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Cuando despertó, el glaciar seguía sin estar ahí

glaciarA dos semanas del inicio de la Cumbre del Clima de Copenhague es bueno actualizar nuestro conocimiento sobre el cambio climático. Pese a la falta de compromiso político y mediático, o las intoxicaciones a la que nos acostumbran los negacionistas (la última, sobre la presunta conspiración de los climatólogos, sigue pululando por la blogosfera) la realidad es tozuda. Se acumulan las evidencias de que el cambio climático no es una hipótesis de futuro, sino una realidad. Además, atendiendo a cientos de informes y estudios publicados desde el último informe del IPCC (cuyo borrador se elaboró en 2006), el cambio climático se acelera.

Me sirvo para esta actualización del informe “The Copenhaguen Diagnosis”, elaborado por 26 científicos (la mayoría de ellos coordinadores, autores principales, contribuyentes o revisores de los informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático), procedentes de Alemania, Austria, Australia, Canadá, EEUU, Francia, Reino Unido y Suiza. Se puede descargar en http://www.copenhagendiagnosis.com/

Los principales resultados son los siguientes:

1.- Las emisiones de CO2 siguen creciendo. La mayoría de ellas se originan con el uso de combustibles fósiles. Y aquel se ha acelerado en los últimos años: mientras que en los 90 el crecimiento anual de emisiones de CO2 por el uso de combustibles fue del 1%, desde 2000 a 2008 ha sido del 3,4%. Las caídas previstas en 2009 no se deben a un cambio estructural o a que se estén adoptando medidas exitosas, sino a la recesión global.

2.- Las emisiones de metano son más difíciles de seguir, pero la concentración de este gas en la atmósfera ha vuelto a aumentar en 2007 y 2008 (permanecía estable en los diez años anteriores). Las causas de que se haya roto la tendencia se están estudiando actualmente, pero se teme que sea un proceso de retroalimentación provocado por el deshielo de zonas heladas que retenían grandes cantidades de metano.

3.- Aunque las variaciones interanuales son grandes, la capacidad de los sistemas naturales para “absorber” CO2 se ha reducido en los últimos 50 años. Si antes un 60% de las emisiones de CO2 eran “captadas” por sumideros terrestres y oceánicos, ahora es el 55%. O dicho de otro modo: la misma emisión hoy tiene un efecto sobre el calentamiento global un 12,5% superior a la que tenía hace medio siglo.

4.- El aumento de las temperaturas se acelera. Las variaciones interanuales no son importantes para evaluar las tendencias climáticas a largo plazo. Y la tendencia es inequívoca: pese a la insistencia de los negacionistas en que 2008 fue menos cálido que 2007 (algo que no es incompatible con el calentamiento global, pues siempre habrá unos años más o menos cálidos que otros), la realidad es que el “frío” 2008 es uno de los 10 años más cálidos para los que tenemos mediciones instrumentales, no simplemente estimaciones (desde mediados del siglo XIX). De hecho, todos y cada uno de los años de este siglo (2001 a 2008) están entre los 10 más cálidos. Y el proceso se acelera: si se toma un periodo de 25 años (para compensar oscilaciones como el ciclo de 11 años de la actividad solar, o el fenómeno de El Niño), tendremos un incremento de la temperatura media de 0,177ºC por década en el periodo 1982/2006. Con los últimos datos (hasta 2008) el incremento es de… ¡0,187ºC más por década! No es por tanto sólo que el calentamiento global continúe; es que se acelera.

5.- La causa del cambio climático es humana. Porque si dependiera sólo de factores naturales (incidencia solar, volcanes…) las temperaturas en los últimos 25 años se habrían mantenido estables, cuando en realidad han subido casi medio grado. Además, los inviernos y las noches se calientan más que los veranos y los días… justo lo contrario de lo que cabría esperar de un calentamiento global inducido por la acción del sol.

6.- Respecto a las lluvias, se siguen acumulando evidencias de que el patrón de las precipitaciones se está extremando: más lluvias intensas donde ya llueve, más sequías donde menos llueve. Este efecto se está produciendo con mayor rapidez e intensidad de lo que se suponía en el 4º Informe del IPCC. También se confirma la influencia del cambio climático en la frecuencia de incendios forestales en los climas mediterráneos (España, Grecia, California, sureste de Australia…).

7.- El nivel del mar sube más rápido de lo previsto. Un 80% más del valor de consenso del 4º Informe del IPCC. Las causas son, fundamentalmente, una mayor fusión de hielo terrestre (sobre todo en Groenlandia y la Península Antártica Occidental, continente que ahora sabemos que no sólo no se está enfriando, sino que se calienta); por otro lado, la temperatura de los océanos está aumentando más de lo esperado (el valor medido en verano de 2009 ha sido el mayor de los registrados hasta ahora, pese a no haberse producido este año el fenómeno de El Niño). La conclusión es que hay que revisar el nivel esperado de aumento del nivel del mar durante el siglo: lo más probable es que sea, al menos, del doble de lo estimado hace tres años, pudiéndose llegar a más de 2 metros de aumento del nivel del mar.

8.- La temperatura media del planeta va a aumentar a lo largo del siglo. Dependiendo del nivel de emisiones, esa variación estará entre 2 y 7ºC (en el 4º Informe, el intervalo era entre 1,1 y 6,4ºC). Además de haberse afinado algo más en estos tres años sobre los modelos, el problema es que han sido tres años más emitiendo muchos más gases de efecto invernadero.

La comunidad científica cada día lo tiene más claro. Las evidencias se siguen acumulando; los modelos se calibran con nuevos datos y se contrastan con nuevas mediciones. Y la conclusión general es clara: cada día que pasa nos movemos más hacia las estimaciones más graves. El tiempo importa.

P.S. Obama acaba de anunciar que asistirá a la Cumbre de Copenhague. Y ofrece una reducción del 17% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2020. ¿Buena noticia? Depende. Porque toma como base para la reducción el año 2005. Haciendo un sencillo cálculo a partir de las 7.260 millones de toneladas de CO2 equivalente emitidas por EEUU en 2005, obtendríamos una reducción de poco más del 3% respecto a 1990.

Para poner las cosas en su contexto, el Protocolo de Kioto, firmado por la Administración Clinton en 1997 (aunque no ratificado por el Senado de mayoría republicana entonces) implicaba reducir las emisiones respecto a 1990 un 7%. Y en el caso de la UE, lo que ofrecemos en Copenhage es reducir un 20% las emisiones (hasta el 30% según se desarrollen las negociaciones). El anuncio de Obama está muy por debajo del compromiso europeo, e incluso de lo que hace 15 años aceptó Bill Clinton.

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