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Queremos lograr una escuela andaluza pública que sea integradora, laica, participativa y democrática.

El modelo educativo andalucista (en el programa sectorial de educación)

escuela

Queremos lograr una escuela  andaluza pública que sea:

a) Integradora

La función de integración social, quizás la más tradicional de la escuela pública, es imprescindible si no se quiere que la escuela reproduzca el modelo de estratificación social contribuyendo a su consolidación e inamovilidad. La escuela pública tiene que ser una escuela interclasista, esto es, una escuela en la que convivan todas las clases o grupos sociales. Una sociedad que sufre, de una parte, las tensiones aparejadas a una crisis económica que contribuye a aumentar las diferencias sociales, y, de otra, las presiones culturales derivadas de los nuevos movimientos migratorios, necesita de una escuela que sea integradora e inclusiva.

b) Laica

La función de laicidad de las escuelas públicas satisface la necesidad de que todos los alumnos, sea cual sea, o no sea, su creencia religiosa, lengua, etnia o cultura, puedan encontrar en la escuela pública su casa común, el lugar donde se construye sobre lo que los une, dejando de lado lo que los separa. Queremos una escuela laica que sea garante de neutralidad y tolerancia, que respete positivamente la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión y las opciones ideológicas, políticas y morales de los alumnos, de sus familias, de los profesores y de los demás trabajadores de los centros. Una escuela que acepte el hecho del pluralismo religioso, filosófico, ideológico, político y moral de la sociedad, que rechace el proselitismo y el adoctrinamiento a favor de una religión particular, de un sistema filosófico, de una opción política, ideológica o moral.

c) Participativa

La escuela pública debe educar en la participación a todo el alumnado y promover la participación de las familias y del profesorado en la gestión democrática de la vida escolar, revitalizando los órganos colegiados de gobierno, y muy especialmente los consejos escolares de centro. Si no queremos para la sociedad del futuro una sociedad de consumidores, sino de ciudadanos, hay que comenzar desde la escuela a educar para la participación. La escuela pública debe ser eminentemente participativa.

f) Democrática

La escuela pública tiene el deber de hacer frente a las tendencias disgregadoras e inculcar el sentimiento de pertenencia a una democracia deliberativa formando ciudadanos educados en la virtud cívica y preparando a los futuros ciudadanos para la sociedad del conocimiento, facilitando la igualdad de acceso a los bienes de una cultura cualificada y democrática. La escuela pública tiene que ser un modelo en la transmisión de los valores democráticos en los que se asienta la convivencia pacífica de todos los ciudadanos.

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