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2001 – 2007. ECLOSIÓN Y CRISIS DE LA GLOBALIZACIÓN (PRIMERA PARTE)

Rafa Rodríguez

 

1.- Introducción al periodo de la globalización 2001 – 2007

Este periodo abarca desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, hasta el estallido de la crisis del 2007 – 2008. Durante estos años la globalización se extiende en todos los territorios del planeta por la plena incorporación de las repúblicas de la antigua URRS, los Estados socialistas del este de Europa y China, que entró en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2003, proyectando estructuras organizativas globales económicas, como las cadenas globales de valor, financieras y sociales por la irrupción de las redes sociales.

Es una época de crecimiento económico, más desregulación, bajada de los tipos de interés, expansión del crédito, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, aumento de la deuda y desarrollo de las tecnologías digitales, con una hiperproducción de bienes de consumo a precios bajos, generando una guerra de precio entre los productores y un aumento en la tasa de ganancia de las grandes compañías que formaron oligopolios y, sobre todo, del sector financiero.

La hegemonía de EE.UU. que al principio de estos siete años aparecía como indiscutida, va sufriendo un triple desgaste:

  1. La intervención militar en el exterior (invasión de Afganistán, retirada del Tratado antimisiles balísticos, invasión de Irak) con lo que su poder “blando”, basado en el impulso económico, el predominio ideológico del neoliberalismo y la influencia cultural, se va convirtiendo en un poder “duro”, coercitivo y militarizado, provocando una ola de creciente autoritarismo en muchos gobiernos.
  2. La competencia de China como potencia global y de los BRICS en general.
  3. La inestabilidad económica provocada por el intenso proceso de financiarización de la economía y sobreabundancia crediticia, que incentivaba el aumento del endeudamiento de las empresas y de los consumidores que mantuvo la demanda en todo el sistema económico, provocando burbujas y crisis financieras.

Al mismo tiempo, las graves contradicciones que estaba generando el proceso globalizador se agudizaron por:

  1. La destrucción ambiental acentuada por el agotamiento del espacio exterior: ya no hay territorio que esté ya al margen del sistema de la globalización.
  2. La desigualdad social y territorial, en un sistema muy jerarquizado.
  3. La ruptura de los consensos culturales en torno al neoliberalismo por el debilitamiento de la capacidad redistributiva de los Estados, el fracaso de la OMC y el creciente autoritarismo, con grandes movilizaciones globales contra la invasión de Iraq, la creación del Foro Social Mundial o el inicio de la Marcha Mundial de las Mujeres.
  4. y la artificialidad del modelo de desarrollo económico que desembocó en la gran crisis del sistema de 2007-2008.

2.- La globalización se militariza

Muchos de los más importantes líderes que logran el poder en la primera década del siglo XXI tienen en común su deriva autoritaria. George W. Bush presidió EE.UU. desde 2001 hasta 2009. Putin, tras la renuncia de Yeltsin, ganó las elecciones presidenciales 26 de marzo de 2000, siendo investido presidente de Rusia el 7 de mayo de 2000. Aznar logró un segundo Gobierno entre abril de 2000 y abril de 2004. Blair revalidó también su segunda mayoría en las elecciones del 7 de junio de 2001. En febrero de 2001 llegó al poder Ariel Sharon. El 19 de abril de 2005 fue nombrado Papa Ratzinger (Benedicto XVI, 2005 – 2013).

Los atentados del 11 de septiembre de 2001, cometidos por el grupo terrorista Al Qaeda de carácter yihadista salafista, marcaron el comienzo de un nuevo giro en la globalización porque EE.UU. vio cuestionada su seguridad y su liderazgo.

La respuesta de George W. Bush fue militarizar la seguridad, pasando a la defensiva y renunciando al espejismo de una globalización que traería la paz, lo que transformó sustantivamente el proyecto político de la globalización de los años noventa basado en la solución pacífica de los conflictos y el crecimiento económico.

EE.UU. intentó representar al mundo islámico como nueva frontera del enemigo que sustituía a lo que representó la URRS durante la guerra fría, para legitimar el uso de la fuerza militar.

Un mes después, en octubre de 2001, EE.UU. comenzó la invasión de Afganistán, autorizada por NN.UU. e incrementó la lucha antiterrorista en medio de un estado de pánico por la amenaza terrorista global yihadista. La lucha antiterrorista inauguró una nueva prioridad, que hizo realidad la profecía autocumplida del choque de civilizaciones[1] pero que cuestionó el papel de EE.UU. como garante del orden mundial.

