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El hundimiento.

AJ-25A-4D77

Héctor J.Lagier.

El régimen se está resquebrajando; durante décadas su estructura de poder se ha mantenido indemne a los avatares políticos y económicos. Ahora el fin de un ciclo se está acercando e inexorablemente los síntomas de la descomposición están corroyendo su armazón.

Se ha hablado mucho sobre el gobierno del PSOE en Andalucía; la nuestra es una de las tres comunidades autónomas en las que este partido mantiene el control desde las primeras elecciones regionales. El peso territorial, económico y demográfico hace que Andalucía sea la más importante de las tres y su peso electoral hace también que nuestra comunidad sea la piedra angular de su plataforma de votantes. La visión política y la agudeza estratégica de sus dirigentes de la transición hizo que el Partido Socialista se tirara de lleno en apoyo del deseo autonomista de nuestra comunidad; supieron utilizar perfectamente el voto de reivindicación del pueblo andaluz en 1.980, arrinconar al andalucismo después de su eclosión de 1.979 y aprovechar la procedencia sevillana de su tandem  de líderes. Con estos mimbres crearon una base electoral inquebrantable hasta el momento actual.

Poco a poco su poder se está deslabazando y son muchas las razones que están ayudando a ello: la pertinaz crisis económica, la falta de frescura de sus dirigentes, el anquilosamiento de su organización y la corrupción que destroza sus entrañas después de lustros de poder casi absoluto. Y se ha tenido que dar esta tormenta perfecta para que la formidable estructura del PSOE andaluz se esté  tambaleando como un boxeador grogi a la espera del golpe de gracia que le haga desplomarse en la lona. Todos estos elementos hacen que la red clientelar tejida durante años empiece a mostrar sus debilidades.

Entiendo que hablar de clientelismo es muy duro, que existen evidentes diferencias con el caciquismo del siglo XIX, pero creo que es innegable que hay similitudes entre aquel sistema y el que estamos sufriendo: Las relaciones de subordinación al cacique local y  las  de pseudovasallaje entre dirigentes en estructura piramidal provocan una situación de nuevo feudalismo que afecta sobre todo a las zonas rurales. El Partido lo es todo:consigue una vivienda de VPO para tus sobrinos, puestos de trabajo para tus hijos, una concesión administrativa para tu hermano, un concurso público para tu amigo… . Alrededor de la red se crean elementos de intermediación, los hombres del maletín que nadan en zonas oscuras; la «mordida» da para muchos, para los que trabajan para El Partido y para los que trabajan para sí. Lo público y lo privado se mezclan , la raya entre lo legal y lo ilegal se difumina, al final no existe el blanco ni el negro, todo es gris. El campo de cultivo ideal para la corrupción está servido.

El feudalismo es el ejemplo que han seguido las tramas criminales, como la famosa mafia siciliana. Hagamos un juego de similitudes con el PSOE andaluz; imaginemos a los capos provinciales besando el anillo del Don Griñan una vez que el antiguo Don , Chaves, ha decidido irse a seguir sus negocios a otra ciudad. Sí, esos «caporegimes» podrían ser los Zarrias, los Pizarro, los Caballos,… o cualquier otro jefe local o provincial, con sus respectivas familias y sus redes de «soldados», todos para uno y uno para todos. Pero sin embargo el nuevo Don ha resultado que ha traicionado al dedo que lo designo nuevo rey, incluso parece que fué mejor «consigliere» que Don; ha destruido los delicados equilibrios de poder de las familias, no ha sabido gestionar la crisis, la corrupción se ha hecho demasiado evidente, las disensiones se le están agudizando. Incluso tiene su Luca Brasi particular en la figura de cierta secretaria de organización con órdenes confidenciales para acabar con los díscolos en intentar recomponer las filas a base de cortar cabezas. Bueno, como divertimiento todo este artificio estaría bien si el resultado no fuera tan triste y negativo para nuestra tierra.

Durante años el PSOE ha trabajado para adormecer y desarticular la sociedad civil andaluza. Ramón y Cajal consideraba el caciquismo y el clientelismo como la relación necesaria entre un electorado indiferente y los políticos; con una sociedad inerte y narcotizada es más fácil crear una situación idónea para el feudalismo político-electoral.

¿El PSOE de Andalucía es el único que utiliza esta estrategia?. Evidentemente no, ahí tenemos los ejemplos manifiestos del PP gallego y valenciano, mimetizan perfectamente lo comentado hasta ahora. En este aspecto, como entre otros muchos PSOE y PP se diferencian poco.

El poder casi absoluto durante años, crea el estado adecuado para que se dé  el club de los horrores descrito.

La alternancia política real ( no la del siglo XIX), la limitación de mandatos, una sociedad civil fuerte, una pluralidad de actores políticos, entre otros factores, son la única receta para huir de esta pesadilla. Entre tod@s podemos hacerlo, podemos conseguirlo, Andalucía es bastante madura para cambiar su presente y su futuro, pongámonos a ello. Las elecciones municipales del 22 de Mayo son el primer paso.

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