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El ministerio del interior para la fuerzas del cambio

Mario Ortega | El truculento caso de la detención por enaltecimiento del terrorismo de los titiriteros de la compañía granadina Títeres desde abajo es una representación veraz de la situación política en la España post elecciones del 20D. Un caso que certifica de manera contundente la exactitud de la alusión al producto de la transición como régimen del 78.

No puede ser una casualidad que una llamada telefónica de, según se cuenta, un padre asistente a la representación de “La bruja y Don Critóbal” haya puesto en marcha toda la maquinaria antiterrorista del estado porque en el espectáculo aparece una pancartita minúscula con el lema “Gora Alka ETA” que un poli, que fabrica pruebas en la escena del crimen, coloca junto a la bruja para convertir a la víctima en criminal.

No puede ser casualidad que semejante dislate democrático sea amparado por un juez mandando a prisión incondicional a dos artistas críticos e irreverentes.

Lo que está en juego es la democracia, y por eso no es casualidad. Venimos de una etapa crítica, en la que ETA ya no existe de facto, con un gobierno en funciones que ha invertido grandes sumas de dinero en policía y material antidisturbios al tiempo que promulgaba la ley mordaza para dar uso a sus inversiones para que el IBEX 35 y la banca sigan creciendo, al tiempo que ha despreciado y despechado todo el sufrimiento acumulado por los recortes sociales de jóvenes que emigran, mujeres asesinadas por violencia de género, parados que se joden, inmigrantes ahogados a cinco metros de la orilla, sindicalistas juzgados por huelgas, manifestantes condenados a cárcel o multas con pruebas falsas.

En esta etapa y este momento poner en el escenario la fotografía exacta de la realidad es un acto de rebeldía contra el régimen del 78, se haga con cristobicas, títeres de cachiporra, con ópera o ballet clásico.

Lo ocurrido condensa el producto de todo lo vivido, es la realidad tal como es, es lo que vamos a mantener si Pedro Sánchez insiste en ser presidente del gobierno con el apoyo de Ciudadanos y la abstención del PP. Dos titiriteros, el pueblo, detenidos, los partidos de la casta, el uno pidiendo saña y el otro justificando las actuaciones en virtud de una supuesta justicia, el tercero, el recién llegado al festín, de nombre falsario, pidiendo procesos y condenas como si de asesinos se tratase.

La derecha y el PSOE han vivido alimentando una cultura ñoña, acrítica, indolente. Sus periódicos, sus televisiones, sus culturetas y sus divinidades estaban para eso, para representar la mentira, aun están. Los espacios de la crítica popular, estaban en la marginalidad, eran irrelevantes. Ahora no lo son, la casta ha perdido grandes ayuntamientos, se le ocupan espacios en parlamentos autonómicos, en el congreso han tenido que hacerle un hueco a quienes son pueblo frente a la casta enviándolos al gallinero.

El hecho de que el juez que dicta el auto de prisión incondicional y la acusación de enaltecimiento del terrorismo contra dos titiriteros fuese policía con Franco, 1974, y juez conocido por decisiones “polémicas” es otra certificación de como la dictadura se incrusta, incluso ascendida en el escalafón institucional, en la encarnación del régimen del 78.

Visto lo visto, comprobado una vez más que nos jugamos la democracia, es evidente que cobra más sentido que nunca que las fuerzas del cambio si entran en un gobierno de coalición ahora o después de otras elecciones controlen, el verbo es oportuno, el ministerio del interior y el de justicia, porque son los únicos que garantizan el ejercicio de las libertades democráticas, condición previa para defender e impulsar el resto de derechos sociales, económicos y ambientales.

De esa propuesta de Pablo Iglesias se rieron, los hechos nos demuestra que su risa era miedo a perder el poder y que gane la democracia.

@marioortega

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NO CONCEDO NI EL MAL GUSTO ‪#‎LibertadTitiriteros‬

No concedo ni el «posible mal gusto». La detención y el encarcelamiento han sido arbitrarios, eso es ya una evidencia. Quienes deberían dimitir son otros, son quienes actuaron con la impunidad que les otorga la ley mordaza y el lamentable estado de derecho que vivimos.

No concedo ni el mal gusto, no hay nada que decir sobre ese asunto. Mal gusto el de la infinidad de televisiones públicas y privadas en manos de los poderes facciosos, la jerarquía católica, el bipardismo rampante. Mal gusto y falsario el de los periódicos que tenemos que soportar en España que manipulan impunemente toda la realidad.

Mal gusto el de las ostias, palos, pelotazos de goma, detenciones y juicios improbables que venimos padeciendo de manera extrema desde que se hizo con el poder absoluto el actual gobierno en funciones.

Titeres-desde-abajo

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