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Calidad democrática para Andalucía

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EL Centro de Estudios Andaluces, dependiente de la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía, ha publicado hace unos días la primera encuesta sobre la Realidad Social de Andalucía. Una de sus principales conclusiones es que los andaluces consideran a los políticos como uno de grandes problemas tanto de España como de Andalucía, después del paro y la crisis.

El dato estadístico al que hemos aludido nos debe llevar a preguntarnos por la situación actual de la calidad democrática en Andalucía y formular propuestas para su revitalización. Por mi participación en nuevos espacios virtuales de participación política de y para Andalucía, y mi actual experiencia docente en la Facultad de Derecho de la Universidad Córdoba impartiendo la asignatura Instituciones Políticas de Andalucía, he llegado a la conclusión, entre otras, de que hemos de reforzar la participación directa de la ciudadanía en la vida pública.

Con carácter previo, y conectado con los resultados de ese estudio del Centro de Estudios Andaluces, hay que recordar que el nuevo Estatuto de Autonomía de Andalucía, en su artículo 11, establece que los poderes públicos de Andalucía promoverán el desarrollo de una conciencia ciudadana y democrática plena, fundamentada en los valores constitucionales y en los principios y objetivos establecidos en el Estatuto como señas de identidad propias de la comunidad autónoma, para lo cual habrá que establecer medidas precisas para el conocimiento tanto de la Constitución como del Estatuto de Autonomía.

Para que Andalucía tenga niveles importantes de calidad democrática, para seamos más maduros como pueblo y trabajemos por desarrollar nuestra tierra de modo equilibrado y respetuoso, propongo varias medidas de reactivación democrática y para un nuevo modelo de desarrollo, que podríamos en los siguientes cinco bloques temáticos:

Primero. El pueblo andaluz tendría que tener la oportunidad de ser llamado a las urnas de forma autónoma, para ejercer su soberanía de forma independiente, eligiendo a sus representantes sin ser interferido por debates políticos nacionales, locales o europeos. En este sentido, Andalucía necesitaría más riqueza y variedad democrática. No tendríamos que resignarnos a un esquema tan simple de representación democrática institucional. La ciudadanía andaluza es mucho más participativa y esto ha de reflejarse también en los espacios políticos. Para este crucial objetivo democrático, son necesarios nuevos espacios de pensamiento y de acción de carácter político.

Segundo. Andalucía tiene que plantear de forma seria que tiene un grave problema de desarrollo económico, que sufre como nadie el paro (en el primer trimestre de 2010 hemos alcanzado una tasa de paro del 27% de la población activa) y las consecuencias más desastrosas de la crisis de un modelo andaluz basado hasta ahora casi exclusivamente en el sector de la construcción. Hemos de cambiar el modelo de crecimiento. Hemos de poner en valor sus valores medioambientales, como uno de sus elementos diferenciadores, y como uno de los contenidos esenciales y limitadores de nuestro modelo de desarrollo económico territorial.

Tercero. Andalucía necesita ciudadano/as más formados y más conscientes de nuestras propias posibilidades, más comprometidos con el desarrollo democrático profundo de nuestro sistema institucional, más exigentes con el ejercicio de las altas responsabilidades de nuestros representantes, para que de verdad practiquemos el ejercicio democrático cada día y no cada cuatro años.
Cuarto. Andalucía necesita más poder local, más competencias y recursos para nuestros Ayuntamientos, y menos poder centralizado en las instituciones autonómicas. La razón es clara: es la administración más cercana al ciudadano y la que atiende en primera instancia cada vez más problemas. Actualmente se están debatiendo en el Parlamento de Andalucía importantes proyecto de ley sobre el poder local.

Quinto. Andalucía es la comunidad autónoma más poblada, con el 18% del total de la población del conjunto del Estado, razón objetiva para ser grande también en la definición de las grandes políticas de Estado. Ha de ejercer esta mayoría en población también en el sistema institucional. Es también la comunidad autónoma que aporta más representantes en la conformación de la soberanía nacional. Nuestros 61 representantes (ahora tan sólo de dos partidos políticos) en el Congreso de los Diputados debieran hablar de Andalucía con mayúsculas en Madrid, para poner nuestras necesidades y nuestras aspiraciones en la agenda del Estado.

