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¿Y si el fundamento de los recortes es… un error de Excel?

 

Una investigación de Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin, publicada el día 15 de abril en la Universidad de Massachussets, cuestiona una de las tesis fundamentales de las políticas de empobrecimiento y recortes, y es que independientemente de otras circunstancias, una deuda pública superior al 90% del PIB daña las posibilidades para crecer. Analizando la investigación que llevó a tales conclusiones, se ha encontrado no ya unas hipótesis o un modelo discutibles, sino gravísimos errores y fallos metodológicos (incluso en la hoja de cálculo). En este artículo se explican esos errores. Evidentemente estamos ante una lucha política, no académica, pero es importante cómo se cuestionan algunos de los fundamentos económicos de la política económica neoliberal (primero la infraestimación del impacto de los recortes sobre el PIB, ahora la irrelevancia de la deuda pública para explicar los bajos niveles de crecimiento). La ortodoxia se basa cada vez menos en resultados empíricos y más en «el sentido común» que ella misma construye. 

 

Por Mike Konczal (Roosevelt Institute)

 

Traducido por Paralelo36, publicado en: http://www.nextnewdeal.net/rortybomb/researchers-finally-replicated-reinhart-rogoff-and-there-are-serious-problems

 

En 2010, los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff publicaron el artículo “Crecimiento en tiempos de deuda”. Su principal resultado es que “la tasa de crecimiento de países con una deuda pública superior al 90% del PIB es prácticamente un 1% inferior al resto”.

Esta ha sido una de las estadísticas más citadas en el debate público durante la Gran Recesión. La propuesta de presupuesto elaborada por el último candidato republicano a la vicepresidencia de los EEUU, Paul Ryan (La Senda a la Prosperidad), afirmaba que aquel estudio “encontraba una evidencia empírica concluyente de que una deuda superior al 90% de la economía tenía un efecto negativo significativo en el crecimiento”. El equipo editorial el Washington Post lo considera una conclusión económica de consenso: “la deuda sobre el PIB podría seguir creciendo, acercándose peligrosamente al nivel del 90%, que para los economistas es una amenaza al crecimiento económico sostenible”.

Pero, ¿es concluyente este resultado? Una respuesta ha sido argumentar que la causalidad es inversa: que es el bajo crecimiento el que lleva a mayores niveles relativos de deuda. Josh Bivens y John Irons lo sostuvieron en el Economic Policy Institute. Pero esto da por hecho que los datos son correctos, y desde el principio ha habido quejas de que Reinhart y Rogoff no estaban publicando los datos (por ejemplo, Dean Baker). Bastantes personas que trataban de replicar los resultados que se estrellaban contra una pared: no podía hacerse.

En un nuevo artículo “¿Es consistente la supresión del crecimiento por una elevada deuda pública? Una crítica a Reinhart y Rogoff”, Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin, de la Universidad de Massachusetts, han replicado con éxito los resultados. Tras haberlo intentando y fracasar, contactaron con Reinhart y Rogoff y estuvieron dispuestos a compartir sus hojas de cálculo. Esto permitió a Herndon y el resto ver cómo se habían construido estos datos.

Los tres principales hechos que encontraron fueron los siguientes. Primero, Reinhart y Rogoff habían excluido selectivamente años con alto endeudamiento y crecimiento medio. Segundo, usaron un método discutible para ponderar los países. Tercero, aparentemente había un error de codificación que excluía a países con alto nivel de deuda y un crecimiento medio. Los tres sesgos iban en el mismo sentido que sus conclusiones, y sin ellos no se obtenían los mismos resultados. Profundicemos en ello.

Exclusiones selectivas. Reinhart y Rogoff usan el periodo 1946-2009, siendo el año inicial la principal diferencia entre países. En sus fuentes hay 110 datos correspondientes a países con una deuda sobre el PIB superior al 90%, pero sólo usan 96. El artículo no explica ni qué años excluyeron, ni por qué.

