28 de febrero de 2010: ¡A la calle¡

Hemos insistido hasta la saciedad en que esta crisis no respondía a la lógica de las anteriores y que revestía una espacial gravedad. A nivel global existe un estancamiento entre amenazas sísmicas y con una fuerte competencia entre los Estados para alcanzar posiciones de ventaja.

 

España ocupa una posición de extrema vulnerabilidad por el peso que tiene en la economía el sector inmobiliario, por el fuerte endeudamiento externo y por el tipo de política que se ha generado, centrada en el electoralismo y desentendida de la problemática económica, ambiental y social, a largo plazo.

 

La máxima expresión de esta situación de vulnerabilidad es el paro, la deuda externa y el descontrol en las cuestas públicas, tanto en el sistema fiscal, caracterizado por la falta de equidad y de funcionalidad y por el fraude, como en los gastos, caracterizados por el vertiginoso déficit público del año 2009 y la casi duplicación de la deuda pública en ess año.

 

Peor a la crisis económica se le ha superpuesto la crisis política y ambas serán la antesala de una grave crisis social. La crisis del gobierno de ZP no sólo es la crisis del PSOE sino que se inscribe en el contexto de la crisis europea de la socialdemocracia que ha aceptado acríticamente los fundamentos del sistema y no puede comprender la crisis «desde fuera del sistema».

 

La lógica del bipartidismo dice que ahora le toca al PP. Es el recambio del sistema cuando el otro muestra su agotamiento ante la opinión pública. Pero la mayoría no cree en el PP. No sólo ya en sus valores sino ni siquiera en su capacidad «técnica» para mejorar la situación.

 

Sin embargo nadie ve y menos escucha a una tercera alternativa. Incluso las voces que se han situado en los márgenes tienen dificultades para estar a la altura de las circunstancias tanto por las dificultades que pone el sistema para se vean otras alternativas que no sean las oficialistas como por la falta de madurez o de valentía de las posiciones críticas, incluidos por supuestos nosotros mismos: parece demasiado complejo comprender las causas de lo que está sucediendo, diseñar propuestas que den respuesta inmediata a las necesidades de la gente y que al mismo tiempo supongan una dinámica de cambio radical y sobre todo comunicarlas entre la tupida red de medios partidistas y de la ingente publicidad existente a una población muy despolitizada, con los vínculos sociales muy destruidos, desconcertada ante una realidad negada y manipulada por los gobiernos y tremendamente desconfiada de todo lo que huela a política.

 

Pero esta batalla a pesar de todas las dificultades no se puede rehuir. En concreto, en Andalucía, con una autonomía vaciada, con una sociedad atónita ante el desastre de lo que ayer parecía que era la cima del desarrollo, con un gobierno inexistente y con una derecha que se prepara para tomarse la revancha, tenemos la responsabilidad de trasladar un mensaje a la gente que al menos tenga tres atributos:

 a) Ante un paro que puede llegar al 30%, sólo cabe resignarse o rebelarse.

 b) Frente al PSOE o al PP, hay una alternativa, basada en más poder para Andalucía, más igualdad, más sostenibilidad.

c) Podemos, con mucho sacrificio desde luego, diseñar una estrategia para crear un millón de empleos y mientras tanto asegurar un mínimo vital para las personas en paro, que deben reciclarse profesionalmente.

 

 No va a haber milagros pero con la presión de la gente podemos pasar página de la política de la teatralización y a la política de la necesidad: necesitamos un poder andaluz para reivindicar recursos, y austeridad en todo lo que no sea inversión de fututo y mínimo vital para el presente.

 

Necesitamos unirnos y convertir las ideas en acción política, es decir, hablar a partir del interlocutor y no a partir de nuestras ideas. Comprender el estado de ánimo, la racionalidad, las emociones, los intereses y las necesidades inmediatas de nuestra gente. Ahora es el momento de traducir nuestras ideas en comunicación, es decir, en acción política. Si no bajamos a la arena, el PP va a campar a sus anchas y la gente, nuestra gente, lo va a pasar muy mal.

 

Este 28 – F tiene que ser el día de la movilización por el empleo en Andalucía. Estamos en instalados en un terremoto económico, político y social pero nos quedan las banderas para tirar pa`lante. Este 28 – F tiene que ser el comienzo de la visualización de una alternativa andalucista, ecologista y de izquierda que sea capaz de hablar en el lenguaje que la gente puede entender y necesita oír.