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Un colectivo de locos solitarios…

30 años de nada… durmiendo “la Mona” aletargada

Artículo enviado a P36 por Jaime Martín Palomo

No se preocupen si hasta  ahí, en su confortable estado, dado su apreciable y paciente  interés por mis artículos, llegan mis fobias, porque poco ducho en estas labores de ordenador, ha sucedido que presto y dichoso por acabar la narración, le he dado a donde no era y no debía dar, y eso, que se me ha borrado lo que había ya escrito, y sin posibilidad de recuperación, y  remedando el libro que luego presentaré, pues cambio tiempo invertido por el título de “De nada”. Pero la experiencia de los años se sobrepone a la frustación y al cabreo y como el  pobre Sísifo nos aprestamos nuevamente a empezar lo borrado, lo único que siento no es el tiempo perdido sino que he tirado no a la papelera de reciclaje sino a la “Nada” mi pensamiento irrecuperable, pero hete aquí que estamos resueltos y lanzados para una nueva aventura que esperamos sea calco de la anterior

Pues aún dudando todavía del título de mi nuevo articulo y siempre jugando con ponerle algo que llame y zamarree a la persona que posa sus ojos sobre él, eso me dicen que hacen todos los publicistas, pues digo y haber como me explico que lo que quiero poner es algo así que una mayoría minoritaria, no conformista con el régimen y que a veces apoltronada, otrora aletargada no comulga con el pensamiento reinante de la política correcta. Esa mayoría cualificada se reunió en el foro del “Los Lebreros”, en la presentación de un libro de Francisco Rosell, llamado: “Treinta años de nada” (Anatomía del régimen andaluz), este periodista valiente, ganador de cuitas  con  Chaves, concitó esa mayoría hasta la bandera, palcos y laterales incluidos, arropado en su presentación por algunos protagonista notables de la nada, como Rojas Marcos, Arenas, Julio Anguita- nombrado, que no pudo asistir debido a su enfermedad, y en algunos momentos uno de los protagonistas de la famosa “pinza” Luís Carlos Rejón.

El titulo provoca y me provoca, me rebela más bien porque en llegando a la edad que tengo y habiendo “perdido” tiempo y dinero a la política, política honesta de los idealistas o de los bobos, ahora toda esa herencia, reuniones, manifestaciones, huelgas, sean  tiradas a la papelera- ni siquiera de reciclaje- y no haya servido para nada, me resisto que eso sea así, pero barrunto afirmativamente que ello sea posible, cuando hojeo- de hoja y no de ojo- la lectura de este libro, de treinta años de nada, provocador si lo es, y creo que en este momento se me ilumina la idea y corono el articulo con el titulo correcto. Aquí se produce el parto y como el protagonista del libro yo también quiero provocar, pero con mensaje, y teniendo explicación. Locos, porque es de locos estar en política hoy y no estar en la línea de lo políticamente correcto  que marca la real academia del régimen de los Treinta Años, solitarios porque cada uno queremos hacer la guerra por nuestra cuenta, y eso que es inherente a nuestro carácter nos hace daño y por último el aletargamiento es un mal sólo defendible como una defensa fácil o inteligentemente, según se mire, de nuestras debilidades.

Pero la nada, según algunos filósofos es algo, y en este titulo del libro Roselliano, la nada se refiere a otros y lo relaciona con el gobierno de esta Andalucía que no ha querido recoger el espíritu de aquél colectivo de aspiraciones que hizo que los andaluces nos echáramos a la calle, y entonces la luz  me viene porque subleva la idea de que las luchas y tiempo invertido en nuestra forma de querer cambiar la historia- va en minúscula, no quiero ser Anibal, o Napoleón o…-no haya servido para nada y las cosas y los cambios producidos a lo largo de estos  treinta años, sólo hayan servido para eternizar  a una minoría anclada en el poder, a una clase que vive de la política y a la cual nosotros en parte contribuimos a apuntalar, como dice Rosell al  “el gobierno de los peores”.

Libro atinado para estos días que anteceden a aquel glorioso 4-D, quién se acuerda de aquél entonces, quien  sabe de que una calle de Lora del Río, lleva el nombre de aquel día. Los locos minoritarios después de este aldabonazo han vuelto a dormir “la mona” de los años y piensan mientras dormitan en sus hipotecas, la dichosa crisis que martillea y el acojonamiento de  los trabajadores que ven como empresas emblemáticas se van a pique, mientras otros se frotan las manos y los pies, porque viene un tiempo “optimo” para seguir con la política de las subvenciones y de las dependencias y esto es lo mejor que puede suceder para apuntalar el poderío del régimen, según Rosell dixit.

No presumo como aquellos señores que arropaban al escribiente de haber leído su libro, pero si partes sustanciosas de él, pero lo que si me ha bastado para tener claro, es que mis años de participación en la creencia de que el ciudadano o participa en la cosa pública o no es ciudadano, porque dejarle la cosa pública sólo a los políticos es de una gran osadía y temeridad. En fin empecemos el año con algo…

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