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El modelo del estornino

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Mercedes García

Desde que empezó el 15M he escuchado, en redes y foros, expresiones de esperanza en la inteligencia colectiva. Con frecuencia se le nombraba «mente colmena». Eso me llamaba la atención: la elección de la colmena como metáfora de un movimiento que tenía vocación de revulsión. La colmena es jerárquica y determinista. Sí, es productiva; pero existen más ejemplos de eficacia colectiva para elegir: los bancos de peces, los enjambres, las bandadas de pájaros, incluso las colonias de gatos callejeros.

De todos, quizás. el modelo más iconográfico es la bandada de pájaros. Es un icono de punta de flecha, la reproducción de un sistema basado en el liderazgo. Todo los pájaros no vuelan según una mismo modelo y los que lo hacen en esa formación, escogen un guía; va en la punta el que más veces ha hecho el camino. El liderazgo en la naturaleza es una herramienta de eficacia colectiva, por eso lo diversifica y recrea buscando la mejor táctica.

Una tarde de invierno en Roma vi una bandada de estorninos volando sobre la ciudad. Volaban tan de acuerdo, que dibujaban formas fluídas sobre el ocaso. Busqué en qué se basaba ese modelo de organización. Era una fórmula simple; los estorninos vuelan cada uno según su propia voluntad pero no se alejan más de un metro de seis o siete pájaros de su bandada, que no son siempre los mismos. Sigo buscando explicación al criterio por el que no se alejan en un momento dado de esos pájaros en concreto y sí de otros, pero puesto que el movimiento que consiguen no es caótico. cabe deducir que el criterio de elección coincide con la afinidad de intención en la dirección del vuelo.

Todos los que participamos de los movimientos sociales sabemos que son un lugar de encuentro humano, y es la intención la que nos hace circular entre nosotros, encontrarnos y reconocernos.

Los estorninos no vuelan así por poesía, aunque la tengan. El estornino es un pájaro pequeño, presa de los depredadores. Volando en esta formación, se perciben  como un organismo gigante para sus agresores y entonces, vencen.

La «unidad» es un concepto que está ocupando nuestras bocas antes que nuestras mentes. La unidad tiene que tener emocionalidad y voluntad, para que no sea un significante a manosear antes de que nazca. Hay que creérsela. La unidad es un gerundio,y hasta el momento su habitat, como gerundio, son los movimientos sociales.

Ahí, en las causas aglutinadoras, está el dinamismo, y está, también, escrito y pormenorizado, el gran acuerdo de mínimos. Los movimientos y plataformas nos dan todos los epígrafes que necesitamos para escribir ese programa unitario.

Ponerse de acuerdo en un ámbito que defiende el desacuerdo, como se precia la izquierda, es una paradoja infinita, una ley de espejos enfrentados inevitable e intrínseca, pero quizás sólo baste con  cambiar el ángulo, buscar otros modelos, cualquier cosa menos perderse en un bucle ideológico de pureza virginal que no lleva a ninguna parte.

Propongo la bandada de estorninos como un modelo a observar en un momento histórico donde todo parece reorganizarse: economía, política e incluso religiones. No podemos sentarnos a discutir virtudes, a ver cuál tiene el mejor método y la mayor excelencia. Este no es ese momento. Repito, la unidad es un gerundio, y se expresa en lo que nos impacienta, lo que nos agita. La unidad será visible en las causas, porque nos aglutinan. En un modelo de bandada de estorninos. es la intención la que organiza.

Donde estemos juntos, el depredador se rendirá.

Mercedes García