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La manipulación futbolística de la política (estelladas y copas)

Francisco Garrido. La manipulación política del fútbol no me gusta, destruye el atractivo y la función de este, que no es otra que la simulación incruenta y reversible del conflicto social y político mismo. Por ello el conflicto real (político y social) no debe invadir este territorio de las ficciones agonísticas y pasionales. Es algo así como si en las obras de teatro de fantasmas los actores tuvieran que estar muertos o en las películas de Drácula el protagonista tuviera que ser vampiro. No, en la ficción se representa la muerte o el crimen pero ni se muere , ni se asesina a nadie. Por muchas razones, las corridas de toros no son un arte pero una de ellas es que en los ruedos no se representa (simula) la muerte y la tortura de un animal; se tortura y se mata a un animal.
Pero la manipulación política del fútbol es un asunto menor que solo nos preocupa a los aficionados y aficionadas, mucho más grave me parece lo contrario: La manipulación futbolística de la política. Las antiguas dictaduras, fascista o estalinistas, manipulaban políticamente el futbol, forzando a que lso asuntos políticos estuvieran en por encima de los deportivos. Pero con los nuevos amos, en la era del espectáculo, la operación es a la inversa ; manipulan futbolísticamente la política. Es lo que hizo Berlusconi ,que uso el Millán y se aupó con un partido cuyo lema era un grito futbolístico: Forza Italia, o lo que ha hecho el actual presidente de Argentina con Boca Juniors, o el difunto Gil y Gil con el Atletico . Y esto es muy grave porque se banaliza la política y se convierte en un espacio meramente emocional y grupal, donde lo primero que sale por la puerta es la racionalidad . Al contrario que en el futbol no se simulan los conflictos reales sino que se politizan (realizan) las simulaciones (ficciones).
Para dejarlo claro; el problema no es que se convierta al futbol en política sino que se convierta a la política en fútbol. Si esto ocurre la democracia sufre, como padece siempre ante el asalto de la pasión sobre la razón. La función de las ideas es organizar y dirigir a las emociones y la función de las emociones es la de sostener y motivar a las ideas. Podemos admitir que haya una distribución asimétrica en el peso de ambas, razón y emoción, en distintas parcelas de la vida social e individual, pero no podemos admitir que este divorcio se instale en el cuadro de mando de las decisiones y las elecciones colectivas.
En las sociedades del espectáculo vamos a asistir más a “golpe de irracionalidad” emotiva que a “golpes de Estado” autoritarios. Dentro de la hoja de ruta de estos “golpes de irracionalidad” la manipulación futbolística de la política puede jugar un papel relevante. Y esto es lo que ha pretendido el PP con la delirante prohibición de las esteladas en la final de la copa; establecer el conflicto territorial español como conflicto futbolístico, o sea, meramente emocional y grupal (España contra Cataluña). No es casual que esto se haga conectando dos espacios donde el peso de las emociones es muy fuerte; futbol y nacionalismo. Seria un grave error no advertir erir el truco y acabar despreciando al futbol, al nacionalismo, y ss final a una parte esencial de lo que somos; las emociones y la identidad.

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