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No, el diablo no viste de Prada, ¿verdad Cifuentes?

Fotografía de Juan Medina para Reuters. De El País.

Pilar González. Conste que motivos hay de sobra: la corrupción y la financiación del PP, los casos del PP en la comunidad de Madrid en lo que se mezclan obras y dinero público con enriquecimientos privados (Lezo, Púnica, Granados, González…) el Máster que nunca existió con toda la ristra  de mentiras y ventiladores puestos en marcha… De motivos para la dimisión de Cristina Cifuentes están las hemerotecas, las instituciones y las redes sociales llenas hace tiempo. Demasiado.

Y ese es un factor relevante: el tiempo. No se puede mentir durante un período tan prolongado. Alargar la mentira es arriesgarse a alguna incoherencia, algún lapsus, desliz o rendija por la que acaba alumbrando la verdad. El tiempo juega en contra de quienes mienten. Siempre.

Y encima con la actitud chulapa, echá palante y perdonavidas,  que, si no fuera por las parodias de aquella Lina Morgan entrañable de la tele en blanco y negro, nos resultaría insufrible y demasiado parecida a los modos de su antecesora Aguirre.

Motivos objetivos y objetivables políticamente. Demasiado tiempo expuesta y en continua huida hacia adelante, lo que equivale hacia ninguna parte, varias bravuconadas amenazantes contra los medios de comunicación y sus profesionales, en concreto contra el diario.es, su director y la periodista que publicó la información sobre el Máster que nunca existió…. Ingredientes de un cocktail que iba a explotar, indefectiblemente, irremediablemente.

Mi duda era si llegaría al 2 de Mayo y mancillaría así la memoria heroica del pueblo de Madrid convirtiendo la fecha en el Independence Day del PP. Vestidos ellas y ellos de azul Prada, eso sí, que ahora como el amarillo está prohibido, alomejor cambian la bandera española y la ponen azul y roja.

Pero quien acostumbra a bailar con el diablo no percibe el olor a azufre, reza una vieja leyenda mexicana. Quien está tan cerca de prácticas corruptas y casi mafiosas como las que presuntamente han venido ocurriendo en el PP, pierde la perspectiva necesaria para ver que la descomposición les alcanza también a ellos y ellas. Probablemente Cifuentes no contaba con que alguien guardaba un vídeo de 2011 en el que el hurto de dos botes de crema facial por los que acabó pagando 40 euros, iba a ser la puntilla de su carrera política. Probablemente Cifuentes no contaba con que su humillación pública provendría del fuego amigo, de las cloacas del sistema y no de la prensa independiente y progresista. Probablemente Cifuentes creía que el diablo vestía de Prada y que para conjurarlo bastaba con hacer eso mismo, vestir de Prada

Y no. Ni modo. El diablo viste todos los disfraces, no sólo los caros. Pero su verdadero rostro es el rostro del poder. Cifuentes era insostenible desde el primer día que mintió sobre su Máster. Es una cuestión mucho menos importante políticamente que los casos Lezo, Púnica, Gürtel. Es una cuestión mucho menor que los presuntos delitos cometidos por Bárcenas, Granados, González, la trama valenciana o la balear…. Su partido no la deja caer por mentir, ni siquiera por hacerlo en sede parlamentaria, no es la primera ni será la última de ellos en hacerlo. Su partido la empuja a irse humillada públicamente con la colaboración necesaria de un periódico de la derecha por poner en riesgo Madrid. Estaría bueno lo bueno. Nadie derramará políticamente una lágrima por ella. Madrid es demasiado importante. Es la sede del poder, del poder digo, no sólo del gobierno.

Motivos había de sobra, sra. Cifuentes. Lástima su ceguera en verlo. Se podía haber ahorrado y nos podía haber ahorrado la porca miseria que hemos visto esta mañana. No era necesario.

Se podía haber ahorrado y nos podía haber ahorrado el sonrojo de comprobar lo fácil que es deshacerse de una mujer en política por muy poderosa que parezca. No hay límites. Pero no veremos ningún vídeo de algún compañero suyo vestido de Prada pillado in fraganti con las manos en euros que no son suyos. Nunca lo veremos.  Es muy triste comprobar que usted cae por 40 euros habiendo tantos motivos. Nunca las mentiras han salido tan baratas

 

 

 

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