El 13 de diciembre de 2001, George Bush anunció su decisión de retirarse del Tratado antimisiles balísticos (ABM, por sus siglas en inglés). Desde entonces desarrolló toda una serie de sistemas armamentísticos de defensas antimisiles. Esa decisión espoleó de nuevo la carrera armamentística. Rusia invirtió en una nueva generación de armas que pudiesen sortear los avances en la capacidad de intercepción de EE.UU. También China, aunque no era parte del pacto, la existencia de esos límites sobre las dos grandes potencias militares de entonces marcaba su cálculo estratégico. Desaparecido el límite, Pekín incrementó su arsenal militar.

Israel aprovechó este estado de opinión pública para incrementar la represión contra Palestina. En junio de 2002, Ariel Sharón ordenó ocupar de nuevo Cisjordania e intensificar los ataques contra la resistencia palestina y comenzar la construcción de un muro de separación de 720 Km, con el que se anexionaba el 9 % del territorio de Cisjordania, y especialmente la zona de los acuíferos de la zona, afectando directamente al medio de vida de la población palestina.

La represalia por los atentados y la voluntad de controlar militarmente los recursos petrolíferos hizo que George W. Bush ordenara la invasión de Irak, que comenzó el 20 de marzo de 2003 sin autorización de NN.UU. con la oposición de gran parte de la UE, aunque con el apoyo de Reino Unido (Tony Blair), España (José María Aznar) y Portugal (José Manuel Durão Barroso), que lo escenificaron en la cumbre de las Azores.

La invasión de Irak no solo fue ilegal, fue un enorme error. EE. UU. inmerso en la psicosis de la «guerra contra el terror» y confiado en su poder, atacó el país con mentiras sobre las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Husein y su apoyo a grupos terroristas. Fue un desastre.

El objetivo era fundar una democracia en Oriente Próximo y acabar con el yihadismo internacional. Pero Irak se hundió en la inestabilidad y la violencia sectaria, de las que aún no se ha recuperado del todo. De ese contexto surgió Dáesh, el grupo terrorista más peligroso de los últimos años, y se aprovechó Irán, enemigo de Washington, para ganar influencia en la región.

Por si fuera poco, Estados Unidos quedó desacreditado ante el mundo. No solo recibió críticas de sus enemigos, sino también de aliados como Francia o Alemania. Millones de manifestantes salieron a la calle para protestar contra la invasión de Irak de 2003, con el lema ¡No a la guerra!, siendo las primeras convocatorias de carácter realmente global de la historia.

El 11 marzo de 2004 terroristas próximos a Al Qaeda y al Grupo Islámico Combatiente Marroquí realizaron un ataque en cuatro trenes de la red de Cercanías de Atocha. Fallecieron 193 personas y alrededor de dos mil resultaron heridas. Fue el mayor atentado de la historia de España y el segundo mayor atentado cometido en Europa.

En enero de 2006 Hamás venció en las elecciones (74 de 132 escaños) aunque la Autoridad Palestina no los reconoció. En junio de 2007, los enfrentamientos de bajo nivel entre Al-Fatah y Hamás se convirtieron en guerra abierta, con importantes bajas por ambos lados. La disputa terminaría con Hamás controlando la Franja de Gaza y Al-Fatah, controlando Cisjordania. En definitiva, en el inicio del siglo XXI, la represión de Israel sobre los palestinos se agudizó y la posibilidad de poder conseguir una solución razonablemente justa a la luz del derecho internacional vigente se alejó aún más[2]. Desde el año 2000 han muerto, a manos del ejército de Israel, cerca de 10.000 palestinos, y unos 1.300 israelíes[3].

El neoliberalismo se acomodó también a estos liderazgos autoritarios. De hecho, la primera experiencia concreta fue el Chile de Augusto Pinochet (1973), que inauguró la fórmula de neoliberalismo económico con autoritarismo político, que luego se replicaría en Argentina y en otros muchos países.