Herndon, Ash y Pollin descubren que se había excluido a Australia (1946-1950), Nueva Zelanda (1946-1949) y Canadá (1946-1950). Esto tuvo consecuencias, ya que estos países experimentaban altos niveles de endeudamiento y un crecimiento sólido. La deuda canadiense superaba el 90% durante ese periodo y el crecimiento fue del 3%. Nueva Zelanda también superaba el 90% entre 1946 y 1951. Si se toma su tasa media de crecimiento en todo el periodo, el crecimiento es del 2,6%. Si sólo utilizas el último año (como hacen Reinhart y Rogoff), la tasa de crecimiento es de -7,6%. Esta es una gran diferencia, sobre todo si se considera cómo ponderan a los países.

Ponderación discutible. Reinhart y Rogoff dividen los datos de los países por año en función de tramos de endeudamiento, y toman el crecimiento medio de cada país en cada tramo. Así, la tasa de crecimiento de los 19 años en los que el Reino Unido tenía una deuda superior al 90% de su PIB se reducen a una cifra. Estas cifras son luego promediadas, con el mismo peso, para calcular el crecimiento medio.

Tomemos un ejemplo. El Reino Unido estuvo 19 años (1946-1964) sobre el endeudamiento del 90%, con un crecimiento medio del 2,4%. Nueva Zelanda tuvo un año en su muestra, con una tasa de -7,6%. A estos dos números, 2,4% y -7,6%, se les da el mismo peso en el cálculo final, pese a que hay 19 veces más datos en el Reino Unido.

Esta forma de ponderar reduce significativamente la media; si ponderas la cifra por el número de años encuentras una tasa de crecimiento mayor para los países con una deuda superior al 90%. Reinhart y Rogoff no debaten esta metodología, ni que estén utilizando esta ponderación (ni su justificación) en el artículo.

Error de codificación. Como lo expresan Herndon, Ash y Pollin, “un error de codificación en la hoja de cálculo excluye totalmente del análisis a cinco países: Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca. Reinhart y Rogoff promediaron las celdas de las filas 30 a 44, en lugar de la 30 a la 49. este error es responsable de un error en el artículo publicado de -0,3% en la categoría de alto endeudamiento”. Bélgica en particular tiene 26 años con deuda superior al 90% con un crecimiento medio del 2,6% (aunque éste sólo se habría contado como un único dato por la ponderación utilizada, como se ha explicado arriba).

Como Santo Tomás, dudaba de este error y no pude creerlo hasta tocar la “herida” en Excel por mí mismo. Uno de los autores me lo mostró, y aquí está. Aquí puede verse el recuadro azul de las fórmulas en Excel, ignorando datos.

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Este error era necesario para obtener los resultados que publicaron, y explicaría en gran medida por qué ha sido imposible replicarlos por parte de otros. Si este error resulta ser realmente un fallo que Reinhart y Rogoff cometieron, bueno, todo lo que puedo esperar es que los historiadores apunten que uno de los estudios empíricos que sostuvieron intelectualmente el giro global hacia la austeridad en la década de 2010 se basó en que alguien no actualizó accidentalmente una fórmula en Excel.

Así que, ¿cuál es la conclusión de Herndon, Ash y Pollin? Encontraron que “el crecimiento medio para los países con una deuda superior al 90% del PIB es realmente del 2,2%, no del -0,1% que establecían Reinhart y Rogoff”. Esto es: incluyendo todos los años, ponderando los datos por el número de años que representan y evitando el error de la tabla de Excel. Analizando más los datos, no pueden encontrar un punto de ruptura de endeudamiento a partir del cual el crecimiento caiga abrupta y significativamente.

Esto es también una buena evidencia de por qué hay que publicar los datos online, de modo que puedan ser probados adecuadamente. Pero más allá de esto, mirando a través de los datos y cuánto puede colapsarse la información por este o aquel supuesto, queda claro que no hay un número mágico allí fuera. La deuda tiene que pensarse como una respuesta a las circunstancias en que nos encontramos, con un desempleo masivo, una Reserva Federal que desesperadamente procura ganar capacidad de acción con tipos de interés a cero, y un gap entre la producción potencial y la actual. De hecho, lo que nos dice es que un déficit mayor sería de gran ayuda para nosotros ahora.

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