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Uberización ( o porque los taxistas tienen razón)

F. Garrido.La  uberización  es   un nuevo escenario de la lucha de clases ; el escenario virtual. Toman el nombre de la empresa  de transporte Uber contra la que en estos  estos días los taxistas españoles están en lucha, pero no se limitan al transporte y se extienden  a otros muchos sectores económicos. La característica  básica es que con una inversión y costes mínimos ( casi no tienen pasivos)  obtienen una rentabilidad máxima. Representa la fase más nihilista del capitalismo  más inútil.

No tienen  trabajadores, ni bienes de equipo, ni mercancías  materiales; solo poseen información  y el control político de las relaciones de producción por medio de la gestión de la circulación del capital . Como el capital financiero , del cual son un subproducto, no son nada y no hacen nada  salvo explotar. Se trata de fabricantes netos de plusvalía  amparados en  las potencialidades  mas perversas  de las nuevas tecnologías  de la comunicación. Estan adornados con una estética hispetr y un aroma autogestionario; son  Uber pero también   Apel ,  Google,  Amazon , Microsoft… son una fase evolutiva   de lo que Boltasky llamo el «capitalismo  artístico».

Han desarrollado una cobertura ideológica mistificarte asociada al auge de la web, las redes sociales, los smartfhone , el big data y eso que algunos imbéciles han llamado la “economía colaborativa”. Discípulos  avanzados del modelo de producción del ikeismo (en referencia a la marca Ikea) nos quieren hacer convencer que son una consecuencia  inevitable del cambio tecnológico y la digitalización. A diferencia del fordismo y el taylordismo, no comportan una nuevo modelo de producción de mercancías  sino de reproducción pura del capital financiero, sin la mediación necesaria del capital industrial. Ya no se trata de la OCT (organización científica del trabajo) sino de la organización científica  de la explotación.

En cierto sentido son empresas colaborativas donde los trabajadores colaboran activamente en su propia explotación,  mientras  que el capital aparece como un inocente e invisible  coordinador.  La uberización tiende a romper las barreras entre el espacio productivo y el improductivo, entre el tiempo de trabajo y el personal, hasta hacerse  omnipresente en toda la vida social.  Algo así  anticipó  Ivan Illich con el concepto de “trabajo fantasma“, aplicado al ocio y la consumo. Hoy es el miso trabajo el que se ha convertido en un fantasma.  Como en un enorme dilema del  prisionero mundial, los trabajadores, las  trabajadoras y los territorios compiten por colaborar más y mejor en su  propia explotación.´

La uberización muestra mucho mejor que el fordismo, el gran error de considerar al  capitalismo  como un sistema económico  (producción y distribución de mercancías) cuando es en realidad un sistema político  (producción  y distribución del poder)  Aunque la retórica de la tuberización vocifera  contra los monopolios públicos.  ellos son la  amenaza de monopolio mundial más grade que hay existido nunca; es por que ellos aspiran a sustituir al poder político democrático.

Las posiciones de clase,  en este nuevo escenario de  la división internacional del trabajo , han sufrido una enorme contracción en las elites y una explosiva  expansión en las clases populares, la clases trabajadoras  abarcan ya  a la inmensa mayoría de la población, incluido muchos sectores  empresariales. Eso explica que una huelga de taxis este hoy a la vanguardia, aunque mucho  de ellos no lo sepan,  en la vanguardia de  resistencia  contra la uberización.

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