la suma de los partidos que apoyaron la moción de censura. Pero esa coalición no solo está formada por partidos, sino que hay un bloque reaccionario que reúne a poderes económicos, organizaciones empresariales, una parte importante de jueces, altos funcionarios de la administración civil, de los cuerpos de seguridad y de defensa, medios de comunicación e intelectuales que están desatando una cacería antidemocrática para derribar al gobierno de coalición.

Esta coalición de la extrema derecha está actuando como si en democracia no hubiera límites políticos y por eso han hecho del bulo y la falsedad su mejor arma política. Mentir e insultar le dan votos porque se culpa de la política en general y a los políticos “que son todos iguales” del “ruido”, que no es ruido, sino el estruendo de la demolición democrática que está causando el PP.

En esta emergencia democrática, la línea que estructura el conflicto político es democracia o fascismo, lo que en términos prácticos significa defender al legítimo gobierno de coalición frente a este golpismo blando y defender la unidad de las izquierdas y de los demócratas. Confundir esta línea estructural con otras creadas para uso partidista es hacerle el juego al fascismo.

Las próximas elecciones son las elecciones andaluzas. En este contexto, como escribía hace poco en Paralelo 36 Alejandro Serrato, la izquierda andaluza se encuentra en una encrucijada. La fragmentación de sus fuerzas, lejos de fortalecer el proyecto transformador, lo debilita frente al PP.

El pueblo andaluz no puede esperar y es básico poner los intereses de la mayoría social andaluza por encima de los intereses partidistas y las maniobras cortoplacistas.

Por la democracia y por Andalucía, es imprescindible que la izquierda transformadora ofrezca ya, unida, una oferta electoral clara frente al deterioro social, político y ambiental, que esta derecha está provocando en Andalucía. Unidad con un formato participativo y estable, unas siglas nítidas y liderazgos democráticos ampliamente conocidos que inspiren ilusión, seguridad y confianza.

 

(*) La imagen representa una obra de Anne Duk Hee Jordan

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