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Las subvenciones al carbón y el petróleo en el mundo son cinco veces mayores que las de las renovables

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Rafael Mendez.El Pais.09/11/2010.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha denunciado hoy que los subsidios en todo el mundo hacia combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) alcanzan anualmente los 224.000 millones de euros, mientras que las renovables se llevan unos 41.000 millones, cinco veces menos. La Agencia, en su informe anual sobre la situación energética del mundo, pide eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, como acordó el G-20 en Pittsburgh en 2009 , algo que las potencias siguen sin cumplir. España ha aprobado un nuevo sistema de ayudas al carbón nacional y en los presupuestos hay 1.000 millones de ayudas a las cuencas mineras, mientras que las primas a las renovables en 2009 ascendieron a 4.719 millones. El economista jefe de la AIE, Fatih Birol, explicó por teléfono que «es importante eliminar esas subvenciones para reducir las eisiones de CO2».

La AIE es un organismo que asesora a 28 países occidentales, generalmente importadores de petróleo. Fue creada en 1974, durante la primera crisis del petróleo. Su informe anual es la referencia y, este año, Birol advierte de que «la incertidumbre es altísima».

La AIE fue tradicionalmente demasiado conservadora sobre las renovables y la caída del petróleo. Todas sus proyecciones se quedaron cortas. Pero hace unos años cambió el discurso y ahora es un organismo defensor de la energía limpia y que ve en la lucha contra el cambio climático una forma de reducir la dependencia de la importación de petróleo y gas. Birol afirma que las renovables «se están convirtiendo en un combustible masivo. En la generación de electricidad el porcentaje es del 19% y nuestra previsión es que suba a un tercio en 2035. Esto ocurre por el apoyo financiero de los gobiernos. Por primera vez cuantificamos cuánto dinero va a las renovables en todo el mundo. Hoy en el mundo hay 41.000 millones de euros en subsidios a las renovables, que subirán en 2015 a más de 71.000 millones y en 2035 serán más de 140.000 millones. Sin estas ayudas tendrían mucha dificultad para sobrevivir».

La agencia considera que las ayudas a los combustibles fósiles distorsionan el mercado y que su eliminación en 10 años reduciría la demanda energética en un 5% y las emisiones de CO2 un 5,8%. El informe sostiene que la gran mayoría de estas subvenciones no van destinadas a ayudar a los más pobres a tener acceso a la energía.

El Ministro de Industria, Miguel Sebastián, se jactó el pasado 27 de octubre en la Cadena SER de la cantidad de ayudas públicas que tiene el carbón, el combustible que más CO2 emite: «El Gobierno gasta en el sector del carbón más que la suma de lo que gasta en turismo, en internacionalización de la economía, apoyo a las exportaciones y en el plan avanza de impulso a la sociedad de la información junto».

La AIE considera que, si el mundo quiere combatir el calentamiento global, la demanda de petróleo de los países industrializados debería tocar techo antes de 2020. Si no, el precio petróleo seguirá subiendo, animado por la demanda de China e India y por el agotamiento de las reservas. Esto supondría un grave problema para los países importadores, como España, y especial con problemas de déficit, nuevamente como España.

La AIE sostiene que si los países industrializados electrifican su transporte para que no dependa tanto del petróleo conseguirían hacer bajar los precios del barril y disminuirían su vulnerabilidad. La Agencia predice un precio del barril de 110 dólares en 2015 (frente a los 87 actuales): «Son 25 dólares más que hoy, lo que es significativamente alto para preocupar a muchos países importadores, especialmente si tienen grandes déficits»

La AIE no elude polémico concepto del pico del petróleo, aunque no lo dibuja como una caída abrupta sino como una estabilización de la producción: «Por primera vez hemos dicho que la producción de crudo tocó techo en 2006, con unos 70 millones de barriles diario y nunca volveremos a esos niveles en el futuro porque el gran declive de los yacimientos existentes. La producción será estable entre 68 y 69 millones de barriles diario durante los próximos 25 años. El crecimiento vendrá de los líquidos del gas natural [líquidos que aparecen junto al petróleo en los yacimientos] y del petróleo no convencional, como las arenas bituminosas de Canadá. Esto, unido al aumento de la demanda, implica precios más altos de petróleo. Llevo años diciendo que la era del petróleo barato se ha acabado y el mercado lo confirma. Los países importadores solo tienen una forma de afrontarlo. Mover el sistema de transporte hacia coches eléctricos».

