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GANEMOS, primera llamada

Podemos ha tenido éxito, el éxito es centrípeto.

Ha tenido éxito por lo bien que lo han hecho, y este bien hacer no es sólo producto de la inteligencia grupal de un puñado de personas con conocimientos suficientes para ponerlos al servicio de una causa tan justa como enorme, cambiar el actual poder político de casta, esencialmente bipartidista y de élite, por el poder popular, de la gente. Ganar la democracia herida y fortalecerla. La inteligencia grupal admirable es una condición necesaria, pero no suficiente.

Ganemos_GranadaLa semilla ha germinado porque se dan las condiciones sociales (la tierra sobre la que cultivar) y el clima favorable. He ahí otra razón determinante para la obtención del fruto. Ahora el tallo se hace fuerte y las hojas reman al sol y, por tanto, “podríamos” ver los frutos ya en el primer año de cultivo. Solo podríamos, porque pueden ocurrir muchas cosas mientras tanto. Pueden ocurrir vendavales, lluvias intensas o sequías. Puede ocurrir que las condiciones de posibilidad cambien, podría ocurrir. Podría ocurrir que la cosecha no fuese tan ganadora como la ilusión cree y la realidad precisa. Podría ocurrir que hubiese que esperar cuatro años más con esta derecha actual asentada en el poder y dispuesta a dinamitar por completo la democracia desde dentro.

La pulsión solidaria para bien común no nació ayer. Antes de que llegara esta deseada ola otros y otras advirtieron lo que se venía encima en forma de dolor social, en forma de desintegración de la democracia, pero o bien no eran tan inteligentes (y plantaron la semilla inadecuada) o bien no había tierra cultivable ni clima favorable, o todo a la vez. Lástima, pero así son las cosas, complejas.

Ecologistas irredentos se empeñaban en desmontar los mitos de la infinitud de los recursos, en recordar la ley de los rendimientos decrecientes y el segundo principio de la termodinámica, y en vincular señales de alteración biofísica terrestre con un capitalismo depredador, acumulativo y financiero, cuyas ilusiones ópticas se fraguaban en los espejismo de la riqueza, el desarrollismo consumista y en el todo el monte es orégano urbanizable.

El poderoso veneno de la tarjeta de crédito ,que amparaba la oferta de consumo e hipotecas, era el inhibidor para la comunicación de la racionalidad científica y su traducción a la política. Los y las votantes a lo suyo, total España iba bien y Andalucía, por lo que nos toca desde aquí, era imparable.

La juventud, divino tesoro, dormitaba políticamente en sus oficios o en sus estudios sabedora de que era libre y dueña de su futuro, algunos viejos carcamales, que ni fueron, pobres, casta, incordiaban con eso de la política. Cosa aburrida tanto para la tertulia de café como para la alegría de la fiesta.

De modo que no es verdad que ni antes sólo había fuerzas de izquierdas y verdes tontas, ni ahora se esté descubriendo la penicilina. Así son las cosas.

Y como las cosas son así, están, de un lado, quienes quieren aprender del pasado para legar un futuro mejor, y quienes descubierta la penicilina con un envoltorio atractivo podrían tácitamente compartir la estrategia de los que advierten que para penicilina la que ellos vienen guardando en el mismo envoltorio desde hace un puñado de decenios. Ir a una, o cada quien a lo suyo y luego ya veremos.

Estas dos vías conducen a escenarios estratégico políticos distintos. La primera, digamos, es la vía rápida, la que puede crear condiciones para ganar ya, la segunda es la vía lenta la que nos hace esperar el cambio, al menos, con cuatro años más de purgatorio. Tal vez para entonces ya sólo nos quede abierta la puerta del infierno si es que no lo hemos conocido en carne.

¿Creemos que están las cosas para la paciencia? Quien crea eso que repase por favor los datos estadísticos de desahucios, desempleo, cobertura de prestaciones, becas, enfermedades vinculadas con la marginación, exilio forzado, pobreza infantil, empleo precario, igualdad entre hombres y mujeres, coste de la salud, precio de los productos básicos, energía, agua, telefonía, cultura,…

En este contexto de urgencia social a algunas, a algunos, no nos queda otra que insistir. Insistir en que si hay una tierra de cultivo favorable, si tenemos un modelo de elección de candidaturas por medio de primarias abiertas ciudadanas exitoso y la radicalidad democrática de PODEMOSs, si tenemos partidos políticos que no son casta (IU, EQUO, Compromis, ANOVA, CHA, ICV,…), no debemos conformarnos con una cosecha escasa o fraccionada, queremos una cosecha poderosa, una cosecha que alimente el siguiente paso, tomar el gobierno de España para cambiarlo todo, para iniciar un nuevo proyecto constitucional que blinde, esta vez sí, la democracia, y supere a aquél del 78, cuyos artífices se están encargando de dinamitar desde los pilares.

En este momento, la emergencia de los proyectos GANEMOS, al estilo del original nacido en Barcelona, son la primeras llamada a la confluencia para poder cambiar todo.

Que no nos pase que tengamos que denominar a la siguiente del mismo modo que ese manifiesto ecologista conjunto que han firmado sin dudarlo desde los Cayo Lara hasta los Pablo Iglesias, Ultima Llamada. Comprendamos la importancia de la primera. Además, con toda probabilidad el PP modificará la ley electoral para conservar por la vía de un golpe de Estado institucional la mayoría de los ayuntamientos. Cada día que pasa la unidad en torno a candidaturas ciudadanas es más imprescindible.

No agrupemos más dolor en el costado, GANEMOS, ya.

@marioortega

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