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Por Fancisco Vigueras. Nadie pretende cambiar la historia, sólo pedimos coherencia democrática para hacer justicia histórica, para superar esta fiesta obsoleta y sectaria, que es muy distinto. Granada capituló el 2 de Enero de 1492 ante el asedio de los Reyes Católicos, que se comprometieron a respetar los derechos civiles y religiosos de la población. Sin embargo, Isabel y Femando, y sus sucesores no cumplieron lo pactado. Hasta aquí el hecho histórico y, a partir de aquí, la irracionalidad.

Manifiesto 2 de enero

Amosai49Por Francisco Vigueras.

El 2 de enero de 1995, un centenar de escritores, artistas y profesionales dábamos a conocer en la ciudad de la Alhambra el «Manifiesto 2 de Enero». Los firmantes de aquel manifiesto apelábamos a la sensibilidad democrática del Ayuntamiento -gobernado entonces por el PSOE- para superar el Día de la Toma y hacer de Granada una ciudad abierta hacia el futuro. «Si Granada quiere convertir­se en ciudad símbolo de tolerancia y convivencia -señalábamos- no puede mantener una fiesta anacrónica que fomenta el rencor y la xenofobia entre los cristianos vencedores y los musulmanes vencidos».

Un año después, el 2 de Enero de 1996 y ante la actitud inmovilista del Ayuntamiento, este colectivo de ciudadanos volvió a reclamar la transformación del Día de la Toma en Fiesta de la Tolerancia. Con este fin, organizó una exposición de arte y literatura en el Palacio de la Madraza, denominada «Manifiesto 2 de Enero, más que una firma». En esta ocasión, contábamos con el apoyo de la UNESCO y de su director general, Federico Mayor Zaragoza, que envió un mensaje de solidaridad.

La UNESCO remitió una carta al Ayuntamiento de Granada -presidido ya por el popular Gabriel Díaz Berbel- en la que anunciaba la incorporación del «Manifiesto 2 de Enero» al programa «Cultura de la Paz» . La carta recomendaba al alcalde granadino que modificase «el contenido de la fiesta, a fin de evitar posibles agravios y de imprimirle un espíritu de tolerancia y concordia».

Gabriel Díaz Berbel ignoró la recomendación de la UNESCO y respondió, tanto al organismo cultural de la ONU como al colec­tivo Manifiesto 2 de Enero, que no estaba dispuesto a cambiar «ni una coma» en los festejos. Díaz Berbel llegó incluso a calificar a los firmantes del Manifiesto -entre los que figuran hombres de cultura como Antonio Gala, lan Gibson, Carlos Cano, Amín Maalouf, Roger Garaudy, Juan Goytisolo, Luis García Montero, Miguel Ríos o Yehudi Menuhin -como «un grupúsculo que firma manifiestos absurdos» y nos replicó con una ironía de carácter xenófobo: «El que quiera ponerse turbante, que lo haga en la cabalgata de los Reyes Magos».

Al desprecio del alcalde de Granada se unió, días más tarde, el del entonces presidente del Partido Popular, José María Aznar, que llamó «necios» a los firmantes del Manifiesto. La UNESCO y el colectivo Manifiesto 2 de Enero chocaron, pues, contra el muro levantado por los defen­sores a ultranza del Día de la Toma. Frente a los argumentos de la razón, ellos oponen el muro de la tradición.

El alcalde Diaz Berbel decía que incitamos a la violencia. Cuando lo que pedimos es, precisamente, que el Día de la Toma deje de ser una fiesta de pendones, espadas y marchas militares, que son los símbolos de la guerra, para convertirlo en el Día de la poesía, la literatura y el arte, que son los símbolos de la convivencia.

Nadie pretende cambiar la historia, sólo pedimos coherencia democrática para hacer justicia histórica, para superar esta fiesta obsoleta y sectaria, que es muy distinto. Granada capituló el 2 de Enero de 1492 ante el asedio de los Reyes Católicos, que se comprometieron a respetar los derechos civiles y religiosos de la población. Sin embargo, Isabel y Femando, y sus sucesores no cumplieron lo pactado. Hasta aquí el hecho histórico y, a partir de aquí, la irracionalidad.

Porque no es razonable que un Ayuntamiento, que se dice democrático y representa a una ciudad abierta y universal como Granada, rinda anualmente homenaje a unos reyes que negaron los derechos civiles y religiosos a miles de ciudadanos, y los expulsaron por ser judíos o musulmanes. Ciudadanos con otras creencias y costumbres, pero tan granadinos como nosotros y que amaron esta tierra tanto como nosotros.

Si los Reyes Católicos hubieran creado un Estado multirreligioso, basado en el respeto a todas las creencias, hoy seríamos nosotros los primeros en celebrarlo. Pero no lo hicieron y optaron por excluir a judíos y musulmanes, y, por este motivo, desde nuestra vocación democrática, somos también los primeros en lamentarlo. Insisto. Nadie pretende cambiar la Historia, pero la celebración de este infausto episodio, por muy histórico que sea, fomenta la cultura de la intolerancia, que no es precisamente la que promueve la UNESCO.

