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Los italianos rechazan en masa la energía nuclear y la inmunidad de Berlusconi

berlusconi gadafi

 

 LUCA BRUNO (ASSOCIATED PRESS)

Nuevo revés para Silvio Berlusconi en las urnas, el segundo en solo 15 días. Los primeros datos oficiales afirman que los italianos han votado masivamente en los cuatro referendos populares y que han rechazado por abrumadora mayoría, cercana al 95%, la privatización del agua y el encarecimiento de las tarifas, la energía nuclear y la ley del legítimo impedimento, que permite a Berlusconi aducir empeños de Gobierno para no presentarse a sus juicios.

Los primeros datos de participación indican que las cuatro consultas han registrado cerca del 57% de afluencia en las urnas, cifra que supera ampliamente el 50% más uno de los votos necesarios para que el referéndum abrogativo sea vinculante. Las respuestas a las cuatro preguntas serían favorables a la derogación en el 93% de los casos.

Horas antes del cierre de los colegios electorales, Berlusconi, en conferencia de prensa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dado por segura la derrota del Gobierno afirmando que «Italia se apresta a decir adiós a la energía nuclear y tendrá que apostar fuerte por las renovables». La intervención ha sido duramente criticada por la oposición, que ha recordado al primer ministro que debía respetar el silencio que impone la ley a las jornadas electorales. El ministro del Interior, Roberto Maroni, también ha roto el silencio legal al anunciar a mediodía que el quórum se alcanzaría.

El referéndum, impulsado por los Verdes y el partido opositor Italia de los Valores, había convocado a 50,5 millones de italianos a las urnas, pero el Gobierno había invitado a la ciudadanía a no participar en el voto con la idea de hacer fracasar el quórum. La oposición había pedido a los ciudadanos que ejercieran su derecho al sufragio. Para que los cuatro referendos sean efectivos debían depositar sus papeletas 25.209.346 electores.

Llamada a la abstención

El primer ministro, consciente de que el viento político viró de forma drástica en su contra en las recientes municipales, prefirió renunciar a defender en buena lid democrática las leyes aprobadas por su Gabinete, y el jueves anunció que no votaría porque los referendos eran «inútiles». Tras afirmar que abstenerse es «un derecho de los ciudadanos» (olvidando que votar es también un deber), Berlusconi se refugió en su mansión de Villa Certosa.

Su actitud temerosa ha sido visible en la escasa atención que las televisiones han prestado al referéndum, y el resultado parece indicar que la confianza de Berlusconi en el electorado que le eligió hace tres años se ha evaporado por completo. El disgusto de la ciudadanía es creciente, y si la mayoría parlamentaria resiste es gracias al apoyo de la Liga Norte y de una veintena de tránsfugas.

La oposición ha pedido a Berlusconi y a su Gobierno que dimitan, pero este se ha apresurado a afirmar que su intención es agotar los dos años de legislatura. El Ejecutivo queda en una situación política muy frágil. Ha recibido dos enormes varapalos en las urnas, y además llevaba semanas tratando de torpedear el referéndum y especialmente la pregunta sobre el programa nuclear.

Cuando la consulta estaba ya convocada, se produjo el accidente de Fukushima (Japón). Berlusconi decidió entonces aprobar una ley que retrasaba pero no cancelaba la construcción de las cuatro centrales nucleares aprobada a comienzos de la legislatura. Se trataba, como él mismo explicó, de ganar tiempo hasta que bajase la sensación de miedo para retomar el programa nuclear. Pero el Supremo y más tarde el Constitucional obligaron a celebrar la consulta sobre esa nueva ley.

La triquiñuela, en todo caso, ha acabado siendo ineficaz. Mientras se solucionaba el lío jurídico, los 3,3 millones de votantes del extranjero empezaron a votar, pero con las papeletas viejas. Si la participación supera, como parece, el 54%, los votos de los residentes en el exterior no tendrán la menor influencia.

Las cuatro preguntas del referéndum

CUESTIÓN 1. Papeleta rosa. Abrogación de la ley que acelera la privatización del agua pública.

CUESTIÓN 2. Papeleta amarilla. Abrogación del cálculo de las nuevas tarifas del agua según el capital invertido por la compañía (aumentos de un 7% en la factura sin mejorar el servicio a cambio).

CUESTIÓN 3. Papeleta gris. Abrogación de las nuevas normas que consienten la producción de energía nuclear en territorio nacional.

CUESTIÓN 4. Papeleta verde. Abrogación de la Ley del Legítimo impedimento, que permite al primer ministro y a sus ministros invocar empeños institucionales para no acudir a los juicios donde estén acusados de delitos penales no cometidos en el ejercicio del cargo.

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