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La extraña oscuridad de lo evidente: el crecimiento del precio de las materias primas

articleImageThumbnail   Este Post fue publicado en enero del 2006.Pero no sabían nada.

Leo, en las páginas de Economía del diario El País de ayer, 23 de enero, una noticia interesante, sobre la subida del precio en las materias primas: ”No sólo sube el petróleo. El precio de las materias primas -oro, plata, cobre, zinc, aluminio y plomo- se disparó en 2005, por tercer año consecutivo. El ciclo alcista, con máximos históricos en 20 años y alzas superiores al 10% anual en los índices más importantes”.

Este crecimiento de precios parece romper una tendencia irreversible del último tercio del siglo XX, a la devaluación de los precios de las materias primas. Una de las causas de la depresión de países pobres ricos en materias primas, pero pobres en tecnología.

La explicación de esta subida de precios son dos, según los analistas citados en la noticia: una, el aumento de la demanda por el crecimiento económico de China e India. Y dos, los movimientos especulativos de los fondos de fondos de inversiones que se han refugiado en las materias primas.

A simple vista, el enigma parece resuelto. Pero, si se revisa la explicación aportada, surgen algunos problemas. ¿Pero la economía de escala no nos enseña que, si crece la demanda, se abarata la oferta? ¿Cómo es posible que crezca la demanda y se encarezca la oferta? Pues, por los mismos motivos que los inversores de las fondos se concentran en la materia primas, por aquello que un comentarista citado en la noticia de El País llama “estrecheces de este mercado”. Es decir, por que se trata de una oferta limitada y decreciente. Las materias primas se acaban. Y, ante la escasez y el agotamiento de un recurso, el aumento de la demanda produce el efecto inverso al previsto en la economía de escala (suben los precios en vez de bajar) y los inversores se concentran y acaparan especulativamente los recursos escasos, con lo cual se encarecen aún más.

Lo interesante de los datos de esta noticia es que, como en el mercado energético, el agotamiento ecológico empieza a dar la cara en los precios. Pero lo más interesante es el enfoque de la noticia, que obvia lo más importante (el agotamiento de las materias primas) y destaca simple epifenómenos de este agotamiento, como son el aumento de la demanda o los movimientos especulativos de los inversores. La economía del crecimiento acaba oscureciendo lo evidente y destacando lo accesorio: “Cuando el dedo señala la Luna, el imbécil mira al dedo”. Pero esto hay que entenderlo en el marco del universo conceptual, de naturaleza idealista y nihilista de la economía neoclásica, donde la naturaleza y los recursos físicos no existen o son irrelevantes.