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Los países insisten en Cancún en que el calentamiento no supere los dos grados, pero las propuestas de reducción de emisiones son insuficientes.La Cumbre del Clima de Cancún comienza a asumir la contradicción en la que se ha instalado. Por un lado, un texto para la negociación empezó ayer a hacer referencia a las propuestas de reducción de emisiones que la mayoría de los países acordó en Copenhague.

La cumbre de las contradicciones

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Rafael Méndez.El País.(enviado especia) Cancún . 08/12/2010.

La Cumbre del Clima de Cancún comienza a asumir la contradicción en la que se ha instalado. Por un lado, un texto para la negociación empezó ayer a hacer referencia a las propuestas de reducción de emisiones que la mayoría de los países acordó en Copenhague. Por otro, insiste en que el aumento de la temperatura no debe superar los dos grados. El problema es que ambas cosas son incompatibles. Con las propuestas de Copenhague sobrarían entre 5.000 y 9.000 millones de toneladas de CO2 al año en 2020, más de lo que emiten todos los coches del mundo.

La negociación del clima en la ONU ha retrocedido un año. Entonces, los plantes, bloqueos, reuniones secretas y las ganas de publicidad de los países bolivarianos impidieron que la ONU asumiera el Acuerdo de Copenhague. Ahora se trata de conseguir «lo que se podría haber logrado si la presidencia danesa no hubiera ido con textos secretos ni EE UU con reuniones a puerta cerrada», resumió Aida Vila, de Greenpeace.

El primer paso se dio ayer con un texto aún lleno de corchetes (la forma para decir que algo está en discusión) en el que se empiezan a mencionar los compromisos que los países enviaron a la ONU tras Copenhague: un 20% de reducción de emisiones en 2020 respecto a 1990 ampliable al 30% de la UE, el 17% en 2020 respecto a 2005 de EE UU, la reducción de la intensidad de CO2 de China…
El problema es que las cuentas no cuadran. Con esos compromisos no se conseguiría estabilizar el clima, según un informe presentado ayer en Cancún por la ONU. Y esa referencia a los dos grados es innegociable para los países en desarrollo, que temen que los ricos se escapen con compromisos voluntarios que no lleguen a lo recomendado por los científicos. «Nadie parece dispuesto a renunciar a los dos grados ni a mover sus compromisos. Es de los puntos más delicados. Es incómodo que exista esa incoherencia, no es lo deseable», admitió la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.
El estudio, realizado por 30 investigadores de 25 centros, concluye que, con la tendencia actual, las emisiones en 2020 alcanzarían las 56 gigatoneladas de CO2 equivalente. En 2009 fueron de 48. Con la horquilla más ambiciosa de los compromisos de Copenhague, la emisión en 2020 sería de 49 gigatoneladas, aún cinco por encima de lo estimado por los científicos. El informe advierte de que con esas emisiones la temperatura a final de siglo podría subir entre 2,5 y 5 grados.El director ejecutivo del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, Achim Steiner, afirmó: «Si se cumplen los acuerdos de Copenhague, de lo que no tenemos ninguna garantía, aún faltaría un 40% del trabajo».
La esperanza de los ecologistas es que se mantenga una mención del Acuerdo de Copenhague que remitía a revisar los objetivos de reducción de CO2 en función de los descubrimientos científicos, pero, como explica Vila, «eso también está siendo rebajado» en la negociación. Pero todo, a diferencia de Copenhague, en buen tono.
A vueltas con el deshielo de los glaciares.
La ONU alertó ayer de que el número de inundaciones debido al deshielo de los glaciares está en aumento. «En los últimos 40 años, han crecido no solo en China, Nepal y Bután, sino más recientemente en Patagonia y Los Andes», dice Glaciares de alta montaña y cambio climático del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP). El informe explica que entre 2008 y 2009 se sucedieron cinco grandes inundaciones en Chile, en las que reventó alguno de los lagos que se forman bajo el glaciar por el deshielo.

La ONU pide que se aumente la adaptación en zonas de alta montaña por el temor a que aumente el número de víctimas. «Sin duda, el cambio climático es el principal impulsor del rápido deshielo y de la formación de las catastróficas inundaciones por explosiones de lagos glaciares», afirmó Madhav Karki, científico de un centro de estudios sobre glaciares en Katmandú (Nepal).

En este caso, como cada vez que alguien estudia el calentamiento, aparecen paradojas. El caso más significativo se da en el Karakorum, entre Pakistán, India y China, en el que la cubierta helada se extiende pese a que la tendencia del Himalaya es de retroceso. Karki sonrió al ser preguntado sobre la fecha en la que desaparecerán los glaciares del Himalaya: «Tendremos glaciares porque están a tremendas altitudes. No se van a fundir en 2035», en alusión a la errónea fecha que dio el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).

 

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