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La Andalucia de Pepe Suero

Suero

Juan José Tellez. Andaluces.es.dalucía la que divierte, cantaba irónicamente el vozarrón de Pepe Suero, recién salido de La Cuadra, en aquel momento histórico –transición le llamaron -en el que los andaluces defendimos lo que queríamos ser atacando los tópicos que nos enmascaraban. Su flauta alfarera quiso dar la cara y desenmascarar las caretas. Ahora que su muerte lo ha devuelto al espejismo de la actualidad, tal vez deberíamos reinar sobre lo que queda de nuestras esperanzas o, lo que viene a ser lo mismo, lo que queda de sus ilusiones.

De la Andalucía utópica a la de Virgencita mía que me quede como estoy. De la imposible reforma agraria a la inevitable reforma laboral. La de la blanquiverde convertida en logotipo profesional en lugar de estandarte laico de nuestra señora de la mayor esperanza y del mayor dolor.

Pepe Suero cantaba para una Andalucía sudorosa. La de hoy, entre tanto desodorante, ya no huele; aunque algo siga oliendo a podrido en Dinamarca o en Sevilla. La suya -requiescat in pacem- era una Andalucía que soñaba y la que le reza ahora el responso es una Andalucía dormida.

¿Qué hemos dejado en el camino?, nos preguntaremos rumbo a la fosa común de las ideas que tanto compartimos con Pepe Suero y con Carlos Cano, con Romero Sanjuan y con Jesús de la Rosa, la del Turronero con letra de Fosforito, la del Piki, la de Mario Maya, la de Camarón como un eterno potro de rabio y miel. Ahora, es la Andalucía que permite que el Gobierno central vuelva a traficar con nuestro censo y con el Guadalquivir, la que no se levanta en pie de paz contra quienes pretenden que nuestra autonomía no luche contra los desahucios o contra el mercadeo de las medicinas como su estatuto le de a entender.

Suero acaba de dejar el Altozano de la vida a bordo de los transmiserianos de aquella Andalucía imparable que ahora está en el paro, la del I+D+I a la que ahora le queda el parque tecnológico de la picaresca y de la supervivencia. Este no es un país para utópicos, sino para la resistencia contra la invasión del pelotazo y la trincalina, de los que trafican hasta con el dinero del paro, de los que pretenden conjurar a la burbuja inmobiliaria enladrillando lo poco que nos queda de nuestras playas libres. Pepe Suero se ha muerto porque ya era un apatrida.

Sin embargo, hasta su último aliento, mantuvo una coherencia que muchos otros quisieran. Murió el mismo día en que nació Blas Infante. Quizá, digo yo, haya querido decirnos algo

 

Un comentario

  1. No sé si estamos hablando de ideas o de música. Me resulta extraño ultimamente ver que se habla de gente que ni siquiera se conocía bien. Tampoco sé si lo que dejamos o dejaron en el camino fue , precisamente, dejación. porque algo tendrá que ver el silencio de muchos o el mirar para otro lado de otros tantos que han podido hacer mas. NO entiendo que aparezcan nombres que sólo fueron intérpretes y que no procesaban ninguna ideología, ni siquiera la de la conciencia profunda de lo que significa ser andaluz y pertenecer a esta tierra, más allá se siglas. NO escuché las voces de ahora cuando el pelotazo y la trincalía pero seguimos señalando no sé donde porque estábamos todos, unos mucho más al lado del poder que otros, de un poder que se sigue sin criticar abiertamente. Todo queda en una vaguedad de palabras y de intelectualidades que limpian nuestras conciencias. ¿Acaso no estamos? ¿Somos fantasmas? ¿Acaso no se ha tenido en las manos el poder de la prensa, de la comunicación, de la rebelión? Hablamos como si todo fuese ajeno a nosotros (me gusta hablar en primera persona del plural pero no por ello me siento incluída en muchas de las cosas que expongo), como si todo hubiese ocurrido por arte de magia, por azar, porque asi estaba previsto en el Destino del pueblo andaluz. Lo siento. Hoy, tras estar horas ayer sentada con mi padre en el cementerio al lado de Pepe (donde, por cierto, éramos muy pocos, muy pocos, escandalosamente pocos, no estoy de humor para escuchar ciertas cosas ni para volver a ver cómo seguimos mirando para otro lado. Pepe Suero no era un apátrida, era un abandonado de la mayoría hasta que murió, un artista del Cerro del Aguila olvidado hasta ayer. El mismo día que murió reseñé en mi página de facebook la coincidencia de las fechas. No sé si ha sido causalidad (no casualidad) pero si algo nos quiere decir es que solo nos acordamos de nuestros andaluces, incluido Infante, en fechas señaladas pero se nos olvidan a diario sus ejemplos, sus palabras y sus luchas. Estamos más cómodos como estamos con un lavadito de conciencia de vez en cuando mediante el papel haciendo ejercicios literarios. Disculpadme si no estoy de humor y si me expongo tan abiertamente a que se me lapide pero es lo que siento en estos momentos y estoy cansada de comulgar con ruedas de molino. NO es a ti Tellez, que sabes que te aprecio mucho, pero leerte me ha hecho vomitar todo lo que he sentido desde la tarde del tanatorio cuando vi a mi padre llorar al lado de la hermana de Pepe, cuando al día siguiente lloramos los pocos que estábamos en la iglesia al escuchar la canción que sonó de mi padre cantada por él : Amor y paz que seguro no conocéis la mayoría y cuando, sentado e un banco del cementerio, tras su entierro hablaos de tantas cosas. Pobre Andalucía.

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