 

3.- La globalización se vuelve digital

a) Los avances tecnológicos

Entre 2001 y 2007, la tecnología digital experimentó una revolución. Michael Piore del MIT acuñó el término del consenso de Silicon Valley[4] para indicar que desde el año 2000 se focalizó en Silicon Valley la innovación y la economía del conocimiento, con hitos importantes en la evolución de internet, el almacenamiento de datos, los teléfonos móviles y el surgimiento de las redes sociales. EE.UU. logró así una ventaja comparativa en el capitalismo digital convirtiéndolo en una estructura aún más asimétrica y jerarquizada.

En 2001, los usuarios se conectaban a internet a través de una línea telefónica por lo que la velocidad de conexión era muy lenta. Sin embargo, en 2007 la mayoría de las personas tenían acceso a internet de banda ancha, lo que permitió una conexión más rápida y estable.

De forma paralela, en 2001, los teléfonos móviles eran principalmente dispositivos para hacer llamadas y enviar mensajes de texto. En 2007, los teléfonos móviles se habían convertido en dispositivos multifuncionales que permitían navegar por internet, tomar fotos y videos, reproducir música, y mucho más. También en 2007, Apple lanzó el primer iPhone. No era el primer móvil táctil, ni el primero con cámara, pero su lanzamiento marcó un punto de inflexión.

A partir de 2001, además del almacenamiento de datos en discos duros, surgieron otras tecnologías como el almacenamiento en estado sólido (SSD). En 2002, Amazon comenzó el desarrollo de un nuevo servicio, Amazon Web Service (AWS), para ofrecer computación en la nube a clientes externos. En 2006, Google lanzó Google Docs, haciendo más accesible la tecnología de la nube para los usuarios medios.

Al comienzo de este periodo las redes sociales aún no habían surgido. En 2004, nació Facebook, Gmail el correo electrónico de Google y en 2006 Twitter como un servicio interno de Odeo. También en 2006 se puso en funcionamiento la web semántica (Web 3.0) que, en lugar de simplemente mostrar texto y enlaces, utilizó estándares y tecnologías para asignar significado y relaciones a los datos, permitiendo a las máquinas entender y procesar la información de forma que pudiera ser compartida por los ordenadores de forma automática, facilitando una mejor interconexión de los datos y nuevas aplicaciones de manera más inteligente.

En 2007, sitios como Facebook o Twitter se habían convertido en plataformas populares en donde conectarse con amigos y familiares, compartir información y hacer negocios.

b) La digitalización reconfiguró el poder de las élites

La digitalización de la globalización supuso una reconfiguración del poder global por la hegemonía de las nuevas transnacionales de información, liderada por las grandes tecnológicas de EE.UU. que fueron conformando, en la práctica, un oligopolio en red, con un poder que iba más allá del económico y que puso las bases del capitalismo cognitivo.

Su tecnología les daba servicio a miles de millones de personas, empresas y organismos en el mundo, con un coste marginal mínimo. Dominaban ya sectores que iban desde las búsquedas online, las redes sociales y el comercio electrónico hasta los sistemas operativos móviles. Controlaban la información e influían en las relaciones sociales, por lo que se convirtieron en instituciones de socialización digital y en un factor clave, incluso, para la conformación de las mayorías electorales.

A diferencia de otros grandes poderes económicos, como el poder financiero que necesita la cobertura del Estado por lo que este sigue manteniendo cierto control, estas compañías tecnológicas tienen una mayor capacidad de coerción sobre los poderes públicos, salvo en EE. UU. donde radica Silicon Valley. Los demás Estados ni siquiera tenían poder para hacerles pagar impuestos como al resto de las empresas.

Además, estas multinacionales controlan la infraestructura informática de las cadenas de valor.

 

4.- Las cadenas de valor

En los años 2000 se introdujo el concepto de “global value chain”, a partir de considerar al comercio y la organización industrial como una cadena de valor añadido.

Las cadenas globales de valor (CGV)[5] son una forma de organización de la producción que implica la división y coordinación de actividades de manufacturas y montajes entre diferentes países y agentes económicos que, con cada paso del proceso, van añadiendo valor al producto final[6].

En esta nueva jerarquía del poder mundial, se encentraba la decisión de las compañías multinacionales de focalizar la innovación, el marketing y los segmentos que más valor agregan en los Estados del centro del sistema, dejando para la periferia los procesos productivos más genéricos y centrados en el volumen. Las CGV permitía que el control de la producción a escala global se lograra sin la propiedad directa de las empresas ubicadas en otros países.

