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El legado morisco más importante es el flamenco

la huella morisca

Cultura – 23/01/2011 8:01 – Autor: EP – Fuente: Europa Press
El libro ‘La huella morisca. El Al-Ándalus que todos llevamos dentro’ (Almuzara), de Antonio Manuel Rodríguez, reivindica la herencia de los moriscos en la región andaluza, cuyo «legado más importante es el flamenco y los flamencos como modo de entender la vida».

En una entrevista con Europa Press, Antonio Manuel destaca que «la esencia e identidad de Andalucía no es más que el reflejo y la reacción al exterminio de la diferencia, a la expulsión de judíos y moriscos». Motivo por el que considera que la región es «una huella morisca en sí, que ha mantenido sin saberlo y que ha tenido que rechazar a consecuencia de persecuciones inquisitoriales».

En este sentido, defiende que «la mayoría del pueblo judío y morisco no se fue y ese pueblo tuvo que disimular su supervivencia», un disimulo que, a su juicio, «sobrevivió durante un par de generaciones, pero la huella permanece y el mejor ejemplo es el flamenco».

No en vano, para el autor, «Andalucía es la región española con mayor influencia de la huella morisca», como consecuencia de ello «el pueblo resistió a la expulsión y generó mecanismos de defensa disimulando lo que es o exteriorizando lo que no es», de manera que «parecer musulmán o judío durante más de cinco siglos de nuestra historia era una cuestión de vida o muerte», por lo que «es normal que la población en general haya intentado por todos los medios no parecerse a ellos».

No obstante, «lo que no sabemos es que muchos de nuestros comportamientos cotidianos son consecuencia de la huella morisca y mecanismos de protección», manifiesta Antonio Manuel, quien cita como ejemplos el hecho de que «se limpie la casa los sábados para no parecer judíos, que en el ‘sabbat’ no pueden hacer nada; el consumo de cerdo tan desproporcionado en las sierras andaluzas donde hubo presencia morisca; tomar tapas con el vino, diciendo así públicamente que no se es musulmán, o la exaltación en Semana Santa a las imágenes, cuando un judío no puede venerar las imágenes».

Al respecto, anima a saber «por qué están estos mecanismos», que se pueden solucionar «tras observar delante de un espejo la huella morisca y reconocernos en ella para que desaparezcan los prejuicios que han sido heredados para disimular que no se es judío».

Así, el autor de la obra detalla que la huella es «una exaltación de antisemitismo y de islamofobia», algo que, a su juicio, «ha calado en el subconsciente hispano y se manifiesta en toda España, más en concreto en Valencia, Aragón, Cataluña, pero donde mejor se ha convertido ese mecanismo de resistencia cultural es en Andalucía».

El legado de la huella morisca supone «la cepa del mal de muchos problemas endémicos en España, que nace como Estado cuando se expulsa a los judíos y moriscos». Así, relata, «siempre que ha habido problemas en España ha sido por conflicto con los diferentes, estalló en la Guerra Civil y ahora vuelve a reverdecer por la mirada de Occidente».

«Se pasa por una época de rechazo»

«Ahora influye más que nunca la huella», sostiene Antonio Manuel, quien aclara que «se ha vivido en una época en la que se ha sabido convivir con el otro y ahora se pasa por una época de rechazo al distinto por la etnia o la religión». En cuanto a la comunidad andaluza, «la forma en la que ha sabido resistir a la expulsión, al rechazo de lo que fuimos, nos ha enseñado a entender al otro que somos nosotros mismos y tener conciencia de todo ello vale para el futuro».

En el momento actual, la huella morisca se enfrenta a dos grandes problemas que son «la globalización que acaba con las distancias culturales en el planeta e intenta homogeneizar a la sociedad» puesto que «nunca antes como ahora nos hemos parecido tanto, todos compramos los mismos productos y hacemos lo mismo», conducta que «acaba con la memoria por lo que su reivindicación es hoy más necesaria que nunca».

El segundo «mal» es «producto de la crisis económica en Occidente», donde, según el autor, «ahora hay un renacer de las identidades nacionales basadas en el prejuicio religioso, hay poco que repartir y decidir entre quién».

El libro ‘La huella morisca. El Al-Ándalus que todos llevamos dentro’ es fruto de «la reivindicación de la memoria que con la reivindicación de la tierra es lo más importante del siglo XXI», argumenta su autor, quien considera que «no se puede entender el futuro sin lo que hemos vivido y lo que ha ocurrido en Andalucía y España es que hemos amputado parte de la memoria».

 

 Publicado en webislam

2 Comentarios

  1. Hombre decir que el flamenco, así de simple, es un legado morisco pues no es del todo cierto. Sin duda que la época musulmana fue la más esplendorosa de Andalucía y me atrevería a decir de España. Pero de ahí, a que fue un legado…recordemos que el flamenco más antiguo del que se tiene constancia en voz, apenas nos hace retroceder unos pocos años, digamos pues que el flamenco actual es la mezcla de las distitnas culturas que siempre han convivido en nuestra tierra. Una forma sencilla de conocer los origenes del flamenco son los palos, los treinta y tantos palos del flamenco, pero en fin, no está todo dicho, el flamenco sigue evolucionando, en un camino sin fin, dentro de 500 años, no se podrá decir que fue un legado del siglo 20.

  2. con todos los respetos para el autor del artículo, yo jamñas diría que Andalucía es una región

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