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La verdad en cueros

cordobanRafa me comentó ayer que se está pensando cerrar el negocio. Es artista. Y artesano. Las dos habilidades en idéntica proporción. Comenzó fabricando pulseras para vender en la calle. Luego montó una tienda en la medina-judería de Córdoba y se especializó en las técnicas del cuero. Elevó el guadamecí a la categoría de lo contemporáneo. Y le fue bien. Hundía las manos en la tierra para extraer el jugo de la memoria. Y después lo vertía sobre los fractales que imaginaba. Geométricamente imperfectos. Como cualquier ser humano. Imaginar es lo poco que nos queda divino desde la creación. El nervio que une el corazón al cerebro. Lo sentido, que decía Ibn Arabí. Desde su tienda se sienten las campanas de la Mezquita. Porque se escuchan y duelen. Él siente cerrar la tienda. No paran de bajar los clientes y de subir los impuestos. No puedo más. Esa es la verdad, me dijo.

Richard Gregory, profesor emérito de Neuropsicología de la Universidad de Bristol, afirma sin tapujos que el cerebro no busca la verdad, sino sobrevivir. La verdad no es lo que ven nuestros ojos. Imagina una silla. La ves. Corres y te sientas encima. Y caes. Era de papel. La realidad no es más que la interpretación cerebral de los impulsos nerviosos que transmiten los ojos. Los niños no se fían. Todos nacemos sinestésicos, es decir, multisensoriales. Vemos los olores y los sonidos. Los niños tienden a conocer su entorno con las manos y con la boca. Jamás se sientan en una silla que antes no hayan tocado. A medida que perdemos neuronas, los ojos monopolizan la percepción de la realidad. Hasta engañarnos. Por eso los adultos necesitamos caernos de la silla para volver a tocarla.

Mis ojos dicen que el 72% de la población andaluza percibe una renta inferior a 1000 euros, mientras la media española no llega a la mitad. Los jubilados andaluces perciben casi un 10% menos de pensión que el resto. Hemos llegado a la cifra real de un millón de desempleados, “ilegales” incluidos. Han cerrado ocho mil pequeñas y medianas empresas en menos de un año. Esta semana la mutinacional Avanzit anunció que trasladaría su sede social a Sevilla. Con ella ya son tres las empresas andaluzas que cotizan en bolsa. Imaginen cuántas son catalanas, madrileñas o vascas. Doblamos a la media nacional en perceptores de subsidios por desempleo, en usuarios de comedores sociales, en emigrantes dentro y fuera de España, en tierras yermas potencialmente cultivables, en familias sin ingresos, en número de pobres por habitante, en morosos y embargados… Pero eso no es verdad. Es una percepción mía. De mi cerebro. Que me engaña.

Al bajarse del coche, Rafa me dijo que quizá no cierre. Ama tanto esa vida que prefiere morir con ella. Y entonces comprendí porqué se empeñan las escrituras en hacernos creer que somos dioses en miniatura. No es que prefiera la muerte a la verdad como un mártir. Es que la supervivencia va más allá de no pasar hambre. Y de eso se aprovechan los políticos que venden la verdad y los votos a 421 euros. En lugar de cambiarla.

Artículo publicado en El Día de Córdoba

3 Comentarios

  1. A Roque:
    No tienes ni idea de lo que escribes, vivo en la Judería y te animo a asistir a algunas de las visitas guiadas que se realizan por la Judería, a lo mejor así aprendes algo, aunque me queda alguna duda..

    A Antonio Manuel:
    Enhorabuena por la página,
    saludos

  2. A Roque:
    No tienes ni idea de lo que hablas, vivo en la Judería y te animo a asistir a algunas de las visitas guiadas que se realizan por la Judería, a lo mejor así aprendes algo, aunque me queda alguna duda..

    A Antonio Manuel:
    Enhorabuena por la página,
    saludos

  3. La utilización de las palabras no es inocente. Nos quejamos de que el Pueblo Andaluz no conozca su Historia, que hablen de “reconquistas”, de “los árabes”, de “invasiones”, etc. Y debemos quejarnos, pero también los que nos decimos andaluces de conciencia, y Antonio Manuel para mí es uno de ellos, también debemos meditar qué palabras utilizamos y por qué. Escribes: “Luego montó una tienda en la medina-judería de Córdoba y se especializó en las técnicas del cuero”.

    Analicemos, ¿qué vestigios “judios” hay en toda la ciudad de Córdoba?. Si exceptuamos la Sinagoga de la calle Judios, donde cabrán 50 personas como mucho, no hay nada más. Lo que se puede nombrar como Medina, o Barrio Andalusí, está formado por la Mezquita Aljama, y Palacios Califales. ¿Era posible que alrededor de la Mezquita y de la Administración andalusí los que vivieran ERAN LOS JUDIOS?, pues no, es una manipulación más que nos ha venido y nos viene de ex-paña y de los españoles. El único momento en que en la Medina vivieron “judios” fue a raíz de la traición de ellos al abrirles las Puertas de la Ajarquía a los conquistadores, a algunos les permitieron temporalmente vivir en las casas de la clase política y dirigente andalusí. Entonces eso es la “judería”. Igual pasa en Málaga alrededor de la Alcazaba y de la Mezquita Aljama hoy catedral e incluso en el Barrio de Santa Cruz, un barrio típicamente andalusí y donde estaban los Palacios, resulta que es una judería…. Cuidemos nosotros mismos como escribimos y nos expresamos.
    Por lo demás un excelente artículo, como nos tiene acostumbrados Antonio Manuel

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