Alejandro Serrato Delgado
En un contexto de crecientes desafíos sociales y políticos, la izquierda andaluza se encuentra en una encrucijada. La fragmentación de sus fuerzas, lejos de fortalecer el proyecto transformador, lo debilita frente a un Partido Popular (PP) que avanza en el desmantelamiento de pilares fundamentales como la sanidad y la educación públicas. Aun conociendo la decisión de los Anticapitalistas de AA de concurrir en solitario, y la actitud de Podemos alargando los plazos para un posible acuerdo. El pueblo andaluz no puede esperar y les hago un llamamiento a la unidad, poniendo los intereses de la mayoría social andaluza por encima de los partidos y las maniobras. El pueblo andaluz nos lo agradecerá.
A pesar de lo sufrido, las malas praxis políticas y las traiciones y tradiciones de cada partido. Cómo andalucistas tenemos que ver y analizar la realidad, y la unidad de la izquierda es una necesidad urgente.
El deterioro de los servicios públicos en Andalucía no es un accidente ni un castigo divino, sino el resultado de políticas deliberadas del PP que priorizan los intereses privados sobre el bienestar colectivo. Los recortes en sanidad han alargado listas de espera y precarizado las condiciones laborales de los profesionales poniendo seriamente en peligro la vida de la gente, mientras que la educación pública la están asfixiando, con menos recursos y un impulso descarado hacia la concertada y la privada. Este escenario exige una respuesta contundente y coordinada de todas las fuerzas progresistas, capaz de articular una alternativa que frene este modelo neoliberal y devuelva la dignidad a los servicios públicos.
Desde mi condición de trabajador andaluz, desde el medio rural, abogo por una unidad basada en el respeto a las diferencias. Esta no implica borrar de un plumazo identidades ni diluir programas, sino construir un proyecto común que ponga por delante los intereses de las clases populares. La diversidad de la izquierda andaluza con sus matices puede ser una fortaleza si se canaliza hacia un objetivo compartido: un proyecto político que defienda la justicia social y la soberanía andaluza sin tutelas externas.
Los andalucistas, el nacionalismo andaluz y la izquierda andaluza en general, tenemos una responsabilidad histórica en este momento. Mirarse al espejo implica reconocer que la fragmentación solo beneficia a quienes se perpetúan en el poder y maltratan a nuestro pueblo. El sueño de una Andalucía soberana, libre y justa no puede construirse desde la división ni desde cálculos partidistas cortoplacistas. La unidad de la izquierda andaluza es el único camino para avanzar en un proyecto soberanista que no tema alzar la voz, que no dependa de imposiciones externas y que se sostenga sobre la fuerza de su pueblo.
La izquierda andaluza debe aprender de experiencias pasadas y presentes. La desunión ha sido, históricamente, el talón de Aquiles de los movimientos transformadores, mientras que los momentos de mayor avance social han coincidido con alianzas amplias y generosas. Hoy, más que nunca, es imprescindible superar personalismos, tacticismos y recelos. La ciudadanía andaluza no perdonará que, ante el avance de la derecha, la izquierda se pierda en batallas internas.
Es hora de actuar con madurez y valentía. La unidad no es un fin en sí misma, sino el instrumento para frenar el deterioro de Andalucía y sentar las bases de un futuro soberano y justo. Desde el respeto y las diferencias, la izquierda debe tejer un proyecto común que devuelva la esperanza a un pueblo que traga saliva y llega a fin de mes con la soga al cuello. El tiempo apremia, y la responsabilidad está en nuestras manos. Por Andalucía, por los pueblos y por su futuro: Unidad Andaluza.