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Los espacios electorales funcionan como la ley de conservación de la energía, primer principio de la termodinámica, ni se crean ni se destruyen, sólo se trasforman. Pueden transformarse por acción (introducción de orden entrópico ideológico, como ha venido haciendo el neoliberalismo), o por omisión (abandono del empuje ideológico, como ha venido haciendo la izquierda con el consiguiente aumento entrópico del populismo antipolítico, la indecisión, la renuncia o el voto blanco.

Al tirititrán, tran, tran

Mario Ortega / Los espacios electorales funcionan como la ley de conservación de la energía, primer principio de la termodinámica, ni se crean ni se destruyen, sólo se trasforman.

danzadelaplaza

Pueden transformarse por acción (introducción de orden entrópico ideológico, como ha venido haciendo el neoliberalismo), o por omisión (abandono del empuje ideológico, como ha venido haciendo la izquierda con el consiguiente aumento entrópico del populismo antipolítico, la indecisión, la renuncia o el voto blanco.

Si pensamos la política en el corto plazo, estamos pensando en política mercado. Si actuamos en función de mayorías en posiciones de la escala ideológica izquierda/derecha, estamos renunciando a la transformación real.

El neoliberalismo diseñó su propia estrategia para cambiar la mayoría ideológica, cambiar lo que se ha venido llamando hegemonía. Sus frutos son evidentes. Han ganado incluso donde parece que no han ganado.

Quienes piensan que para ganar hay que «centrarse» porque las encuestas sitúan ahí la mayoría ideológica, renuncian a ganar la carrera importante, la de fondo, a ganar de verdad como ha hecho la derecha. No son tiempos de política light.

La gran cantidad de BAIs (blanco, abstención, indecisos) en este momento , como refleja este artículo, no tienen porqué tener relación directa con el centro político, como sostiene su autor. Tal vez tenga más relación con el aroma de incertidumbre y desencanto que vivimos. Por eso la mejor forma de atraerlos a posiciones progresista y de izquierdas es construir un relato contundente de oposición a las premisas neoliberales, reconstruir y construir ideología de oposición. No volverse políticamente líquidos en el fondo y en las formas.

Sí, sin renunciar a la batalla electoral.

El grupo BAIs no es un grupo homogéneo. El blanco es un voto protesta contra todo (puede ser incluso un voto antidemocrático), la abstención tiene una componente fija muy alta, en España en torno al 25%, es el “yo paso,” el “todos son iguales” o el “la democracia y la política me importan un pito,” yo a lo mío.

Para el momento electoral el voto importante es el indeciso (en esto sí estoy de acuerdo con el artículo,) además de consolidar el propio voto ideológico que es el que en la izquierda que votaba al PSOE mayoritariamente se ha resentido fuertemente. El voto ideológico de izquierdas se consolida en las opciones progresistas no fallando, no mintiendo, en la derecha no lo veo tan claro, sobre todo en España, donde el voto de tradición (católica) es alto y muy monolítico, aunque también está sufriendo un desplazamiento hacia UPyD.

La pregunta que tenemos que hacernos, creo, es ¿por qué están indecisos los indecisos?, no presuponer que los indecisos son de centro y por tanto para ganarlos hay que ir hacia el centro. Es verdad que este espacio de indecisos es el que más está creciendo a costa del voto del PSOE, y, tal vez, contra el bipartidismo, como se ve en la segunda gráfica del artículo que cito más arriba.

Destino de fugas del PSOE

Tengo una hipótesis.

Los indecisos que pierde el PSOE ven demasiadas similitudes entre el PSOE y el PP en aspectos de interés inmediato (desempleo y situación económica), tengamos en cuenta que el PP lo que ha hecho ha sido ahondar fuertemente en el camino iniciado por ZP, la memoria es todavía muy reciente (por eso ha sido muy importante para el PSOE la renovación del liderazgo andaluz, luego el valenciano y próximamente el de Rubalcaba, y por eso el ataque a los derechos civiles, el aborto a la cabeza, le viene al PSOE estupendamente, pues marcan diferencias formales e ideológicas que ayudan a consolidar y aumentar el voto ideológico). Los indecisos, a su vez, ven la semejanzas entre PSOE e IU, ven al PSOE como el triángulo semejante más grande (sí, a la derecha pero con más posibilidades reales de gestionar cambios) que IU, de ahí el habitual voto útil.

Similitud con la derecha en las cosas de fondo económico y semejanza con la izquierda en los asuntos ideológicos y sociales es lo que produce la indecisión. Una actitud expectante, que tiende a resolverse pragmáticamente hacia el semejante más grande. Creo que por este motivo, los indecisos no van a ir, en el momento actual hacia la derecha.

El problema para la izquierda es cómo facilitar una mayor transición hacia su oferta electoral, para consolidar el desgaste del bipartidismo y crecer por encima de lo que auguran las encuestas. Para poder apalancar, desde ahí, un proceso de retroalimentación de los espacios electorales e ideológicos progresistas.

Mantengo que no son tiempos de medias tintas, de resistencia o de aparato. Es imprescindible dibujar con claridad la identidad de una nueva izquierda.

Para ello la reconstrucción y la renovación ideológica con la bandera de la economía ecológica (que marca las diferencias con la similitud PP-PSOE, y las banderas del feminismo y la igualdad (que refuerzan la semejanza con el PSOE) son muy importantes.

Para dotar de credibilidad esta renovación, eliminar dudas antipolíticas y desactivar a quienes han venido diciendo que son mejores que nadie y que sólo pactarán si hay primarias (yo siempre lo dudé, aunque IU no ha hecho nada por resolverme la duda), convocar primarias abiertas parece, aquí, muy necesario. No ha sido así.

Y tampoco ha sido la renovación del liderazgo para las europeas, cuestión que veo como el mayor error si cabe. Siglas consolidadas, ideología renovada y liderazgo. Lo primero está, a lo segundo le falta más de un hervor, y lo tercero ni está, ni se le espera.

Insisto, no es una cuestión de adaptarse a la escala ideológica o adaptarse a los indecisos, es momento de dibujar una nueva izquierda. Y eso es lo que no está ocurriendo. En mi opinión, es verdad que IU tiene mucha responsabilidad en este asunto, pero ni es toda suya ni el resto de opciones alternativas al PSOE que concurrirán a las europeas están exentas de su porción de responsabilidad, alguna de ellas flagrante.

Decía Ortega que la técnica no es la adaptación del “hombre” a la naturaleza, si no la adaptación de la naturaleza al “hombre”. Disculpad el sesgo de generó, pero así lo escribió el filósofo.

El futuro de la izquierda no pasa por su adaptación al medio político, si no por transformarlo.

IU y el resto han renunciado a la osadía y consiguientemente dan margen y dejan campo abierto para que el PSOE después de su tirititrán en Andalucía con Susana Díaz, continúe con su tran, tran.

Tirititrán, tran, tran.

@marioortega

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