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El grupo alemán Siemens abandona el negocio nuclear

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Rafael Foch. La Vanguardia.19/09/2011.El consorcio industrial alemán Siemens, con 400.000 empleados en todo el mundo y una de las mayores empresas multinacionales europeas, ha abandonado por completo el sector de la energía nuclear, en el que fue importante constructor, diseñador y vendedor. Así lo ha anunciado el director general de la empresa, Peter Löscher.

 

     “No vamos a implicarnos más en gestión, construcción o financiamiento de centrales nucleares, ese capítulo se ha cerrado para nosotros definitivamente”, dice Löscher en una entrevista publicada ayer por el semanario Der Spiegel. “A partir de ahora sólo vamos a fabricar equipos convencionales como turbinas de vapor, lo que quiere decir que nos vamos a limitar a tecnologías que pueden usarse no sólo para propósitos nucleares, sino también para centrales de carbón o de gas”, señala el ejecutivo.

 Hace dos años Löscher hablaba de planes para construir 400 reactores en todo el mundo hasta 2030. Todo eso se ha enfriado como resultado del giro del gobierno alemán en materia de energía nuclear, que el accidente de la central de Fukushima acabó de sentenciar el pasado marzo.

   El 30 de junio el parlamento alemán aprobó con amplia mayoría despedirse de la energía nuclear a más tardar en 2022. La decisión incluye una amplia ofensiva en renovables, que hoy generan el 17% de la electricidad del país y que en nueve años deberán generar por lo menos el 35%. Los grandes consorcios alemanes de ingeniería, como Siemens, ya tenían fuertes apuestas en renovables antes de Fukushima, pero ahora su fervor nuclear se enfría. Siemens abandonó contratos con la francesa Areva y ha suspendido planes de grandes contratos con Rusia.

  Aun está por ver cual será el “efecto tirón” que esa tendencia en la primera potencia industrial europea puede tener en el mundo, especialmente en el mundo en desarrollo, donde siempre es muy viva el ansia por adquirir la “última tecnología”, título que la actitud alemana desluce ahora para las centrales nucleares al sugerir que son recursos del pasado.

   Siemens construye actualmente una central nuclear en Angra, cerca de Río de Janeiro, con tecnología de los años setenta que en Alemania se considera insegura, lo que plantea la pregunta de si lo que en Alemania se rechaza como “incontrolable” -en palabras de la canciller Merkel- es válido para Brasil. Después del accidente de marzo, Japón, potencia exportadora de nucleares, ha suspendido las conversaciones en la materia que mantenía con países como; India, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Brasil.

    En el mundo hay 572 reactores, de los que cinco (Harrisburg, Chernobyl y los tres de Fukushima) se fundieron accidentalmente. Eso arroja una probabilidad de accidente nuclear grave del 1%. Además, está el problema de los residuos y muchos imponderables sanitarios. Fukushima, como antes Chernobyl, ha suscitado muchas dudas. La gran diferencia con la época de Chernobyl es que en los veinticinco años que separan ambos accidentes ha habido un enorme progreso en el campo de las renovables, donde ahora se puede hacer mucho negocio.

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