Tribuna de opinión publicada en periódicos del grupo Joly

Un comentario

  1. Hay varias proposiciones en las que evidentemente no puedo estar más que de acuerdo. La primera que efectivamente las elecciones al Parlamento Andaluz deben celebrarse por separado siempre. La lucha contra el paro y por un desarrollo económico que se incardine en un nuevo modelo económico es tambien fundamental. La cuestión es logralo de forma autonoma y eficaz. Es cierto que la economía como todas las relaciones sociales, políticas y económicas tienen hoy un engarce global, pero tambien es verdad que siempre quedan espacios economicos e industriales que pueden ser propios o al menos permitirnos una especialización en ellos. Uno, que duda cabe, el desarrollo de energias más limpias: Eólica, Fotovoltaica, etc. y más un Turismo de «calidad», racional, menos masivo e invasivo, fundamentado en los aspectos paisajisticos y culturales de Andalucía. Pero no bastara con ello, habra que realizar propuestas de cambio en el modelo productivo y político, en el reparto de la riqueza y del trabajo y en la consecución de una economía mas humanista que ponga en cuestión los valores consumistas y especulativos del actual desarrollo economico mundial. También esto hay que logralo a escala global, no podemos solos, evidentemente. Otra Andalucía es posible, otra España es posible, otra Europa es posible y otro Mundo es Posible.
    Por último. Hay una limitación representativa en cuanto a represenmtación partidaria en Andalucía que empobrece el debate y las alternativas sociales y políticas en Andalucía; en partidos y sensibilidades políticas, es cierto. Funciona el bipartidismo perfecto en nuestra representación estatal en el Parlamento de Madrid y aquí en el andaluz funciona un bipartidismo imperfecto el cual, parece por la encuestas confirmarse. Ello es grave, se pierden los matizes y las alternativas, los ciudadanos no ven posible votar a otros partidos politicos porque su voto no quieren que «vaya a la papelera» y se impone el voto útil. Evidentemente es una remora para un sistema político que debería ser más complejo y representativo, pero creo que ahí somos todos culpables, incluido el propio sistema electoral y los minimos que marca para obtener representación parlamentaria. Abramos el debate y estudiemos la posibilidad de crear plataformas electorales y/o coaliciones con componentes plurales de izquierda, con un programa Verde, Ecologico, Igualitarista y Andalucista de izquierdas. Sé que es muy dificil, pero planteo como ejemplo que en las elecciones generales se cree una candidatura al Senado conjunta de todas las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE y con los Andalucistas, un «Entendimiento Andaluz» (a ejemplo de Entesa de Catalunya). En las autonómicas puede ser más dificil, que no imposible, porque la tendencia es medir las propias fuerzas de cada cual. Pero ahí esta el ejemplo del Pais Valençia y de Galicia donde alianzas nacionalistas de izquierda y moderadas con partidos minoritaros -o no tan minoritarios- de izquierdas, van juntos en muchas ocasiones, consiguiendo representación parlamentaria, sobre todo en Galicia. En las municipales evidentemente también es posible, sobre todo en pueblos medianos y pequeños. Pero, ¿porqé no tambien en alguna gran ciudad andaluza? Es un reto que quizas la proximidad de las elecciones no lo permita ya.
    Tampoco se me escapa que no basta una suma de siglas y proyectos en ocasiones dispares, que es fundamental y loverdaderamente decisivo para ilusionar a una parte del electorado,que cualquier plataforma o coalición electoral sea lo más homogenea posible y contenga un programa muy elaborado y participado por sectores lo más amplios posibles de la ciudadania y eso, evientemente, es un trabajo lento y que implica en él a mucha gente del mundo sindical, ciudadano y universitario.

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