EE.UU. dominó la cúspide de esta estructura jerarquizada a través del control de la tecnología y las finanzas, aunque también provocó el aumento del paro industrial, simbolizado en el cinturón del óxido de EE.UU. donde cientos de miles de trabajadores se convirtieron en parados y marginados. Las consecuencias de estas dinámicas se pueden rastrear en los resultados del Brexit y en el triunfo de Trump.

Entre 2001 y 2007 se produjo la expansión y transformación de las CGV así como una mayor complejidad y diversificación de las mismas con un aumento significativo de la participación en el comercio mundial, debido a factores como la liberalización del comercio, el avance tecnológico en las comunicaciones, la reducción de los costes de transporte, con las mejoras derivadas, por ejemplo, del uso generalizado de los contenedores marítimos, y la emergencia de nuevos actores en el escenario mundial.

El grado de fragmentación y especialización de las actividades productivas se incrementó, especialmente en los sectores de manufacturas y servicios, con un papel destacado de Asia y Europa como centros de producción y consumo.

Las CGV permitieron la rebaja de las presiones inflacionistas en los países industrializados, especialmente desde la entrada de China en la OMC.

La globalización del sistema financiero fue el soporte de la configuración de las CGV vertebradas por las multinacionales, que acentuaron la hiperproducción como una característica del sistema.

 

5.- La financiarización de la economía: del capitalismo industrial al capitalismo financiero

a) Nueva expansión financiera

El gobierno de Bush impulsó una nueva expansión financiera que concentró las inversiones en los activos inmobiliarios entre 2002 y 2007. La inversión se desplazó del sector productivo al sector financiero, por su mayor rentabilidad, generando un proceso de financiarización.

El sistema financiero experimentó una transformación radical por el impulso político de EE.UU. apoyado en los avances en la digitalización de las comunicaciones y el establecimiento de leyes ventajosas destinadas a facilitar el comercio electrónico.

El sistema bancario se concentró y aumentó su desregulación, al mismo tiempo que crecía una banca “en la sombra” que realizaba sus operaciones financieras fuera del alcance de las entidades de regulación nacionales, a través de fondos de inversión, los fondos de alto riesgo, fondos del mercado de capitales y vehículos de inversión estructurados.

También los bancos de inversión realizaron buena parte de sus transacciones a través de cauces que no aparecían en sus estados contables convencionales por lo que no eran visibles para los reguladores como la titulización de hipotecas fuera de balance que se cubrían del riesgo con permutas de incumplimiento crediticio que tampoco quedaban reflejadas en sus balances.

La caída de las tasas de interés también facilitó la expansión del capital en todo el mundo, promovió un incremento sustancial de las deudas de consumo e infló internacionalmente las burbujas inmobiliarias y financieras. La desregulación de las actividades financieras en muchos países fue promovida por las propias entidades financieras.

El crecimiento estaba siendo impulsado por la inflación de los precios de los activos, sobre todo por el aumento de los precios de la vivienda, en lugar de por la inversión productiva.

La guerra de precio entre los productores hacía que la inversión productiva decayera frente a la compra de activos financieros, con tendencia a la especulación en detrimento de las inversiones a largo plazo.

La asignación masiva de capitales hacia la esfera financiera provocó que ésta se desligara del resto de actividades económicas y generase su propia lógica de comportamiento.

En este periodo el PIB global estaba en torno a los 45 billones de euros y el comercio global movía unos 12 billones, mientras que el sistema financiero negociaba unos 3.450 billones, es decir unas 75 veces más que el PIB y 283 veces más de lo que se intercambiaba en los mercados de mercancías[7].

Esta dinámica producía inestabilidad no solo financiera sino inestabilidad en el conjunto del sistema económico con abruptos cambios en las cotizaciones que derivaron en crisis financiera.

b) La financiarización de la economía

1.- Las empresas se fueron convirtiendo en activos financieros

Muchas empresas en manos de los fondos de inversión, especialmente de los fondos de riesgo que actuaban con una lógica estrictamente especulativa, se transformaron en activos financieros, en instrumentos de la especulación, más que en centros de producción. La producción y los mercados de capital se fueron convirtiendo en líquidos, es decir, los mercados de capital podían “disolver” el capital físico y convertirlo en dinero y luego “reconstituirlo” en un momento y lugar diferente.

