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Cuidado con los tristes

Francisco Garrido.Cuando el cambio viene, los reaccionarios difunden la melancolía, la confusión y la tristeza . Cuando ya no les vale difundir el miedo a lo que vendrá,  expanden el tedio ante lo que viene .Ya no se trata tanto  de demostrar su excelencia como de convencernos de nuestra indecencia. El objetivo es sembrar aquello del “todos son son iguales “; o lo que es lo mismo, la imposibilidad del cambio.

Y es aquí donde entran en escena ese personaje ta nuestro de la izquierda que es el triste. Está tan acostumbrado a la derrota y a las malas noticias que ya no esta dispuesto  a que nada nuevo bueno dañe su biografía de fracaso. Oteiza, el magnifico escultor vasco, recibió un premio al final de su vida, pasado los ochenta, el lo rechazo al grito de: ” ¿Un premio ahora? ¿Qué quieren ustedes cargarse también una estupenda vida de fracasado? Pues así, pero sin la genialidad del escultor vasco, son nuestros tristes. Siempre tiene una objeción que hacer; que si la pose machista de Iglesias, que si las gafas de empollón de Errejón o la familia de Bercanza. El programa no vale porque falta el “toro dela vega” o por que no están  “los emigrantes de Bukina Faso”. La toma de decisiones no es democrática por que no ha aprobado en asambleas abiertas de 8 a 22 horas, festivos incluidos. Y que decir de un partido que edita su programa imitando a IKEA, esos capitalistas asquerosos.

Están en la redes, porque no hay en el mundo nada que le ponga más a un triste que difundir noticias tristes y espeluznantes Cuanto peor es la noticia,  mas creíble es. Parecen tontos y son nuestros y ambas coas lo son, pero son también  peligroso por que  minan nuestro entusiasmo. Y los de abajo no tenemos  otras fuerzas que la razón y  el entusiasmo.

Kant definió al entusiasmo como el sentimiento revolucionario por excelencia; la partición afectiva en el bien.Los tristes nos conducen sin quererlo a lo contrario; a la participación afectiva en el mal. Y eso nos  debilita  y nos daña en los mementos de cambio.  Quizás sean un efecto perverso de la potencia negativa de la critica que tanto nos gusta, tal vez, pero en todo caso son un precio que no  podemos pagar. Por eso no les echemos cuenta y llevémoslos de copas.

 

Un comentario

  1. Enhorabuena! Resume perfectamente lo que algunos pensamos sobre Susana y sobre muchos otros políticos de baja cuna y de alta cama.

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