Los firmantes del «Manifiesto 2 de Enero» -más de mil y seguimos creciendo- creemos que ha llegado el momento de revisar la fiesta de la Toma de Granada y de otras ciudades andaluzas donde también se celebra. Nos oponemos a la forma de celebrar la Toma porque entendemos que desde la Cultura de la Paz no se puede exaltar un episodio histórico marcado por la intolerancia. Así lo ha entendido también el director general de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, en su mensaje de solidaridad con el Manifiesto 2 de Enero: «La UNESCO combate la ignorancia, la irracionalidad, la miseria y la exclusión, y trata de erradicar estas causas de la violencia individual y colectiva fomentando, como le exige su Constitución, la solidaridad moral e intelectual de todos los pueblos».

Los firmantes del «Manifiesto 2 de Enero» coincidimos con la UNESCO y creemos que ha llegado el momento de celebrar los hechos de paz y no los de guerra. Sabemos que la cultura de la violencia está culminando su ciclo histórico para dar paso a la Cultura de la Paz, en un proceso que ya es irreversible. Sabemos que, tarde o temprano, caerá el muro de la tradición, cuando la tradición es insostenible, como en su día cayó el muro de Berlín. Que la palabra Toma cederá el paso a la palabra Tolerancia en el diccionario de la paz. Y en esta tarea de fomentar la tolerancia, se ha unido también el Defensor del Pueblo Andaluz. José Chamizo, con otro mensaje de apoyo al «Manifiesto 2 de Enero»: ¿Qué seria de nosotros -se pregunta Chamizo- sin los que protestan por la sesgada celebración de fiestas anacrónicas? Sin ellos -el propio Chamizo responde-, la tolerancia sólo sería una expresión académica y no un ejercicio solidario. Sin ellos, habríamos perdido la memoria. Sin ellos, seríamos incapaces de la espera y de la esperanza.

Francisco Vigueras

Coordinador del Colectivo MANIFIESTO 2 DE ENERO

MANIFIESTO 2 DE ENERO

El 2 de Enero de 1492  la ciudad de Granada sucumbía al asedio de los Reyes Católicos que, después de un férreo cerco militar, rindieron por hambre a miles de granadinos. Más tarde, incumplieron las capitulaciones pactadas con Boabdil, en las que  se comprometían a respetar los derechos civiles de la población. La toma de Granada significó pues la ruptura de la convivencia de tres religiones, por lo  que numerosos vecinos de esta ciudad fueron perseguidos a causa de sus creencias y costumbres. La expulsión de aquellos granadinos acusados de ser moriscos o judíos desencadenó además la decadencia social y económica de nuestra ciudad, que se vio despojada de muchos de sus hijos más ilustres. Por todo ello, entendemos que los Actos de la Toma no contribuyen a consolidar los sentimientos de reconciliación y tolerancia en los que debe cimentarse toda ciudad que aspire a progresar.

            Apelamos a la sensibilidad democrática del Ayuntamiento de Granada para que repare esta injusticia histórica y dedique sus esfuerzos a organizar un acto integrador, inspirado en los principios de convivencia y respeto a las minorías. Un acto en el que nadie se sienta agraviado ni excluido, como corresponde a un Ayuntamiento que es de todos los granadinos.

5 Comentarios

  1. En los años cincuenta, sesenta y setenta, Granada también sucumbió al asedio franquista llevándose a Madrid, Barcelona y Bilbao un contingente de andaluces asediados por el hambre y anodados por los perros que se ataban con longanizas en los territorios beneficiados por el gobierno franquista.
    Y nadie , absolutamente nadie , reivindica esa riqueza natural de la cual fuimos expoliados, seres humanos, sabiduría, paciencia, honestidad,agricultores, mineros, albañiles, pescadores, carpinteros……
    ¡Eso es también memoria histórica¡ Y tienen sus fosas comunes vivientes, en los barrios marginales donde habitan y sufren la desdicha de no pertenecer a nada, ni a nadie, teniendo por compañero la soledad del abandonado.
    ¿Porque los ignoraís? Acaso no son nuestros hermanos.

  2. Desde el 2 de enero de 1995 el Sr.Vigueras demuestra su compromiso con la ciudad de Granada y con el ser humano en particular, algo que el «Sr.Diaz Berbel» no sólo no demostró como político sino como persona ya que en una entrevista que le realizó Antonio Cambríl en Canal21, a la pregunta de como se habia recuperado de sus dolencias, contestó que él se había curado en Granada y no se había ido a Nueva York como habían hecho otros. ¿Que se puede esperar de un ser ignorante y rencoroso con personas ya muertas?

  3. Indecente y nefasto, increible que todavía hoy se celebre dicha efeméride.

  4. TANTO MONTA…….(QUE SUCUMBIÓ A LAS VENEREAS).

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