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Acabamos de vivir dos grandes movilizaciones que afectan a dos pilares constitucionales básicos. La Diada catalana, que ha demandado la independencia de Cataluña, y el viaje a Madrid de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que, demostrando su compromiso sindical y con la izquierda, han protestado de frente contra el modelo de Estado neoliberal y nacional-católico del Partido Popular.

¡Andalucía a la calle el 4 de diciembre!

Editorial P36 | Acabamos de vivir dos grandes movilizaciones que afectan a dos pilares constitucionales básicos. La Diada catalana, que ha demandado la independencia de Cataluña, y el viaje a Madrid de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que, demostrando su compromiso sindical y con la izquierda, han protestado de frente contra el modelo de Estado neoliberal y nacional-católico del Partido Popular.

La espita de ambas movilizaciones la ha abierto el gobierno de Rajoy. Es la derecha la que ha roto los precarios equilibrios entre capital y trabajo con una durísima reforma laboral y la que ha desestabilizado el modelo de Estado con el ataque y culpabilización permanente del déficit público a las comunidades autónomas.

La crisis metabólica del capitalismo, que es superable sólo en el marco europeo y global, es la justificación perfecta para la reversión de los derechos económicos, sociales y políticos conseguidos, fruto del precario pacto de la transición. Es la derecha española y españolista la que va a arrastrar por el camino emprendido a la mayoría de la población a la miseria.

El partido Popular está perdiendo la mayoría social de forma acelerada, su derrota comenzó en las urnas andaluzas, el pueblo andaluz en un acto de inteligencia colectiva frenó a la derecha entregando a la izquierda la posibilidad de formar gobierno.

En Cataluña el partido popular es la muleta del CIU en las políticas económicas neoliberales, al igual que las derechas catalana y vasca suelen ser los apoyos a las políticas socioeconómicas del PP en el parlamento de España.

En breve llegarán las elecciones vascas y gallegas, en octubre. En el país Vasco todo apunta a que habrá, con toda seguridad, un triunfo más soberanista si cabe que el catalán, justo en el lugar donde los indicadores macroeconómicos, de desempleo y de desigualdad son los mejores del Estado. Justo en el territorio que goza de un trato fiscal privilegiado, junto con Navarra, respecto del resto de comunidades autónomas. En Galicia también hay una alta probabilidad de que el Partido Popular no pueda formar gobierno con la irrupción en el escenario político de la Alianza Gallega de Izquierdas (un frente de la izquierda federal.)

Como observamos, las tensiones soberanistas, son hegemonizadas por las derechas en España y Cataluña, centrípeta y centrífuga respectivamente, y en el País Vasco (territorio del privilegio fiscal llamado “cupo vasco” reconocido constitucionalmente) por el PNV y Bildu. Todo un indicador de que las demandas nacionalistas española (esencialmente madrileña), catalana y vasca son demandas de la clase pudiente, demandas de ricos, demandas tácticas o estratégicas (ahora da lo mismo) para preservar las claves del poder de clase dirigente.

Andalucía no puede consentir que esto siga así, que la agenda política la marquen las élites económicas, da igual donde tengan radicado su domicilio fiscal, para resolver las tensiones en su propio beneficio.

Andalucía debe activar todo su potencial identitario, mucho mayor que el Catalán y Vasco, para volver a vincular autonomía política y autogobierno andaluz con la reconquista de derechos ciudadanos que creíamos hasta antes de ayer consolidados, y con la exigencia de igualdad, equidad y solidaridad entre los pueblos que conforman la actual España.

Andalucía debe reivindicar un estado plurinacional federal, donde la sanidad, la educación y los derechos sociales básicos estén garantizados en pié de igualdad. Andalucía debe reivindicar capacidad fiscal propia, superando constitucionalmente si cabe el actual Estatuto de Autonomía. Andalucía debe oponerse a cupos, foros, pactos fiscales asimétricos y centralismos madrileños.

Andalucía tiene que volver a liderar como lo hizo el 4 de diciembre de 1977 las luchas por la igualdad y contra los recortes de un gobierno central y las imposiciones de la troika, que nos están llevando al más absoluto de los desastres. Andalucía tiene que decirle al gobierno de España que hemos puesto el pié en la pared y que no vamos a tolerar más acoso, más expolio, más arrogancia y más mentira por los que se llaman del norte.

Si el gobierno andaluz no alienta este frente federalista se va a ver sobrepasado por los acontecimientos, amordazado y atado de pies y manos para gobernar Andalucía y poder prestar dignamente aquello que más quieren las y los andaluces, su modelo educativo público,  modelo sanitario y sus políticas de igualdad. Unas líneas rojas que no puede dejar pasar de manera condescendiente.

Paralelo 36 Andalucía hace un llamamiento a la sociedad civil andaluza organizada, a los sindicatos, a los partidos políticos de izquierdas, federalistas y nacionalistas, y al propio gobierno andaluz para que hagamos una piña en defensa de nuestra tierra.

Ya lo hicimos una vez y fue determinante, ahora toca otra vez.

¡Andalucía a la calle el 4 de diciembre! Contra el gobierno centralista de la derecha, por nuestros derechos políticos, por más autogobierno y por el bienestar de las y los andaluces.

Ilustración obra de Juan de Loxa: «Es preciso armarla»

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