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De las elecciones en Alemania a las elecciones europeas

parlamento europeoLa Unión Monetaria limitó casi por completo la libertad de los Estados para decidir sus políticas monetarias y fiscales. Merkel ha aprovechado estas circunstancias así como la posición dominante de Alemania en la UE para obligar a realizar una serie de ajustes estructurales y hacer recaer socialmente los costes de crisis sobre el mercado de trabajo y territorialmente sobre los Estados periféricos, evitando que Alemania aborde su crónico superávit exterior y que una subida de la inflación perjudique la posición acreedora de sus bancos en el conjunto de la eurozona.

En la época de bonanza consiguió contener la subida del euro y controlar al mismo tiempo la inflación al propiciar una dinámica económica que terminó enterrando miles de millones de euros en ladrillos y en productos financieros al generar burbujas de los Estados periféricos. Este modelo no se basaba en la reducción de los desequilibrios relativos sino, por el contrario, en exacerbarlos.

Actualmente la subordinación de las economías periféricas sigue desempeñando un papel fundamental para equilibrar la economía de Alemania. En este caso, los riesgos institucionales del euro evitan una mayor apreciación (aunque a pesar de ello el euro está sobrevalorado entre un 10% y un 15%), que es lo se derivaría del comportamiento monetario más restrictivo del BCE en comparación con la Reserva Federal. Nuevamente se pretende alcanzar una situación de ventaja basada en la inestabilidad en lugar de en la convergencia pero el verdadero desequilibrio estructural de la economía de la eurozona no está en los Estados periféricos, sino en la propia Alemania.

La clara opción de Merkel y de los dirigentes de la UE a favor de los intereses de las grandes entidades financieras y de los mercados y en contra de los intereses de la mayoría está directamente relacionada con la ausencia de cualquier proyecto de avance democrático. Incluso el Reino Unido, que ha mantenido una actitud distanciada del proyecto de convergencia europea, ha encontrado en Alemania y en sus apoyos más fieles como Holanda, Suecia o Chequia unos inesperados aliados para preservar la supremacía del sector financiero. La ausencia de democracia real en la UE es el requisito esencial para facilitar la hegemonía del neoliberalismo en Europa.

Esta política le ha dado a Merkel buenos resultados electorales aunque ha hundido a su socio de gobierno, los liberales del FDF, que tras haber sacado un 14,6% de los votos en las anteriores elecciones del 2009, se han quedado fuera del Parlamento por no haber llegado al 5%. Al no haber conseguido la mayoría absoluta, Merkel va a realizar “la gran coalición” con el SPD lo que posiblemente marque un cierto giro en las políticas alemanas y al mismo tiempo suponga un referente para el bipartidismo español por su influencia en la nueva etapa de la socialdemocracia.

La modesta recuperación de la zona euro no será suficiente, si continúa la orientación procíclica de sus políticas fiscales, para solucionar los problemas actuales sobre todo el desempleo en los Estados periféricos ni para ahuyentar la amenaza de la vulnerabilidad de sus sistemas bancarios por el elevado endeudamiento privado, los injustificados diferenciales de tipos de interés sobre las operaciones de crédito y las amenazas de créditos impagados.

La opinión pública sigue apoyando la UE pero no sus políticas actuales y desconfían de que estas elecciones vayan a servir para cambiar las cosas. No es la ciudadanía la que ha dado la espalda al proyecto europeo sino el proyecto europeo a la ciudadanía. Tres de cada 4 europeos es partidario de que la UE tanga un presidente de verdad, que haya un gobierno y un parlamento que merezca tal nombre.

 

Otra cuestión a tener en cuenta es la opinión sobre el euro y la Unión Europea. En una reciente encuesta sobre la valoración del euro, la ciudadanía de los Estados encuestados que pertenecen a la zona euro, excepto los Países Bajos, consideran que el euro ha sido negativo para sus respectivos Estados, aunque la mayoría no está de acuerdo con la vuelta a las monedas estatales anteriores; en los otros (los que no pertenecen a la zona euro) opinan muy mayoritariamente que es positivo estar fuera de la moneda única.

Las elecciones europeas de 2014 van a ser unas elecciones decisivas y la ocasión para que la ciudadanía europea pueda ajustar sus cuentas con Merkel, la troika y la tecnocracia y poner en la agenda los cambios estructurales si entiende que Europa es un espacio de conflicto político en el que es necesario construir nuevas reglas del juego, aunque existe la amenaza de que el auge de los populismos de derecha puede hacer que el parlamento europeo sea el mas antieuropeo de la historia.

Necesitamos un frente amplio de izquierdas en Europa que consiga una mayoría política en el Parlamento europeo y que traslade a la opinión pública que la causa de la crisis no está en la democracia, en la UE, en el estado o en las autonomías sino en la debilidad de todas ellas ante el poder económico.

Desde Andalucía queremos impulsar y construir una alternativa que defienda un espacio público europeo democrático, social y ecológico que ponga en primer plano la lucha a favor de los derechos humanos, la democracia, la supremacía del poder público sobre el económico, más Europa, el equilibrio entre estados deudores y acreedores, la lucha contra el paro, especialmente el juvenil, la defensa del estado social y la participación directa de Andalucía en la toma de decisiones europeas que incidan en nuestras competencias exclusivas como líneas infranqueables.

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