El sector financiero incluso asumió tareas de gestión en las actividades externalizadas por las empresas, obligando, en muchos casos, a reorientar su producción y adoptar determinadas tecnologías, facilitando o, por el contrario, privándolas de capital.

2.- Nuevos productos financieros

Surgieron multitud de nuevos productos financieros no regulados (OTC) cada vez más complejos, tanto de derivados como de titulaciones, incluso con la invención de las divisas offshore, caracterizados por la falta de transparencia y supervisión y tampoco sujetos al pago de impuestos, por lo que los gobiernos perdían el control sobre estos mercados.

Los derivados son instrumentos financieros, cuyo valor se relaciona con el precio de otro producto, que se ofrecían como posibilidad rentable de inversión, fuera de los mercados bursátiles (over the counter). La mayoría eran seguros financieros que, a cambio de una prima, aseguraban al comprador frente a riesgos financieros.

La titulización de activos (Securitization) consistía en el agrupamiento de préstamos y la posterior reconversión y venta de otros títulos garantizados por estos préstamos iniciales.

El eurodólar, un depósito en dólares estadounidenses que se mantiene fuera de los Estados Unidos, y por lo tanto no está bajo la jurisdicción de la Reserva Federal de ese país, es la principal moneda de reserva internacional y se utiliza ampliamente en las transacciones comerciales y financieras.

En este periodo el eurodólar se negoció en un mercado de futuros, donde los bancos y las empresas podían fijar hoy la tasa de interés para un préstamo que se concederá en el futuro.

Este nuevo sistema económico – monetario cambiaba todas las reglas del juego, tanto las relaciones entre la economía (el capital) y el Estado como entre las de la economía monetaria y la economía real, caracterizadas por la falta de transparencia y la ausencia de supervisión pública.

Todo ello permitía las apuestas de los especuladores con la cotización de las acciones, la deuda pública o las materias primas, con beneficios a muy corto plazo.

En 2001 la cuantía de los derivados negociados superó, por vez primera, los 100 billones de dólares y en 2007 los 500 billones[8].

3.- Los fondos de inversión y de alto riesgo

Entre las corporaciones financieras que se dedicaban casi en exclusiva al negocio de la especulación estaban los fondos de inversión y los fondos de alto riesgo. En 2007 los fondos de inversión administraban más de 74 billones de dólares y los fondos de alto riesgo otros 12 billones[9]. Por el volumen de recursos que negociaban tenían capacidad para alterar los precios de los activos financieros

4.- La privatización de las bolsas

Las bolsas se convirtieron en empresas al mismo tiempo que se inició un proceso de “desnacionaización” con el surgimiento de unos megamercados que agrupaban a bolsas de diferentes países.

5.- Continuó al auge de los paraísos fiscales

Se estima que los paraísos fiscales absorbían cerca del 17% de las inversiones mundiales en 2005 en torno al billón de dólares[10], con dinero muchas veces procedentes de actividades ilegales, del blanqueo del dinero y de los juegos de azar en línea.

c) Los bancos centrales

Los Bancos Centrales se convirtieron en los garantes últimos de este sistema financiero, al mismo tiempo que apuntalaban la nueva dinámica con un ofrecimiento incesante de crédito barato que provocó una espiral ascendente de sobreabundancia crediticia, incentivando el aumento de la deuda en las empresas y en los consumidores para mantener la demanda de todo el sistema económico.

d) Algunas consecuencias de la financiarización de la economía

1.- Dinámicas rentistas

Nuevos derechos de propiedad en torno a las patentes en especial de los medicamentos, la propiedad intelectual, las frecuencias electromagnéticas y las redes de infraestructura para la apropiación de las rentas de innovación, acentuaron las dinámicas rentistas del capital.

2.- Alza del precio de las acciones

El alza del precio de las cotizaciones de las acciones las situaba muy por encima del valor del patrimonio neto de las empresas emisoras por lo que éstas no podían reembolsar en caso necesario los precios de cotización sobrevalorados que habían pagado los inversores.

3.- Debilitación de los ingresos fiscales de los Estados

Las políticas neoliberales que imponían bajada de impuestos a las rentas altas y a las grandes corporaciones provocaron tanto el déficit del sector público como la disminución del gasto social.

