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¿Está Alemania alimentando (otra vez) el triunfo del fascismo en Europa?

Pensé en titular este texto Schäuble en Berlín, a semejanza de Eichmann en Jerusalen, el ensayo que Hannah Arendt escribió a partir de los artículos para el New Yorker como enviada en el juicio contra el “funcionario” alemán acusado de crímenes contra el pueblo judío y la humanidad.

El ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, según cuenta Yanis Varoufakis en su blog aplicaba un plan preconcebido desde el comienzo de las mal llamadas negociaciones entre el gobierno griego, recién elegido en las urnas, la Comisión Europea y su Ecofin.

Hace seis meses el objetivo de Alemania era expulsar a Grecia del euro, el Grexit. Lo que estaba detrás del objetivo, según Varoufakis, era mandar un claro mensaje de disciplina, un mensaje de quien manda aquí, para, inmediatamente después tomar Francia, el gran objetivo bélico alemán en Europa, por la vía de atraparla definitivamente en la espiral de la deuda. Cuenta Varoufakis en otro post que advirtió al primer primer ministro francés, François Hollande, de las intenciones alemanas.

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Afortunadamente en estas “negociaciones” hemos tenido un leal testigo de excepción, que ha arrojado luz sobre las interioridades de las reuniones en Bruselas. La única forma que tenía Varoufakis de protegerse del asedio de Schäuble era hacer visible a la opinión pública lo invisible. Por eso lo expulsaron de la última reunión del Ecofin antes de que el primer ministro griego Alexis Tsipras decidiera convocar el referéndum, seguramente Schäuble no lo quería de testigo para lo que tenía que decir.

Yannis Varoufakis y Alexis Tsipras se vieron en la tesitura de firmar un “acuerdo” contra su programa de gobierno o la amenaza cierta de la salida de Grecia del euro. “Antes de firmar me corto el brazo”, declaró el entonces ministro de finanzas griego, que también había advertido que la derrota en Bruselas de Syriza abriría la puerta al fascismo en Europa, no sólo en Grecia.

Tsipras se ve forzado a convocar el referéndum en un acto de democracia radical. Para Syriza el No y el Sí sólo significaba firmar o no firmar lo que hasta ese momento se imponía por Alemania. Pero dada la credibilidad del gobierno alemán, ninguna, nada indica que no sólo era eso, que la letra pequeña llevaría al gobierno griego a firmar algo parecido a lo que ahora ha aceptado. Para la mafia de Bruselas el No era la salida del euro.

Ganó el No de manera contundente, el pueblo griego ya no está para caer en trampas, y con el No en la mano Alexis Tsipras se fue para Bruselas fortalecido no sólo por el apoyo de su pueblo, sino por buena parte de la oposición que defendió el sí. El referéndum es es la prueba del nueve de la inversión de la percepción europea y mundial desde una visión burócrata/tecnocrática a una perspectiva política. Al poner en juego la democracia radical, el ataque a Grecia se convirtió en el ataque a la democracia.

La aparente resolución del conflicto con una derrota griega, no es ahora la victoria de la burocracia alemana, de Bruselas, del BCE y del FMI, es la victoria de posiciones totalitarias amparadas en normas y leyes y reglas, de ahí la permanente alusión a que “Grecia debe de cumplir las normas” por parte de los gobiernos de países que son corte de Alemania y de los líderes socialdemócratas europeos.

Como bien ha descrito Slavoj Zizek, oculta bajo la forma de las normas y los detalles del acuerdo se encuentra la ideología pura, en este caso la ideología del fascismo del capitalismo financiero.

Todo esto es lo que ha desvelado el Gobierno de izquierdas griego. De nuevo el peligro alemán, que bajo la apariencia de la ley y la burocracia, y con empleados eficaces y fieles al cumplimiento del plan de una nueva “solución final”, la solución para Europa, como el ministro Wolfgang Schäuble, se desarrolla el monstruo del fascismo.

La banalidad del mal se apalanca sobre la fría tecnocracia, haciendo desaparecer la política, la democracia, la moral pública (el pueblo alemán acepta mayoritariamente lo que está haciendo su gran coalición), convirtiendo al “socialismo europeo” en colaboracionista de crímenes que ya no se cometen con las armas de guerra, si no con la sumisión de los Estados al control financiero.

Grecia nos ha enseñado todo esto, es el momento de pensar cómo escapar a escala europea de la nueva amenaza del fascismo al que Alemania, una vez más, ha abierto la puerta.

@MarioOrtega