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Los tres errores de Zapatero en la crisis

currogonzalez8

 

EditorialP36.08/10/2010.

En esta  misma semana Zapatero ha reconocido, ante un foro de empresarios, que  vive inmerso en un mar de contradicciones. La declaración ha sido tan consistente y verosímil  que al pronunciarla ha incurrido, a su vez, en contradicción. Ha afirmado  que no hay oposición entre sus principios y la política  económica que está realizando, y a la par, que  los principios no tienen nada que ver con la realidad.  Esto es lo que hay;  una izquierda que  dice mantener los principios  como quién mantiene  un viejo olivo, en recuerdo de sus mayores,  sin conexión alguna con lo real. Una izquierda retórica y moralista que, como le ocurre a casi siempre al  moralismo, termina  siendo escandalosamente inmoral.

En este panorama, señalar solo tres errores cometidos por Zapatero en la crisis es un ejercicio  de contención casi minimalista. Pero si sirve  para entender lo que está ocurriendo en el escenario político español y andaluza, creemos que  el ejercicio  de parquedad puede estar justificado. La situación de derrota  electoral (mirar cualquier encuesta), política (un gobierno a las ordenes, y en posición de firme, de los mercados especulativos), ideológica (el relato  de la crisis que  se impone es el neoliberal)  y social (reforma laboral) hay que comprenderla en virtud de la caótica  y disparatada gestión de la crisis que ha hecho el gobierno de Zapatero.

¿ Cuales son esos errores que compasivamente hemos sintetizado en tres?.Primero, ignorar  y negar la crisis. No quisieron  ver o reconocer lo que todos veíamos. Esta negación, en algunos momentos esperpéntica como la cabezonería de ZP de no  pronunciar la palabra “crisis”,  condujo a un retraso en la reacción, a una  quiebra de la credibilidad y la confianza y  a una mala caracterización de la misma. Los meses perdidos  dañaron  irreversiblemente el control del relato explicativo de la crisis  y abrieron las puertas al  relato neoliberal.

Un segundo error consistió en una equivocada caracterización de la naturaleza  de la  crisis. ZP contempló la crisis como una crisis cíclica tradicional y  por tanto transitoria. Contra esta crisis cíclica  se arbitró un desquiciado programa de gasto público (Plan Ñ) que ha terminado  endeudando a  las administraciones  públicas, deuda  que hay que sumar  al ya de por si abultadísima deuda privada española. El objetivo del Plan Ñ, era suplir con dinero público  el déficit  de inversión privada para manteniendo  de ese la demanda  en espera de tiempos mejores. Pero no estábamos  ante una crisis cíclica convencional, sino ante  una crisis sistémica y metabólica de largo, alcance, Ante este  nuevo tipo de crisis  la política expansiva del gasto publico hecha por Zapatero a lo único que conduce  es a un aumento  insostenible del  déficit público que ha de  ser necesariamente  sufragado con una emisión de deuda pública.  Y ahí le estaban a ZP, como en la noche  al caballero de Olmedo,  esperando los  mercados financieros.

Y por último hay un tercer error  al  que, como en una bola de nieve, le  conduce los errores  anteriores: la adopción  de la receta neoliberal. Es este el sentido  de  la reforma laboral y de todas las medidas económicas y sociales aprobadas en los  últimos meses. Se cierra así círculo  y las condiciones para una  hegemonía  del discurso y la política neoliberal sobre  la crisis están servidas. Desprestigiado (el “bobo solemne” que dice Rajoy),  sin credibilidad, con el relato socialdemócrata destrozado y reo de las continuas embestidas especulativas, desde el Banco de España hasta las agencias de calificación; Zapatero reconoce ahora que vive en un mar de contradicciones:” Dejad  que los muertos entierren a los muertos” .

 

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