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Eliad Cohen, el producto perfecto del gaypitalismo

Eliad Cohen, un gay israelí, rico, musculado, con pelo en pecho y con un gran poder de convocatoria en discotecas estadounidenses y un «olfato innato para los negocios», según sus biógrafos, será el próximo participante en el programa de Telecinco ‘Supervivientes’. El muchacho, de 29 años, cuyo negocio es lucir músculos por discotecas estadounidenses donde le aclaman como si fuera un ser divino, dice que viene a España a “normalizar” la imagen de los gays.

Cuando dice que quiere “normalizar”, lo que nos está queriendo decir es que viene a mostrar que se puede ser gay y muy macho, gay y muy hombre, gay y muy musculado. Maricón sí, pero con pelo en pecho y de ademanes muy heterosexuales. Vamos, que normalizar viene a ser a decir que los gays con pluma, afeminados, gordos, pasivos, calvos, feos, rurales, pobres, albañiles o peluqueros no son normales. La ultraderecha pop era esto: homofobia fomentada por homosexuales.

No es baladí que Telecinco haya escogido a un gay de estas características y no a otro, con pluma, gordo y, por ejemplo, cajero de un supermercado. Desde que la liberación de los homosexuales y transexuales se ha reducido a que aparezcamos en las portadas de revistas de moda, en la lista de los más ricos del mundo y restringido la condición sexual a una cosa con músculos, existe un discurso dominante en el que, incluso fomentado desde muchas entidades LGTB que nos venden en los stands de FITUR como si fuéramos ganado, los gays sólo somos ‘normales’ si servimos para que las empresas hagan caja. Da igual que sea comprando vientres de mujeres pobres o yendo a Zara a consumir como posesos.

En esa normalidad no entra como mérito ser inteligente, ni ser culto, ni tener un historial honorable en defensa de la igualdad, ni las personas mayores que abrieron las rejas de los penales franquistas para ir conquistando terreno en el día a día y a las que hoy estamos encerrando nuevamente en cárceles de soledad, ni quienes lucharon por la abolición de la Ley de Peligrosidad Social, que fue abolida en 1979, tres años después de la amnistía a los presos políticos del franquismo. Sí, para los homosexuales y transexuales la dictadura duró tres años más que para el resto de represaliados.

Tampoco entran en esa normalidad las mujeres transexuales o los gays muy afeminados, que fueron quienes dieron comienzo a las revueltas de Stonewall de 1969, el germen de los movimientos de liberación sexual en todo el mundo, al menos en la parte occidental. No son normales las bolleras, los maricones y las personas transexuales que convocaron en 1977 las primeras marchas del Orgullo en ciudades como Barcelona, Sevilla o Madrid. Héroes y heroínas que todavía eran ilegales, que habían sido expulsados de sus casas por su orientación o identidad y que en lugar de armarios nos regalaron vitrinas de visibilidad para mostrar la evidencia, provocar cambios y reivindicar el derecho a ser felices.

Para este gaypitalismo que sólo promociona la normalidad de quien se la puede pagar, tampoco son normales los gays, lesbianas y transexuales como Carla Antonelli, Boti García, Antonio Poveda, Pedro Zerolo, Shanghai Lilly o Beatriz Gimeno, quienes fueron visibles en los 80 y 90 y nos ayudaron a las personas LGTB de mi generación a descubrir que no estábamos solos, que no éramos unos locos, que la idea del suicidio no merecía la pena, que existían redes de ayuda y que nos podríamos casar si nos daba la gana con quien quisiéramos y gritar que éramos tan normales como el que más. Estos activistas, ahora invisibilizados, nos regalaron la felicidad de la que gozamos hoy, pero lo suyo no fue normalizar porque teníamos que esperar a que viniera un israelí rico, de pelo en pecho y sin cerebro, a que nos salvara. ¡Por Dior!

En Andalucía, este año se cumplirán 40 años de que una pancarta de color rosa, con el eslogan ‘Amnistía Sexual’, fuese colgada del monumento más emblemático de Sevilla, de manera clandestina, por el Movimiento Andaluz de Liberación Homosexual, un pequeñísimo grupo de valientes que reclamaba la derogación de la Ley de Peligrosidad Social, el derecho al propio cuerpo y la libertad para las personas presas por su condición sexual.

Entre quienes promovieron aquella histórica manifestación en Sevilla, que la policía franquista intentó detener, estaba Mar Cambrollé, transexual que abandonó su casa a los 19 años para no sentir que su padre la odiaba por ser quien era. Y quien se subió a la Giralda a colgar la pancarta que pedía libertad para los presos homosexuales y transexuales, otra mujer transexual, África Ossorio, también con kilos de desprecio e incomprensión a sus espaldas. Ambas eran insultantemente jóvenes por entonces y hoy, casi con 60 años, son referentes, un ejemplo de generosidad y memoria viva de lo que la solidaridad es capaz de lograr.

A personas como estas es a quienes les debemos poder andar libres por las calles, que es nuestra normalización. No le debemos nada a los ‘normales’ que van a los programas de máxima audiencia a mostrar que para ser un gay normal hay que renunciar a tener cerebro, despreciar la pluma, rendirle culto al cuerpo, ser rico y modelo para que las marcas comerciales nos cuelguen de sus escaparates. Para esa normalidad, algunos serían más útiles siendo invisibles.

