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Mario Ortega. Creíamos que el espacio para la diferencia, la disidencia, el pensamiento crítico, para la impugnación de injusticias, desigualdades, para señalar con el dedo a delincuentes especuladores, para luchar por nuestras ilusiones colectivas, estaba donde lo dejaron quienes lucharon por la libertad.

Mensaje en una botella

Joan BrossaEstimada ciudadana, estimado ciudadano, gentes de la farándula, activistas sindicales, líderes y lideresas sociales, plataformas ciudadanas, organizaciones civiles todas:

Este mensaje es fruto de un naufragio.

Creíamos que el espacio para la diferencia, la disidencia, el pensamiento crítico, para la impugnación de injusticias, desigualdades, para señalar con el dedo a delincuentes especuladores, para luchar por nuestras ilusiones colectivas, estaba donde lo dejaron quienes lucharon por la libertad.

Eso creíamos, hasta que una virulenta tormenta escoró la nave de la política. Entonces, todo se fue al garete. En la distancia combatíamos expolios, denunciábamos la ausencia de libertades en países remotos, nos oponíamos a la invasión, la matanza y la guerra. Lo hacíamos envueltos en el celofán brillante de nuestra sociedad, de consumo. En proximidad manteníamos la pose de la solidaridad, de la defensa de nuevos derechos, nos alegramos con el matrimonio gay, con las leyes contra la violencia de género, con la protección institucional de la infancia, y eso nos satisfacía. Grandes avances, cierto. Los pequeños importantes detalles no nos interesaban, pues crecíamos a velocidad de crucero en tanto las desigualdad, la precariedad y el deterioro cívico crecían también  tapados por el televisor de plasma y el viaje de novios a Cancum.

Despaciosamente, inconscientes de la migajas que el poder repartía, tomábamos la droga de la desidia y nos dejábamos llevar por el baile de los vampiros. Los alcaldes regalaban libros escolares y entradas para los toros en el mismo acto protocolario.

Los despojos de los millones de los convenios urbanísticos pagaban las fiestas del pueblo, los conciertos de rock y los viajes a Benidorm de nuestros mayores. Entre tanto toneladas de destrucción nutrían los bolsillos de las alimañas. Canapés en periodo electoral y palmadas en la espalda al ciudadano-cliente de izquierdas o de derechas.

Una tupida red de grilletes se tejía con la sonrisa de los peces gordos, sustituía las sinapsis sociales y cortaba la comunicación humana. Artistas confundidos o agradecidos ignoraban la fuerza destructiva del España va bien o del Andalucía imparable. Un nuevo Ciudadano Kane hacía un hatillo y envolvía poder, política y prensa con el mantel de su festín. La juventud ha sido sometida a expolio vital.

Así hemos llegado hasta aquí, ahora náufragos.

Si por un golpe de mar, una ola certera o una ventolina fresca habéis recogido esta botella verde topacio, no dejéis de amplificar la onda modulada de este mensaje:

“Haced política, señalad nuevos caminos, no la dejéis en manos de los de las brillantes corbatas, asumid vuestra responsabilidad social, no consintáis, no toda la política es igual, las gentes comprometidas no han venido al mundo para lucrarse como nos quieren hacer creer los desalmados. La democracia está herida.”

Un carroñero grupo de berlusconis acecha esperando el asalto definitivo.

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*La ilustración es un poema visual de Joan Brossa

4 Comentarios

  1. Hay que hacer llegar este mensaje a todo el mundo,por favor! Que esta minoría caiga de una vez.

  2. Gregoria González Hoces

    Simplemente genial y muy acertado, difundiré este mensaje porque entiendo que no hay tiempo que perder en estrategias de cirugías estéticas.
    Un cordial saludo

  3. «Haced política, señalad nuevos caminos, no la dejéis en manos de los de las brillantes corbatas, asumid vuestra responsabilidad social»

  4. Te haré caso, Mario

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