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Griñan rompe la baraja

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Griñan no se presentará  a la reelección y propondrá limitar los mandatos de la presidencia. Este anuncio ha cogido a todo el mundo con el paso cambiado,  en especial a la dirección federal del PSOE. Puede que ese sea uno de los objetivos inmediatos de la apresurada y sorpresiva noticia.  Griñan ha roto la baraja con el felipismo, una baraja trucada que conduce  hacia la gran coalición PP-PSOE.

Y la ha roto con cuatro mensajes claros: renovación generacional, cambio en las formas de hacer política (limitación de mandatos), más democracia interna (primarias) y defensa de lo público como programa indeclinable de la socialdemocracia.   En frente está el felipismo que  representa exactamente  lo contrario: el socialismo liberal  que ha gobernado Europa en estos últimos treinta años. De esta jugada no se puede excluir  intenciones menos nobles como soltar lastre con respecto a los ERE. Pero el alcance real de esta propuesta  creemos que  trasciende  el estrecho margen  de estos asuntos domésticos.

Qué efectos tendrá este giro para la posición de Andalucía en el debate  territorial es algo que al día de hoy no es posible calibrar. Tampoco podemos valorar las consecuencias que tendrá para la coalición de gobierno con IUCA. Lo único seguro es que hoy se ha abierto públicamente el debate y la lucha por la sucesión no ya de Griñan, ni de  Rubalcaba sino del felipismo.

¿Puede haber socialdemocracia más allá del socialismo liberal? ¿Hay margen para el mejor proyecto socialdemócrata  sin el horizonte del crecimiento? La aceleración de la destrucción social y ambiental requiere de todas las manos y las experiencias de la izquierda para acudir con la urgencia y la fuerza  que la situación demanda al escenario de las victorias políticas. Lo mejor de la socialdemocracia  (el estado del bienestar, los derechos sociales y las libertades civiles) solo se podrá sostener si se renuncia a lo peor de la socialdemocracia (la convivencia con el capitalismo depredador, la fe  dogmática en el crecimiento) Es la hora de medir  la tensión hacia el cambio  de toda la izquierda, del partido socialista  depende definir si quiere estar ahí o no.  Esto es lo importante, lo demás son meras maniobras orquestales en la oscuridad. Pero de momento la baraja se ha roto, no es mala noticia, aunque  de momento a tantos nos desconcierte.

3 Comentarios

  1. Podría tratarse del juicio aislado de quien fue uno de los ideólogos del felipismo y secretario de formación del PSOE a comienzos de los años 90, pero el suyo no difiere mucho del que hace Ignacio Urquizu, uno de los teóricos de la renovación en la que está inmerso el socialismo español y secretario de formación del PSOE de Aragón, que ha publicado en la misma editorial La crisis de la socialdemocracia: ¿qué crisis?

  2. ¿La socialdemocracia es la mayor enemiga del liberalismo? Qué quedará para fascistas y comunistas… Aunque dos líneas después proponés un régimen político liberal… Latinoamérica es fuertemente antiliberal. Carece absolutamente de una tradición liberal. No podría nombrarte un solo político argentino liberal. Lo que llamás una socialdemocracia economica «bien aplicada», es, en mi opinión, una política más cercana al liberalismo que al socialismo. Si no, no sé qué significa «bien aplicada», bastaría con decir «socialdemocracia económica». Las políticas de Schröder y de Blair (¡hasta hace 9 años su partido seguía proponiéndose la nacionalización de las empresas!), con las que estoy bastante de acuerdo, creo que son más liberales que socialistas. Ningún socialdemócrata se hubiera animado hace un par de décadas siquiera a insinuar algo como lo que ellos están haciendo. La ideas económicas de la socialdemocracia se han liberalizado, pese a tu insistente predicción sobre la «muerte» del liberalismo. Por el contrario, yo creo que ha salido triunfante el liberalismo del siglo XX; justamente porque su «mayor enemiga» copia sus políticas económicas.

  3. Podría tratarse del juicio aislado de quien fue uno de los ideólogos del felipismo y secretario de formación del PSOE a comienzos de los años 90, pero el suyo no difiere mucho del que hace Ignacio Urquizu, uno de los teóricos de la renovación en la que está inmerso el socialismo español y secretario de formación del PSOE de Aragón, que ha publicado en la misma editorial La crisis de la socialdemocracia: ¿qué crisis?

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