@RaulSolisEU

 

 

7 Comentarios

  1. Madre mía que tostón de artículo, y que demagogia se casca el escritor…
    A ver, en el caso concreto de Eliad Cohen es sencillo: es famoso, muy famoso, esta bueno, y dará audiencia. Independientemente de que sea gay o no.

    Si él fuera el único referente gay de la tele, entendería el cabreo, pero anda que no ha habido personajes y referentes gay bien variopintos en la tele ya… o no os acordáis de la pareja de la primera edición la casa de tus sueños…
    Vamos, una pareja mas de andar por casa no podia haber elegido.

    Está claro que hay cierto resquemor hacia la pluma y por ende lo «femenino» en la comunidad gay. Pero de ahí a poner el grito en el cielo de esta manera…

    Ay de verdad! Estos artículos no hacen ningún bien a nadie. Al final parece que estamos todo el día sacando punta a todo…
    Si no hay representación mal, si la hay, que no es la correcta…

    Yo no veo a ningún escritor haciendo artículos de que el colectivo heterosexual se ve mal representado en los medios.

    Cuando dejemos de ver a los individuos como representación de nada mas que de ellos mismos, estaremos todos mucho mas felices en serio.

  2. Concuerdo! En Argentina también pasa; hay que tener muy presente en cada uno de nosotros para no «normalizar» este modelo aprobado y «corrrecto» para la derecha y el capitalismo. Saludos!

  3. Mientras sigais diciendose minorias seguireus minoria
    Vivur lubre es asumir el estatus que deseeis en lo politico cultural relugioso y sexual
    No creo que encasillarse en minorias hace duferencuas beneficiosas
    Ser ciudadano y ya

  4. De acuerdo en lo que representa Eliad Cohen, en desacuerdo con lo de Telecinco. Este año en GH VIP estaba Aless Gibaja, calvo, afeminado, el anterior Sema, afeminado, gordo y «cateto» andaluz. Este año ha quedado segunda una bisexual poliamorosa y una lesbiana cuarta. Por no hablar de trans como Amor, Desi, Hans, transexualidad infantil… T5 ha tenido un papel importantísimo en la normalización de trans* y homosexualidad de todo tipo, más allá del marica gaycapitalista.

  5. Es muy fácil culpar al guapo y famoso. Como todo en la vida, el consumidor/espectador siempre busca un ideal de hombre en el que se sienta reflejado. Si hay 1 millón de personas siguiendo a Cohen, es porque eso es lo que el colectivo demanda, nadie se lo impone. El consumidor reacciona a los estímulos. El consumidor quiere músculos, bronceado y ser macho. La culpa no la tiene el ídolo de masas, si no la sociedad donde vivimos, que aplaude y apoya ese ideal de belleza. Es muy injusto culpar a alguien que trabaja por ser mejor persona, ya sea física o intelectualmente. Dejemos de criticar al guapo, porque igual que el feo, también tiene derecho de libertad y de expresión. Tampoco castiguemos a parte de la sociedad que no piensa como nosotros o que tiene otros intereses. No entiendo cómo alguien que pretende fomentar la libertad, arremete en contra de otros que no opinan como el.

  6. ¡De acuerdo en todo lo que dices!
    Pero cuidado: en Telecinco llevan apareciendo hombres homosexuales desde hace muchos años, de diferentes formas, edades y status, completamente opuestos al modelo de «normalización» que propone Eliad Cohen.
    De la misma forma recuerdo algunas personas trans y mujeres lesbianas, lejos de la «normalización» y de la hetero normativa imperante, como concursantes en realitys, periodistas, colaboradores, asistentes a talk shows etc
    Seamos justos.

  7. José Antonio Frías

    En general estoy bastante de acuerdo con tu planteamiento (lo de comprar vientres de mujeres es un asunto discutible, eso existe pero no creo que sea legítimo denominar así a todas las situaciones en las que se practica la gestación subrogada). Una puntualización histórica: la generación de activistas que citas es de los años 90, cuando muchos grupos LGTB optaron por incidir más en la política institucional (eso, junto con una mayor aceptación social de las reivindicaciones de los grupos LGTB, hizo que algunos partidos políticos incluyeran esas reinvindicaciones en sus agendas al mismo tiempo que algunxs activistas optaron por participar en la política institucional presentándose a las elecciones en las listas de algunos partidos). Pero nada de eso habría ocurrido sin la lucha de muchxs activistas que, en un contexto social más hostil, mantuvieron los colectivos y las reivindicaciones LGTB en los años 80. En general los liderazgos de los grupos en los años 80 fueron menos personalistas que en los 90 pero hay muchos nombres que reivindicar: Jordi Petit, Eugeni Rodríguez, Empar Pineda, Miguel Benlloch… y tantas otras personas que han contribuido a los logros del movimiento LGTB en el Estado Español. Muchas personas (yo mismo) hemos trabajado en los grupos que se coordinaban en la COFLHEE en los años 80. La historia de la FELGTB en los años 80 es otra etapa pero no es toda la historia del movimiento LGTB en el Estado Español.

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