El catedrático de Recursos Energéticos de la Universidad de Barcelona, Mariano Marzo, avisa de que hay que distinguir entre crudo y condensados y otros líquidos que aparecen en los yacimientos pero que tienen menos poder energético: «De crudo vamos fatal y ya no hablamos de ellos sino de líquidos». Marzo explica que la importancia del informe es que «no es un grupo alternativo el que pide moderar la demanda de petróleo, sino el grupo que vela por los intereses de la OCDE», los países industrializados.

La proyección de la agencia es que los nuevos yacimientos de crudo sustituyan apenas el «gran declive muy grande en los yacimientos existentes, especialmente en el Mar del Norte y en USA» y que los leves aumentos de combustibles vengan de recursos no convencionales como el petróleo extra pesado de Venezuela o las arenas bituminosas de Canadá. Estos combustibles son más caros, y sus emisiones de CO2 están entre un 5% y un 15% por encima de las del crudo convencional.

La AIE no olvida los factores geopolíticos que empujan los movimientos energéticos: «El porcentaje de la producción de petróleo de los países de la OPEP en 2035 será de un 52% y eso es un nivel que tenían cuando la primera crisis del petróleo. Por eso es importante para los países importadores que encuentren medidas de demanda: coches eléctricos, híbridos enchufables para reducir la demanda o será un gran reto». Por eso, la agencia es una gran defensora de la lucha contra el cambio climático y calcula que retrasar la lucha encarecerá la factura energética, porque subirá el petróleo. En su informe, calcula que el fracaso de Copenhague costará 700.000 millones de euros.

La principal incertidumbre viene de China, que ya es el principal consumidor de energía, por delante de EEUU. Por eso Birol alerta: «A un español debe preocuparle la política energética de su Gobierno. Pero le influirá tanto o más la política que siga China». El economista jefe de la AIE pide mirar más allá de la subida de precios que genera la demanda china: «Cuando pensamos en China siempre miramos en las tensiones que generará en los mercados mundiales si aumenta su demanda de petróleo o de carbón. Pero no miramos que China se está convirtiendo en líder del mercado de nuevas tecnologías. De aquí a 2035 en solar, eólica, nuclear y coches eléctricos, China hará la mayor parte de las inversiones. Esto les hará líderes en esas tecnologías y serán capaces de bajar los costes de producción y dominarán la industria de la energía limpia, la exportarán al resto del mundo. Esto tiene implicaciones enormes, ya que hay que tener en cuenta que el 3% del PIB europeo viene de la industria del automóvil, que emplea a mucha gente. Imagine el impacto del cambio que supone que China sea líder en estos mercados. Esto tiene implicaciones en la energía pero también en la economía y la política».

Así, una subida de precios del petróleo puede ayudar a impulsar las renovables, la eficiencia y el ahorro. «Lo que los políticos no consiguieron en Copenhague, un acuerdo vinculante para reducir las emisiones de CO2, vendrá en una parte por el mercado. Si los precios del petróleo y el carbón son altos, esto empujará las tecnologías limpias y será buenas noticias para el cambio climático, aunque no será suficiente para llegar a limitar la subida de temperatura a dos grados», según Birol, como la ONU acordó en Copenhague.

El economista jefe de la AIE echa también un jarro de agua fría sobre el llamado «renacer nuclear»: «La energía nuclear crecerá poco y será principalmente en China, Rusia, India y otros países. Hay mucha discusión sobre el renacer nuclear pero cuando miras la construcción ves que hay mucha diferencia entre lo que se habla y lo que se construye».

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