4.- Continuaron los beneficios del sector financiero, a pesar de las crisis

Las crisis y las consiguientes recesiones no hicieron retroceder los beneficios del sector financiero. Los bajos tipos de interés, el control de la inflación y las ayudas gubernamentales mantuvieron a resguardo al sector. Incluso los rescates se convirtieron en parte de los negocios especulativos ya que suponían una inyección de liquidez al sector financiero.

6.- Incremento de la demanda de recursos naturales

El incremento de la competencia global y la creciente escasez provocó una mayor importancia del aprovisionamiento de los recursos naturales y un aumento global del consumo energético especialmente por la especulación financiera, la presión por el aumento de la demanda de China e India, la inestabilidad en Iraq, el control de la producción por parte de la OPED y el mayor coste en la extracción de petróleo por la necesidad de acceder a fuentes más complejas, provocando un ciclo alcista de seis años y medio (2002-2008).

El petróleo suponía alrededor del 40% del consumo energético, seguido del carbón y del gas natural. Entre los tres combustibles fósiles suponían el 85%. En enero de 2001 el precio medio del barril de brent era de 25,62 $ y fue subiendo hasta alcanzar los 90,93 en diciembre de 2007.

7.- Incremento en la tasa de ganancia de las grandes corporaciones

En este periodo hubo un aumento significativo de la tasa neta de ganancia de las grandes corporaciones, sobre todo del sector financiero, por:

  • El crecimiento económico.
  • El aumento en la explotación de la fuerza de trabajo, a través de una reducción de los salarios en relación con la productividad.
  • La tendencia a los oligopolios y monopolios, no solo en los sectores más visibles como el comercio electrónico o internet.
  • La caída sustancial de la tasa de interés que permitió elevar considerablemente la tasa neta de ganancias, porque aumentó la diferencia neta entre la tasa de ganancias y la tasa de interés.
  • La estabilización, o incluso la disminución, de la inflación en muchas áreas del mundo como América Latina, Europa o EE.UU.

8.- Paralización de la OMC

La Ronda de Doha[11], iniciada en noviembre de 2001, en la reunión en la capital de Qatar, tras la Ronda Uruguay, tenía que haberse cerrado en 2005. Se trataba de dar un nuevo impulso a la liberalización del comercio internacional, con la reducción de las barreras del comercio, aunque con una apertura desigual para los países industrializados y los periféricos, que pedían mayor capacidad de penetración de sus exportaciones y reducir las ayudas a la exportación de productos agrícolas en los países del centro.

La confrontación entre EEUU y la UE, por una parte, y las grandes economías emergentes como China, la India y Brasil, convertidas estos años en importantes exportadores y a las que se les pedían que bajaran sus barreras a la importación, provocó el fracaso de la Ronda de Doha. En 2006 se suspendieron con carácter indefinido las negociaciones.

 

NOTAS

[1] Huntington, Samuel P. El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial. Planeta. 2015.

[2] El conflicto palestino – israelí. Miguel Peco Yeste y Manuel Fernández Gómez. Instituto de estudios internacionales y europeos “Francisco de Vitoria”. Pág. 42.

[3] Son datos recopilados por el B’TSELEM, el Centro de Información Israelí por los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados.

[4] Piore, Michael J.; Lester, Ricardo (2004). «Innovación: la dimensión perdida». Cambridge, Massachusetts: Prensa de la Universidad de Harvard.

[5] Pérez Ibáñez, Javier. Cadenas globales de valor: una revisión bibliográfica. https://doi.org/10.22395/seec.v22n51a4.

[6] Ian Kyle McPherson Inclán. Cadenas globales de valor. Análisis de la participación y posición de países desarrollados dentro de las cadenas globales de valor, con especial interés para el caso de Estados Unidos. Grado en Economía, Universidad de Zaragoza. 3 abril de 2021.

[7] Ramonet, Montesa y Estruch, pág. 12.

[8] Ramonet, Montesa y Estrruch El atlas financiero. Cybermone. 2012. Pág. 133

[9] Panich, l. y Sam, G. La construcción del capitalismo global. Akal. 2015. Pág. 415.

[10] Teitelbaum, A. La armadura del capitalismo. Icaria. 2010. Pág. 61

[11] David Pascual Fernández. Análisis del bloqueo de la Ronda de Doha. Trabajo Final de Máster. Curso académico: 2021-2022. Universitat de Barcelona.

 

(*) La imagen representa una obra del artista plástico José Guerrero (Granada, 1979)

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