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La ética como principio

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Concha Caballero.El País.16/04/2011.

Hace algunos años, Marcelino Camacho vino a Sevilla invitado por Canal Sur Televisión. Cuando llegó a la estación de Atocha se dio cuenta de que el billete de AVE que le habían mandado eran de preferente o de club (no recuerdo con precisión). Ni corto ni perezoso lo cambió a clase turista. Nada más poner el pie en la estación de Santa Justa nos contó que había descambiado el billete porque no aceptaba ese gasto extraordinario. «Llama a Canal Sur y les das el dinero», me dijo. Le contesté que lo haría después, pero me obligó a telefonear en aquel momento. En la televisión pública estaban absolutamente desconcertados. No les importaba que hubiera descambiado el billete, pero el reintegro del dinero era complicado porque no había procedimiento administrativo para hacerlo.

Cada cierto tiempo Marcelino volvía a preguntarme si le había entregado el dinero a Canal Sur. Le propuse que podría donarlo a alguna organización social. No sé cómo terminó la historia porque Marcelino, cabezón como él solo, insistía en la devolución a toda costa.

Hoy esta anécdota parece una vieja historia de cuando los valores de la honradez o la austeridad, tenían una importancia vital para la izquierda. La recuerdo ahora, cuando los eurodiputados han protagonizado una sublevación para conservar su vuelo en clase business.

Es verdad que la falta de ética, el despilfarro o los delitos de corrupción tienen mayor eco cuando se trata de personajes de los partidos de la izquierda. No es solo achacable a la manipulación mayor o menor de los medios de comunicación. Es, simplemente, que el electorado de la izquierda soporta peor la corrupción que el electorado de la derecha. Lo cual, según se mire, no es nada malo si hablamos, claro está, en términos políticos ya que la ética no es un adorno sino un principio de la acción política. Si analizamos las encuestas de opinión, veremos como los valores de igualdad, justicia, derechos sociales o cuidado de los bienes públicos son adjudicados a la ideología de la izquierda, mientras que a la derecha se le adjudican los valores de gestión y eficacia. Por eso, el electorado de la derecha política se resiente en menor medida ante los casos de corrupción, mientras son un veneno mortal para el electorado de la izquierda.

Si analizamos la serie de resultados electorales, podemos ver que los gobiernos de la derecha no pagan apenas facturas por estos casos de corrupción, ni es probable que la imputadísima lista de Camps tenga costes graves en las urnas. Si fuera así, el PP no los presentaría. En el fondo de la ideología neoliberal, la corrupción es una sustancia que engrasa el sistema y lo que importa son los resultados, no los medios empleados. Por eso, rara vez produce escándalo social la imputación de empresarios, arquitectos o abogados. De hecho, el mayor caso de blanqueo de capital, Ballena Blanca, ha pasado sin pena ni gloria por los informativos y la conciencia social.

Un caso paradigmático de la falta de condena de estas conductas es el de CiU. Su participación en el cobro de comisiones ilegales por la obra pública no les pasa factura. Claro que era un sistema muy reglado, con mucho seny: el 3% o el 4% de los contratos. Los catalanes que son así de organizados.

Por el contrario, el electorado de izquierdas suele castigar con dureza los casos de corrupción, porque choca frontalmente con sus valores. La derecha lo sabe y por eso, en todos los países del mundo, van a la busca de este talón de Aquiles.

El PSOE, y ahora IU se quejan del desigual trato que reciben en sus respectivos casos. Yo sin embargo, me alegro de que el electorado de la izquierda sea intransigente con la corrupción en vez de tejer un manto de comprensión sobre «los nuestros». Cuando hay corrupción, tráfico de influencias o abusos de poder es porque, además de las leyes vigentes, se han vulnerado los principios de la izquierda, al menos presuntamente. Por eso, deberían cumplir su palabra de no llevar imputados en las listas y dar una lección de coherencia en vez de empeñarse en afirmar que «no es lo mismo».

Un comentario

  1. ANDALUSÍ LIBERTARIO

    Puede parecer que la incompetencia o la ineficacia resulta menos tolerable según venga de la autodenominada “izquierda” que de la llamada “derecha”. Del mismo modo los escándalos sexuales tienen más impacto social perpetrados por religiosos que por seglares; los atentados contra la salud tienen honda repercusión ejecutados por un médico que por un curandero; la violencia de género resulta intolerable ejercida por el “macho” abusando de su fuerza y pasa casi desapercibida si el “hembrismo” detenta su autoridad, así sea ilegítima en muchos casos, amparándose con fiscalas, juezas o policías.

    Sin embargo, en nuestra condición de “pobrecitos parias andaluces” lo relevante no es quién ostenta el mayor grado de impunidad. La importancia de este expolio de los escasos recursos de un Pueblo colonizado reside en que con un tercio de los andaluces en estado de pobreza severa (disimulada por vergüenza o camuflada por las estadísticas) se sigue colaborando con un GENOCIDIO de siglos, que nos empuja a la emigración, a la delincuencia, a la prostitución o incluso al suicidio.

    Mientras tanto, muchos funcionarios de “izquierda” o “derecha” ni siquiera se plantearan trabajar menos para que se repartan los contados jornales: presumir de sueldofijos por la “reserva-sur”, comprando productos caros en el súper, con ropita de marca y buenos coches puede resultar hasta divertido. Los banqueros, sin importar su color político -que no es otro que el del dinero- seguirán ampliando su margen de beneficios, expropiando y desahuciando sin freno. Los patrones “rojos” o “azules” aprovecharán la coyuntura para cebarse más aún a costa de explotados sin colmo. Los políticos progres pardos o fachas liberales brindarán al sol como siempre: los alienados les seguirán votando y la garrapata de la iglesia a todos los antedichos bendecirá.

    Los andaluces, de tan machacados, hemos llegado un límite en el que ya nos da igual que el nacionalismo expañol nos golpee con la mano izquierda o con la derecha. Nos sigue reventando sin tregua, riéndose a carcajadas de nuestra postración y miseria moral o intelectual, inducida por ellos.

    Pero ¿sabes?, tan sin ya esperarlo, soplan los Vientos de la Historia y arrasan todo ese asco naZional-catolici$ta hipócrita y corrupto a su paso. Así habrá de renacer un día, de nuestras sangrientas cenizas, una Al-Andalusía libre y hermosa…

    Niña de nuestra Esperanza, Nación Soberana, por ti nuestros anhelos se vuelven rosas que perfumarán la tierra.

    NOTA.- Resultaría una vergüenza que se discriminen ideas u opiniones sin permitir el DEBATE ABIERTO. No es tu estilo Curro, tú tienes CLASE o Condición Humana. Si la perdemos lo habremos perdido TODO…

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